Mauricio Macri quiere apurar los trámites en Comodoro Py. De cara a una interna en Juntos por el Cambio que está lejos de ser apacible, el expresidente busca que la Cámara Federal de Casación Penal cierre este año la causa por el espionaje sobre las familias de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan –en la que fue procesado por el juez federal Martín Bava y después sobreseído por Mariano Llorens, Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia–. El tema del espionaje tiene sus heridos internos a nivel de la alianza opositora, como recordó días atrás el presidenciable radical Facundo Manes.
Macri quiere que la Cámara de Casación confirme el sobreseimiento que consiguió en la Cámara Federal porteña en julio pasado, cuando los tres camaristas que llegaron a ese tribunal durante su presidencia dijeron que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) espió a los familiares de los submarinistas pero que eso no constituía delito porque estaban en riesgo la seguridad interior y la seguridad presidencial.
El sobreseimiento de Macri fue apelado tanto por las querellas como por el fiscal José Agüero Iturbe, quien sostuvo que la Cámara Federal estaba más interesada en desvincular a los imputados que en averiguar qué había pasado con las víctimas. Ante la Cámara de Casación, el fiscal Raúl Pleé sostuvo el planteo de su colega. Ninguno de los dos fiscales puede ser sospechado de tener antipatías por el macrismo.
En Casación, el tema debe ser analizado por la Sala II, que está integrada este año por Ángela Ledesma, Carlos Mahiques y Guillermo Yacobucci. A Ledesma la quiere correr un exdirectivo de la AFI, Eduardo Winkler, por haber sido crítica de las reuniones secretas entre sus colegas y Macri. A Mahiques busca apartarlo la abogada querellante Valeria Carreras por sus vínculos con el gobierno de Cambiemos, partiendo de la base de que fue ministro de Justicia de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.
Las recusaciones de Ledesma y de Mahiques las deberá resolver Yacobucci con otros dos jueces que fueron sorteados, Mariano Borinsky y Ana Figueroa. A ellos dos también los recusaron. Macri reclama que aparten a Figueroa porque contó haber sido víctima de las presiones de la mesa judicial. A Mariano Borinsky lo quiere correr Carreras porque tenía una relación con el expresidente: el mismo Macri reconoció que jugaban al tenis juntos. Por el momento, no se sabe qué jueces intervendrán. Si sigue pasando el tiempo y se llega a la feria, la sala probablemente vuelva a cambiar porque debería reincorporarse Alejandro Slokar, que este año ejerce la presidencia de la Casación.
Frente a ese panorama, Pablo Lanusse, abogado del expresidente, hizo una presentación para que se integre la sala rápidamente y se resuelva la situación de Macri pronto. “Ello permitirá hacer operativa la garantía que ampara a mi ahijado procesal de consolidar su estado de inocencia frente a la ley y a la sociedad”, escribió el letrado.
¿Por qué Macri está tan apurado? Sus asesores en materia judicial dicen que Lanusse hizo un planteo técnico y que no está motivado por los intereses del expresidente de cara a las elecciones del próximo año. Sin embargo, en el frente interno de Juntos por el Cambio, está claro que el tema espionaje dejó heridas que supuran cada tanto: pasó pocos días atrás, cuando Manes recordó que el líder del PRO suele espiar a sus aliados. En otra de las causas surgió que la AFI –que manejaba el amigo más “acostumbrado a las trampas” de Macri, Gustavo Arribas– espió a Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Emilio Monzó y Nicolás Massot. Con Vidal hubo chispazos por el funcionamiento de las bases AMBA de la AFI, después de que trascendiera que la entonces gobernadora pensaba que los espiaban a partir de esos enclaves de la exSIDE en territorio bonaerense.
“Ante las declaraciones de Manes, Macri entendió que no estaba todo terminado en las causas de espionaje, especialmente en la que fue procesado por el espionaje ilegal a las familias del ARA San Juan, entre otras víctimas”, opina en diálogo con Página/12 la querellante Carreras.
La abogada hizo en las últimas horas una presentación que va a contramano de los intereses de Macri de una rápida resolución en la causa. Carreras quiere llegar a la Corte porque le rechazaron su recusación de Borinsky, alegando que se había cumplido el plazo previsto. Ella responde que hay un exceso de rigor formal, que hubo discriminación porque a Winkler le dejaron formular su pedido para apartar a Ledesma después de tiempo y que es una nueva forma de maltrato a las víctimas.
"Existen aún recursos y planteos para realizar ante la Justicia argentina, aunque todos los caminos conduzcan a la misma Justicia deportista”, dice con un dejo de ironía Carreras. “Muchas de mis representadas están agotadas, desgastadas, decepcionadas y tristes –añade la abogada–. Siempre pedía que la sociedad no olvide a los 44 tripulantes, ahora pido que no olvide a las mujeres que fueron espiadas".