Con una habitualidad casi semanal, el ministro de Economía, Sergio Massa, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se juntan a charlar y debatir la agenda económica, que en los últimos tiempos tiene un eje casi monopólico que es la preocupación y las soluciones para la estabilización de los precios. Según confiaron fuentes que siguen de cerca los encuentros ante Página I12, los funcionarios, que mantienen un vínculo muy fluido desde antes de la llegada de Massa a Hacienda, establecieron una mesa de diálogo que incluye además a su equipos económicos. La lectura que hacen de esta dinámica es que es una instancia que surge bajo el paraguas del diálogo del trigrense con la vicepresidenta, Cristina Kirchner. El tan mentado consenso político de las partes del Frente de Todos que se dió tras la designación del sucesor de Martín Guzmán. Y que antes, según los participantes, no se daba precisamente porque consideran que el ex ministro mantenía un manejo centralizado no sólo de las decisiones (que siempre son palabra final de los ministros con peso político) sino que obturaban las instancias de consulta y recomendaciones, cerrando el círculo en una sola persona. 

Hay dos escenarios que se usan para los encuentros. Las reuniones formales, donde se rubrican acuerdos o cosas puntuales, se hacen en las oficinas de Massa en el ministerio. Pero la gran mayoría, como la cena de la semana pasada, se desarollan en las oficinas que el ministro tiene en la avenida Libertador 850. Naturalmente, en esas charlas hay acuerdos, diferencias y consensos sobre algunos temas generales, pero la idea es la de una mesa que comparta los diagnósticos, soluciones y aportes. 

Son parte de las mismas, por el lado de Massa, el secretario de Comercio Interior, Matías Tombolini; el jefe de asesores, el sanjuanino Leonardo Madcur; y el secretario de Producción, José Ignacio De Mendiguren, entre otros. Kicillof, en tanto, suele ir acompañado por Augusto Costa, titular de Producción; Juan Cuattromo, presidente del Banco Provincia; Cristian Girard, director ejecutivo de ARBA y Pablo López, el ministro de Hacienda. Algunos de ellos, de hecho, tienen encuentros individuales por fuera de las reuniones grandes de Kicillof y Massa. Un caso, el de Costa y Tombolini: "tienen una bilateral permanente", describen los que conocen la dinámica. Ambos hablaron mucho de precios, que es la mayor preocupación de todo el Gobierno, de Massa, Kicillof y CFK. 

De hecho, la canasta de Precios Cuidados que se cerró hasta enero, se redujo a 450 productos muy esenciales, con aumentos de la mitad que la inflación y con coompromiso de inspecciones firmes y monitoreo al abastecimiento. Tombolini siempre quiso recrear, como en esta etapa, el modelo de Cuidados que crearon Costa y Kicillof cuando eran funcionarios de CFK. 

Si bien en la cena más reciente se charló del FMI, los avances del apoyo político de Estados Unidos y de la cuestión cambiaria, el centro son los precios. Allí, Massa y Kicillof coinciden en algo, ninguno de los dos quiere ir a un congelamiento de las variables, porque el escenario de salida de ese esquema sería peor que lo actual. "Tiene que hacer una mejora de la macroeconomía, estabilización financiera y luego ordenar el frente de precios". Mencionan en ese contexto el modelo del 2014, que aparecía con el frente macro estable y una fuerte negociación para que cumplan con los precios con la empresas formadoras. Cerca de Massa sostienen, además, que este programa generaría una baja paulatina y sostenible de la inflación. Los alfiles del ministro tienen en la cabeza llegar al año que viene con un IPC estabilizado en torno al 3 o 4 por ciento mensuales. Hoy, ese escenario sería positivo desde lo estadístico, dado que la inflación viene caminando firme en los 7 puntos o un poco menos, como se espera para el IPC de septiembre que dará a conocer el INDEC este viernes. 

Pero la obsesión de las mesas de debate seguirá siendo, según contaron desde ambos lados, resolver el problema de la inflación para que el salario le gane a los precios y, además, dejen de perder los sectores más afectados por las subas en alimentos.