Después de un hiato de dos años debido a la pandemia, el encuentro feminista más grande del país se hizo en San Luis con una novedad: estuvo encuadrado bajo el nombre de “35º Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersex y no binaries”. Un título que prioriza la visibilidad de la diversidad de territorios e identidades participantes que no se identifican necesariamente con la categoría “mujer” por sobre la comodidad de la nomenclatura. Y otro dato más: se realizó con el recrudecimiento de una derecha radical a nivel global, pero también regional, como telón de fondo.
El Encuentro, a su vez, estuvo atravesado por la represión a lxs integrantes del pueblo mapuche en Villa Mascardi, la violencia transodiante y la lucha contra el extractivismo, como reclamos protagonistas. Mientras que en la plaza central distintas compañeras de pueblos originarios compartieron sus experiencias de lucha y organización contra la represión estatal, los talleres también dieron cuenta de estas disputas a través de espacios de debate en torno a la situación de los humedales y la soberanía alimentaria, por ejemplo, donde se socializaron estrategias contra el ecocidio.
Las escuelas de la ciudad de San Luis rebalsaron de participantes que escucharon atentamente las experiencias de otrxs compañerxs para informarse acerca de un tema, o compartieron las suyas propias para fortalecer un armado de redes federal. Los looks con glitter y corazones en verde y violeta, los debates acalorados y picantes, las catarsis colectivas, los llantos, los ojos llorosos y las alocuciones que terminaban en un aplauso estallado fueron, una vez más, parte del folclore.
Nuevos talleres, nuevos debates
Barbie, que es de Gualeguay, participó del flamante taller de Humedales, donde reconoce que la mayoría de gente fue a escuchar, por eso hubo grandes momentos de silencio, donde nadie se animaba a tomar la palabra. Sin embargo, “se habló de la necesidad de que los reclamos antiextractivistas se lleven a la calle con el acompañamiento de los trabajadores, como pasó en Chubut; se propuso una marcha nacional para este 4 de noviembre, se pidió la renuncia de Cabandié y se habló de empezar a cranear un encuentro como el Pluri, pero que su eje sea el medio ambiente”, comenta. “También hubo un pequeño cruce picante cuando una compañera dijo que el extractivismo es necesario para el progreso y por eso deberíamos poner energía en que las ganancias de los recursos que se exploten sean para Argentina”.
Lucila es una cocinera porteña y participó del nuevo taller de Semillas, alimentación y soberanía alimentaria, donde escuchó a distintas compañeras de la UTT que hablaron sobre la falta de inversión estatal en la fabricación de semillas agroecológicas y cómo la deuda externa se está pagando con la degradación y la fumigación de los territorios. Además, conoció cómo es la feminización de la lucha de las “cuidadoras de las semillas”, y cómo estos granos son recurso menospreciado para acceder a una soberanía alimentaria popular. Además, se informó sobre las estrategias colectivas de distintas cooperativas agroecológicas para hacerle frente a la violencia de los cultivos transgénicos.
Cabe destacar que, este año, se oficializaron espacios de discusión que, en ocasiones anteriores, tuvieron que hacerse de forma paralela a la comisión organizadora, de manera autoconvocada en los halls de las escuelas o en plazas. De la misma manera que pasó con el taller de Activismo Gordx, que ahora es uno de los más convocantes y que tuvo que pelear su lugar para escindirse del de Corporalidades, el de Personas Intersex pudo, por primera vez, ser parte de la grilla. “El taller tuvo una participación de 90 integrantes aproximadamente y el eje central fueron las experiencias de personas intersex en entornos médicos y las violencias y violaciones a nuestros derechos humanos en esos ámbitos; además de abordar los discursos médicos como violencia epistémica que legitima las mutilaciones”, cuenta Pauli, unx de les activistas del colectivo Potencia Intersex.
El taller de masculinidades trans y no binarias también fue uno de los más esperados, sobre todo porque estas identidades fueron, históricamente, de las más marginadas dentro de las historias de los Encuentros. Nacho, uno de los participantes, relata que hubo dos comisiones, donde la desaparición de Tehuel de la Torre, el incumplimiento del cupo laboral trans y la falta de acceso al sistema de salud integral fueron ejes clave. A su vez, llamó la atención la cantidad de adolescentes que participaron de este intercambio, donde preguntaron desde cómo comprarse binders hasta qué hacer frente a situaciones de violencia escolar, donde sus pronombres no son respetados. Una de las propuestas fue desdoblar ese taller para que haya un espacio para discutir sobre activismos y otro sobre experiencias personales en torno a esta temática.
“Un dato importante es que este taller fue el primero en la historia del Encuentro. Vale destacar que muchas de las compañeras sienten rechazo hacia nuestra participación en los talleres en general. Sobre todo, hacia los compañeros que están con tratamiento hormonal avanzado, ya que sienten que los espacios exclusivos para feminidades son una lucha ganada que se pone en jaque. Entonces nos escanean y apelan a controles, más conocidos como ‘la policía del género’, donde indagan sobre nuestra identidad”, comenta Chivi, uno de los participantes. “Eso nos genera incomodidad y tensiones innecesarias. En ese sentido, reflexionamos sobre la falta de las maricas en el encuentro. De hecho, en el nombre del mismo figuran les bisexuales, pero no las maricas. El rechazo viene sobre todo las encuentreras hetero cis, que insinúan que las trans masculinades tenemos privilegios. Las personas trans no tenemos privilegios de género y no es nuestro deber dar explicaciones. ¿Cómo se va a caer el patriarcado si no se validan las nuevas masculinidades?”, plantea.
El lunes se leyeron las conclusiones de los talleres, células donde históricamente se gestaron algunos de los reclamos feministas más trascendentales, que devinieron en leyes y en políticas públicas de ampliación de derechos. Bariloche, uno de los territorios en disputa regionales más tensos, donde los pueblos mapuches son brutalmente reprimidos a costa de los intereses económicos de los grandes capitales extranjeros, nos espera en el 2023.