En la última sesión del Concejo Deliberante de la ciudad de Salta se declaró Ciudadana de Honor post mortem a Octorina Zamora, fallecida el 1° de junio, quien dedicó su vida a la lucha por los derechos de los pueblos indígenas. La iniciativa fue presentada por la edila Paula Benavides (Salta Independiente), quien la presentó como un reconocimiento a esta labor al servicio de los derechos humanos en el continente americano.
La concejala subrayó que Octorina trabajó durante toda su vida para visibilizar la situación de los pueblos originarios, sobre todo de la mujer indígena. "Ha sido una gran luchadora", expresó, manifestando que "su lucha trasciende lo político y merece una valoración y una visibilización para que no se pierda”.
Benavides sostuvo que en el marco del Día del Respeto a la Diversidad Cultural "amerita que podamos aprobar este proyecto”. A lo expuesto se sumó José García (UPS), quien felicitó a la impulsora de la propuesta y bregó para que “estos legados no pasen de moda”.
Octorina Zamora falleció a la edad de 64 años, y su deceso causó conmoción local y nacional, sobre todo en las comunidades indígenas y especialmente en la localidad de Embarcación, en el Chaco salteño, donde residió y fue niyat (autoridad) de la Comunidad Honhat Le Les. En sus últimas acciones pedía que se detuviera la violencia contra las niñas y mujeres del Pueblo Wichí, relacionada a los abusos sexuales de parte de criollos, que ella rehusaba llamar "chineo".
Se definía a sí misma con estas simples palabras: "mujer wichí", y al menos desde los 90 hasta la actualidad, fue una figura destacada en la lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, particularmente los de su pueblo. Desde aquella época estuvo en cada acción importante reclamando por el derecho a la titularidad del territorio de uso ancestral. También multiplicó el reclamo por una educación y salud respetuosas de la cosmovisión indígena.
En febrero pasado, Zamora acompañó la presentación de unas 30 mujeres wichí que denunciaron haber sido abusadas y pidieron protección para sus hijos nacidos de estas prácticas aberrantes que todavía llevan a cabo muchos hombres criollos, sobre todo en el Chaco salteño. La referenta wichí estaba convencida en que se tenían que realizar talleres de educación sexual en las comunidades, y se esforzaba por encontrar financiamiento para ello.
Además, fue una férrea defensora del ambiente y de los derechos indígenas, en especial de las niñas y mujeres víctimas de la violencia patriarcal. Nació el 22 de abril de 1958 en la provincia de Salta y había sido distinguida recientemente con el Premio “Berta Cáceres”, otorgado por la Red de Mujeres Defensoras del Ambiente y el Buen Vivir y la Cámara de Diputados de la Nación.
Del mismo modo, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) la distinguió con el Diploma de Honor “Eulogio Frites”, reconociendo "su trayectoria y compromiso inclaudicable en la defensa permanente de los derechos de niñas, niños, jóvenes y mujeres pertenecientes a los Pueblos Originarios".
Cuidado de animales de compañía
En la sesión también se sancionó una ordenanza elaborada por la edila Inés Bennassar (UPS), que pretende regular el cuidado de animales de compañía, especialmente el de aquellos perros que, por sus características, puedan resultar potencialmente peligrosos, para hacerlos compatibles con la seguridad de personas, bienes y otros animales.
El texto acordado, además, establece las obligaciones de los cuidadores responsables, la implementación de un Registro de Denuncias; aspectos referidos al adiestramiento; procedimientos en relación a animales mordedores; las infracciones y sanciones; entre otros. Asimismo, se deroga la norma N° 12.139 y sus modificatorias.
Durante el análisis de la iniciativa, lBennassar consignó que su elaboración surgió “a partir de los nuevos paradigmas sociales y culturales que demandan la necesidad de actualizar la norma”. Insistió en que es preciso que determinar las obligaciones y derechos de los responsables, como así también "bregar por la sanidad y el bienestar animal, proteger la salud pública, la seguridad de las personas y del medio ambiente”.
En el texto sancionado se brindaron definiciones para la correcta interpretación de la norma. Se entiende como animal de compañía aquel mantenido por el ser humano, principalmente en su hogar, por placer y compañía, sin que exista actividad lucrativa alguna. Mientras que se define como cuidador responsable a la persona que cuida o alimenta habitualmente a un animal, integrándolo a su casa para que se convierta en su compañía.
En cuanto a la definición de cuidado responsable, es comprendida como la observación minuciosa del conjunto de medidas específicas consistentes en procurar al animal de compañía una adecuada provisión de alimentos, cobijo, contención, atención de la salud y buen trato durante toda la vida, evitando, asimismo, el riesgo que pudieran generar como potenciales agresores o transmisores de enfermedades a la comunidad humana, animal o al ambiente en general.