La Noche de las Librerías vuelve a la Avenida Corrientes, entre Callao y Cerrito, este sábado desde las 18 hasta el domingo a la 1 de la madrugada. En esta edición, “Camino a los 40 años de democracia”, se desplegarán más de 50 actividades en las que participarán Marta Minujín, Claudia Piñeiro, Diana Maffia, Eduardo Sacheri, Darío Sztajnszrajber, Diego Golombek, Luciano Lutereau, Gustavo Marangoni, Selva Almada, Enzo Maqueira, Debora Mundani, Gonzalo Unamuno y Luis Mey, entre otros. El año pasado más de 90 mil personas recorrieron los corredores dispuestos en la Avenida Corrientes y San Telmo. El promedio de ventas fue entre 5 y 7 veces mayor en comparación a un fin de semana habitual. “Hay muchos desafíos y algunos están a la vista: nuestro poder judicial está muy lejos de ser democrático -advierte Maqueira a Página/12-. Hay demasiados jueces que distribuyen la justicia siempre para el mismo lado. Jueces que son puestos a dedo, que no pagan los mismos impuestos que los demás, que con sus fallos (la palabra lo dice todo) deshacen aquello que la democracia elige por la vía del debate, el voto y el poder legislativo. Tenemos una democracia en la que los ciudadanos votamos a nuestros gobernantes, pero somos rehenes de un poder judicial que decide por nosotros”.
El ministerio de Cultura de la Ciudad, a través de la plataforma Impulso Cultural, organiza la Noche de las Librerías. La programación se desplegará en seis escenarios con nombres de tres escritoras que murieron recientemente: Escenario Estela Figueroa (1946-2022), en Avda. Corrientes 1199 (esquina Libertad); Escenario Antonio Di Benedetto (en el centenario de su nacimiento), en Corrientes 1299 (esquina Talcahuano); Escenario Vlady Kociancich (1941-2022), en Corrientes 1399 (esquina Uruguay); Escenario Ernesto Sabato, en Corrientes 1499 (esquina Paraná); Escenario Quino, en Corrientes 1599 (esquina Montevideo); Escenario Sylvia Molloy (1938-2022), en Corrientes 1699 (esquina Rodríguez Peña). A las 19, Eduardo Sacheri dialogará con Patricia Kolesnicov sobre su libro Los días de la revolución. Una historia de Argentina cuando no era Argentina, en el Escenario Sylvia Molloy. A las 19.30 Claudia Piñeiro, Selvada Almada y Debora Mundani hablarán sobre la democracia y la amistad, la realidad y la ficción. Marta Minujín conversará con Álvaro Rufiner sobre el Partenón de libros, la primera obra de participación masiva en democracia, a las 20, en el Escenario Quino.
“Democracia en tiempos de colapso” será el tema sobre el que debatirán Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti, a las 21.30, en el Escenario Vlady Kociancich. Diego Golombek y Luciano Lutereau hablarán sobre “Amor vs ciencia. Los vínculos, las emociones y la mente”, a las 22.30, en el Escenario Vlady Kociancich. A la misma hora, en el Escenario Estela Figueroa, llegará el turno de “Destape y literatura al regresar la democracia”, con Gonzalo Unamuno, Enzo Maqueira y Luis Mey. En este “Camino a los 40 años de democracia” hay varios desafíos. Maqueira precisa que los medios de comunicación “utilizan las banderas de la democracia, como la libertad de expresión, en contra de la democracia, persiguiendo ideas, partidos políticos, dirigentes y movimientos sociales; organizando escarnios públicos en nombre de la libertad, cuando todos sabemos que lo hacen en función de sus intereses y los intereses de sus socios”.
El escritor alerta que el pueblo, las trabajadoras y trabajadores, el medio ambiente, los avances sociales, “todo es licuado, desprestigiado, escondido, vejado, detrás de estas fuerzas que operan en las sombras”. El autor de Electrónica y Hágase usted mismo completa el cuadro de situación: “Los discursos de odio parten del estigma y son los medios los encargados de estigmatizar. Sobre ellos trabajan dirigentes de fuerzas que usan la democracia como arma contra la democracia, y jueces y fiscales que le dan un marco legal a la persecución, la estigmatización y el afán siempre presente de algunos sectores por hacer desaparecer al otro”.
El primer gran cambio para la literatura argentina en estos 40 años de democracia llegó en 2001 para Maqueira cuando nuevas y pequeñas editoriales, muchas veces de la mano de escritoras y escritores, se fueron abriendo paso en un mundo en el cual ciertas literaturas no encontraban su lugar. “El boom de editoriales independientes que vivimos hoy nació al calor de la crisis de 2001 y generó una literatura argentina más joven, diversa y no necesariamente vinculada con las exigencias del mercado. De allí surgió el otro gran cambio: la aparición de voces femeninas, durante años silenciadas y hoy fundamentales para entender la literatura argentina”, plantea Maqueira y señala una tercera transformación, un poco como consecuencia de las dos anteriores. “Siempre tuvimos nuestros patriarcas, nuestros ‘viejitos sabios’, nuestros escritores totémicos. Un lugar que ocuparon Borges, Cortázar, Sabato, Bioy Casares, Saer, Piglia y algunos más. Parecía haber una silla reservada para un escritor varón que desde las alturas iluminaba o le hacía sombra al resto. Hoy ese lugar no existe. Ningún escritor cumple esa función. Es un gran alivio para todos. Ya no hay lugar para miradas unidireccionales”.
El alivio se traduce en la visibilización de una diversidad que antes estaba bajo la sombra de los escritores totémicos. “El mundo, la literatura, sus creadores, sus lectores, se volvieron heterogéneos, disruptivos, rebeldes, y eso sin dudas nos enriquece -reflexiona Maqueira-. Todo esto fue atravesado por el gran cambio de las redes sociales, que permitieron la circulación de textos dentro y fuera del país pero también el vínculo entre literaturas, cierta globalización a nivel de mercado pero también la adaptación de la literatura a las distintas plataformas. Hubo una literatura y una camada de autores contemporáneos que se conocieron y de dieron a conocer a partir del auge de los blogs a principios del 2000; hubo otra que trascendió el Facebook (donde, además, se generaron no pocos debates que antes circulaban en revistas y suplementos culturales); hoy la poesía es un fenómeno particular de esa gran vidriera que es Instagram. La forma en que escribimos, en que circulan los textos, en que participamos de la discusión pública alrededor de la literatura, está delimitada por estas plataformas”.