Las madres y padres, en primer lugar gracias a los y las estudiantes en protesta, nos enteramos de algunas barbaridades (no conocíamos su envergadura) que realiza el Ministerio de Educación porteño, con las viandas y las prácticas de aproximación al campo laboral (Acap). Sabíamos de la baja en el presupuesto educativo, de la subejecución de las partidas pero no conocíamos aún, la mayoría de nosotros, algunas tareas encomendadas en esas “tareas laborales” como envolver sándwiches en las dos empresas encargadas de las viandas, que ya habían intoxicados a más de 100 estudiantes, cobrando cánones millonarios. Esa noticia contada por ellos y ellas fue mucho para nuestra endeble salud paternal y maternal. Nos convertimos en madres y padres de estudiantes en toma, tomamos posición.

Me he equivocado como padre pero esta vez no tuve dudas de que, a pesar de seguir temiendo a la policía (por mi infancia en dictadura), aunque vinieran por nuestra responsabilidad, la mayoría tenía la convicción de que nos quedaríamos noche y día ayudando en lo que pudiéramos. La resonancia nacional e internacional nos permitió comprender el sentido de esa metodología radical que implica una toma que, por momentos, no comprendíamos. Nos caían las citaciones y también, luego del susto, comprendimos ese sinsentido de la responsabilidad total sobre las acciones de nuestros hijos, ¿acaso no saben los educadores que la responsabilidad es escalonada, progresiva y no de un saque a la llegada de la mayoría de edad? ¿Acaso no sabían que nos sublevaríamos nosotros también sabiendo de sus bocas lo que tenían qué hacer, comer, aguantar?

Tanto los maltratan que hasta querían hacer pasar un acto de responsabilidad y protesta de les estudiantes con la posibilidad de convertirlos en objetos de la autoridad paterna. ¡Soy tu padre y te venís inmediatamente a casa conmigo! ¿Ésa es la educación que imaginan desde el ministerio porteño?

Aún hoy, cuando las tomas se han levantado, seguimos preguntándonos cómo seguirán los encuentros con funcionarios que poco quieren escuchar pero les queremos hacer llegar a los estudiantes, en persona y también por todo medio que podamos, el increíble resultado que ha tenido tamaño desafío estudiantil: están sentados haciendo escuchar sus voces y los xadres, como nos dicen, les hacemos llegar nuestra admiración, reconocimiento, solidaridad y sobre todo orgullo porque pocas cosas nos dan tanta alegría como, no sólo verlos crecer, sino ese coraje para ser no el futuro, como en general les suelen decir sino el presente de un país que no deja una y otra vez de producir la mayor cantidad de víctimas dentro de sus filas.

Nunca estuve en grupos de madres y padres que mandaran tantos temas, debates, informaciones por WhatsApp a una velocidad y cantidad indetenibles, cientos de familias (muchas no conocía). Se trató de un curso rápido de aprendizaje "tipo Pitman", perdón los años que trasunta esta metáfora, pero así como "les pibes" hablan a su modo, ¿por qué no asumir las canas, la caída de pelo y poner las barbas en remojo?

Gracias estudiantes en protesta por visibilizar que hay esperanza a pesar de este gobierno porteño agresivo, seguro del poder de la (ultra)derecha, devoto de las amenazas, la ley con minúscula y blindada con los grandes titulares de diarios. ¿Pensaban que alguien le creería a la ministra Acuña cuando decía que en la educación pública no había nada que estuviera funcionando mal?

Las madres y los padres aprendimos algo que sabíamos pero no llegábamos a comprender, las escuelas públicas y las privadas son lo mismo, subvencionadas por el estado federal argentino, tanto la educación pública-pública, como la pública-religiosa como la pública-privada, sólo difieren en el porcentaje de subvención pero ninguna podría sostenerse sin el presupuesto estatal, la planta docente formada en profesorados, las planificaciones pedagógicas. Pero que las diferencias de trato son tal que hasta las Acap en las escuelas del futuro de colegios "privados" funcionan tomando en cuenta la orientación del estudiante, con tutelaje docente y en general en el mismo establecimiento con el objetivo del acercamiento de las posibidades de estudio y del campo laboral.

Uno de los resultados que no nos olvidaremos fue la evidencia de que los jóvenes no están del lado Milei, que ese espantapájaros de ilusiones no despierta fascinación de parte de la mayoría de los estudiantes y que sí demuestra el síntoma del escepticismo, no por la política, tampoco por los y las políticxs, sino hacia las consecuencias que aparecen en la vida cotidiana por la “fábrica de pobres”, la falta de reflexión sobre sus causas y los continuos embates de la derecha que llegó en estos últimos cincuenta años en varias oleadas: por una siniestra dictadura militar, a través del peronismo menemista y del macrismo. Una y otra vez, la derecha ha conseguido esconder, negar y renegar de su responsabilidad acusando al "populismo" y la impotencia (complicidad) de mi generación de no haberla "desarmado" sino, todo lo contrario, haber sido parte y hasta muchos glotones esperando la frutilla del postre, repitiendo que una mujer era la encarnación del mal.

Las tomas nos devolvieron una esperanza, tuvieron que ser ellas y ellos los que nos permitieron volver a creer, la juventud no era sólo esas Brendas y Fernandos que empuñaron un arma creyéndose San Martín, sin saber cuáles habían sido sus ideales, "creyendo" salvar a la patria apuntando a quienes, sobre todo mujeres, están levantando la voz para protestar por el maltrato educativo, la falta de interés en la formación de las nuevas generaciones y la increíble obtusidad de escuchar a quienes hablan en los gabinetes y academias de sujeto activo del proceso de enseñanza-aprendizaje pero, en la práctica, no los escuchan

Como escribió Violeta Parra: "Que vivan los estudiantes/Jardín de nuestra alegría/Son aves que no se asustan de animal ni policía".