Soy Lolita Chávez, feminista comunitaria Maya K´iche´ de Ixim Ulew (mal llamada Guatemala), sanadora ancestral, del CPK (Consejo de Pueblos K´iche´s), defensora de la naturaleza y los territorios. Salí al exilio por las amenazas de muerte y las agresiones realizadas por el Estado y los grupos económicos que promueven políticas extractivistas. Con emoción llegué al 35° Encuentro en territorio Huarpe, Comechingon y Ranquel, donde en la ceremonia ancestral nuestros fuegos, lenguas, cosmovisiones como pueblos tantas veces humillados, tuvieron voz y presencia.

Fue un encuentro intergeneracional. Bailamos felices en el Festival del Abya Yala, en continuidad con el Festitorta, junto a artistas que traían sus músicas diversas, recordando que nuestras revoluciones feministas, luchan, cantan y danzan.

Compartimos la indignación, y exigimos la libertad de las lagmien mapuche. Su prisión nos trajo a la memoria el genocidio de nuestros pueblos sobre el cual se levantaron los Estados Nación racistas, coloniales, patriarcales, capitalistas. Mirta Curuhuinca, del Lof Kurrache, compartió que su hijo Lautaro, uno de los jóvenes que bajó el cuerpo de Rafa Nahuel para salvarlo de la muerte o de la desaparición, se encuentra en clandestinidad, porque ha decidido no entregarse al estado asesino. Exigimos que se deje de perseguir a Lautaro y a su pueblo, que se respete la recuperación de los territorios robados por el coloniaje.

En la Asamblea de Feministas del Abya Yala compartieron sus luchas hermanas de los pueblos Diaguita Calchaquí, Kakan Diaguita, Aymaras, Kechuas, Wichi, Chorote, y de otros pueblos. Tujuay trajo la memoria de su mamá, Octorina Zamora, lideresa ancestral del pueblo Wichi. Celebramos la presencia de Patricia, mamá de Alina Sánchez, médica internacionalista que cayó en Kurdistán, acompañando a la Revolución de las Mujeres, y de Dilan Roj, del Movimiento de Mujeres de Kurdistan quien nos emocionó con el llamado de sus hermanas desde las montañas de Kurdistan y los ecos de esa Revolución que hoy se enfrenta a los ataques fascistas del gobierno de Erdogan en Turquía. Denunciamos los crímenes recientes de Jina Mahsa Amini, en Irán, y de Şehîd Nagîhan Akarsel, integrante de la Academia de Jineolojî. Somos “Plurinacionales, desde el Abya Yala, hasta Kurdistán” y en kurdo gritamos: Jin Jiyan Azadî (Mujer, Vida, Libertad). Hicimos memoria en el fuego de Berta Cáceres, Macarena Valdes, Diana Sacayan, y tantas hermanas y hermanes asesinadas/es por el patriarcado. Las voces de Centro América, denunciaron las políticas represivas y dictatoriales en la región.

Nos vinculamos profundamente con la pregunto desgarradora de Nora, mamá de Tehuel: ¿Dónde está Tehuel? Las mamás protectoras, criminalizadas por la justicia patriarcal, me trajeron a la memoria el desgarro de las mamás de las niñas quemadas vivas en Guatemala, quienes en lugar de ser apoyadas en su reclamo de justicia son perseguidas y estigmatizadas, en los tribunales y en los medios de comunicación. Nos conectamos profundamente con las voces de Myriam Villalba, reclamando por justicia para Lilian Mariana y María Carmen, niñas asesinadas por el estado infanticida de Paraguay, exigiendo la aparición con vida de Lichita, la libertad de Laura Villalba, presa por maternar, y de Carmen Villalba, mamá de Lichita, quien continúa presa a pesar de haber cumplido 17 años de prisión.

En el Encuentro de La Plata tuve el acuerpamiento de las hermanas travestis, para que suba al escenario en la asamblea final y gritar con ellas, que sea Plurinacional y con las disidencias. ¡Qué emoción volver a abrazarlas/les! Agradezco a Lohana Berkins, a quien no conocí personalmente pero la siento compañera, por abrir estos caminos, en los que enredamos nuestras banderas, desde Abya Yala, hasta Kurdistan, y Euskal Herría. Es el feminismo que forma parte de la marea verde, que lucha en todo Abya Yala por aborto legal.

Me ilusionó profundamente levantar la voz, trayendo la experiencia de los caracoles zapatistas, y su llamado a seguir sembrando milpa en los territorios. Me emocionó decir que me persiguen por las luchas contra el extractivismo, pero también por el llamado a revolucionar nuestros feminismos. Sentí la energía liberadora cuando invité a celebrar nuestro gozo y placer, como personas deseantes, escuchando los intensos aplausos de las hermanas ante el llamado a revolucionarnos desde nuestro clítoris.

Me siento feliz de compartir espacios colectivos en Feministas del Abya Yala. Sentipensamos la necesidad de luchar juntas, juntes, aunque nos ataquen diciendo que somos funcionales a los feminismos blancos. Nada más lejano a la realidad. Eso solo lo pueden intencionar las mentes racistas, que nos subestiman, hoy como ayer. Las feministas comunitarias, originarias que aquí estamos, somos autónomas, de libre determinación, con saberes milenarios, y venimos en muchos casos de experiencias revolucionarias. No somos tontas. Nadie nos tutela. Seguiremos tejiendo nuestra conciencia feminista. No nos callarán. Utz ipetik feminista (¡Buen camino feminista!). Y como dice Norita, nuestra Madre: ¡Venceremos!