Aunque con un partido más que sus competidores, River se ilusiona. Este miércoles por la noche venció 2-1 a Platense en el Monumental y quedó segundo de Boca con 44 puntos, misma línea que Racing y Atlético Tucumán. De paso, el conjunto de Gallardo aseguró de una vez por todas su clasificación a la próxima Libertadores.
Envalentonado por llegar con tres triunfos seguidos -primera vez en el semestre-, River se pareció más al del reciente 1-0 contra Patronato que al de las goleadas contra Argentinos (3-0) y Estudiantes (5-0). Con sobredosis de tenencia de pelota, por capacidad propia y decisión rival, el equipo de Gallardo no supo bien qué hacer con esta.
River pareció depender demasiado de la inspiración de sus individualidades para vulnerar la trabajada resistencia de Platense. Por momentos fueron las incursiones ofensivas de De la Cruz, por ratos los enganches de Barco y por ocasiones los intentos (fallidos) de pases filtrados de la zurda mágica de Quintero.
Incluso se vio algo de frustración en el elenco local, que hizo abuso de la pierna fuerte (el pibe Schor se fue reemplazado a los 12 minutos luego de sufrir un par de faltas) como con una barrida de Borja, a quien no le salió una en lo que duró en cancha.
Acorde con su rendimiento, el colombiano se fue reemplazado en el entretiempo al igual que Quintero y Palavecino. Gallardo apeló al triple castigo para despertar a los suyos pero fue una doble fatalidad de la defensa rival la que adelantó a sus dirigidos. El central Suso -estaba para figura- se resbaló al despejar y se la regaló a Barco, quien cedió con De la Cruz para que éste saque un remate que se desvió en Camargo y descolocó al arquero.
Platense quedó tambaleando tras su autogolpe y, cinco minutos después, Suárez definió la historia tras capturar un rebote. Sólo quedaba presenciar cómo los hinchas locales "recibían" a Mauro Zárate cuando ingresó tras el 0-2. Pero el exBoca se dio el gusto personal de marcar el descuento, aunque poco le sirvió a su Platense ya salvado del descenso.