Desde la primera pelota, las 50 mil personas que ese domingo 15 de octubre de 1972 atestaron el estadio de Vélez (se vendieron 43.044 entradas generales) para ver el superclásico entre River y Boca por la primera fecha del campeonato Nacional de ese año, tuvieron la sensación de que serían testigos de un partido inusual, destinado a hacer historia: movió River, recibió la pelota Norberto Alonso y con el revés de su zurda mágica, le tiró un caño redondo a Oscar Peracca, el volante de Boca que corrió a su marca.
Lo que vino después fue mucho mejor: a los 9 minutos del primer tiempo, River ganaba 2 a 0 con goles de Ernesto Mastrángelo al minuto de juego y de Oscar Mas a los 9. Hubo un penal raro para Boca (José "Perico" Pérez, el arquero de River, saltó con la pierna derecha extendida en plancha sobre Hugo Curioni, el centrodelantero cordobés de Boca, y el árbitro Luis Pestarino cobró la falta) que el propio "Perico" Pérez le detuvo a Rubén Suñé. Pero Boca no se desanimó sino todo lo contrario: siguió atacando y transformó el 2 a 0 en 4 a 2 con goles de Curioni, Ramón Ponce de tiro libre y dos de Osvaldo Potente. Las bases de una gran remontada parecían estar sentadas.
Pero River tampoco se entregó: atacó con furia, descontó a los 12 minutos del segundo tiempo de otro gol de Mas y empató a los 17 por intermedio de Carlos Morete. El 4 a 4 después de dos vuelcos espectaculares parecía suficiente emoción para un partido solo. Pero como si el argumento del superclásico hubiera sido escrito sobre la marcha por un guionista alucinado, el final deparó la última sorpresa de una tarde impar: hubo un tiro libre para River a un costado del área de Boca, Jorge Dominichi lo ejecutó pasado contra el segundo palo, Mastrángelo metió la pelota al medio y Morete rompió el arco con un derechazo rabioso que le bajó el telón a los corazones. Aplaudieron todos, los de River que ganaron y los de Boca que perdieron. Había terminado el mejor superclásico de todos los tiempos y uno de los partidos emocionantes de la historia: River 5-Boca 4. Un monumento a la pasión del fútbol que este sábado cumple 50 años.
Vale la pena rememorar los protagonistas de ese encuentro. A River lo dirigía Juan Eulogio Urriolabeitia, un técnico platense que había jugado en el club en la década del '50, y formó con Perico Pérez, Zuccarini, Dominichi, Daulte y Giustozzi; Juan José López (Ghiso), Merlo y Alonso (Carlos López); Mastrángelo, Morete y Más. Boca por su parte alineó a Rubén Sánchez; Suñé, Mouzo, Blanco y Marzolini, Peracca (Alberto Romero), Pachamé y Potente, Ponce, Curioni y Ferrero bajo la dirección de José Varacka. Ya habían jugado dos veces en lo que iba de 1972 por el campeonato Metropolitano que había ganado otro equipo inolvidable: aquel San Lorenzo que conducía Juan Carlos Lorenzo.
En el Monumental, Boca había goleado 4 a 0 a River con dos goles de Ponce y otros de Curioni y en la Bombonera, habían igualado 2 a 2 (Curioni y Potente para Boca, Joaquín Martínez y Néstor Scotta para River), la tarde en la que el legendario Antonio Roma defendió por última vez el arco xeneize. En la primera fecha del Nacional que se había dividido en dos zonas de trece equipos cada una, volvieron a enfrentarse por el clásico interzonal. Y fue ahí donde chocaron los planetas. Nunca antes y nunca después se hicieron nueve goles en el partido más grande del fútbol argentino.
Años más tarde y ya retirado de la actividad, Carlos Morete recordó así sus dos goles: "Estaba a unos diez metros del área grande, me dejaron girar, se la tiré larga a Mouzo y me fui derecho para al área. Cuando me salió Rubén Sánchez, le pegué de zurda cruzado y se clavó abajo. La verdad es que fue un lindo gol”, dijo sobre el primero, el del empate para River. El de la victoria lo rememoró así: "Tuvimos un tiro libre a favor nuestro sobre la derecha que ejecutó Dominichi pasado al segundo palo por donde apareció Mastrángelo, quien la tocó con el empeine hacia adentro y yo me encontré solo con la pelota a un metro el arco. Le metí un puntazo que infló la red y fue el delirio. Metí el gol y se terminó el partido ahí. Fue una situación tan emotiva que es muy difícil que se pueda repetir", sentenció Morete, tercer goleador histórico de River en los superclásicos ante Boca (hizo nueve entre 1970 y 1975).
Luego de semejante partidazo, River y Boca volvieron a enfrentarse en 1972 y en cancha de Vélez, pero ahora por una semifinal: el ganador definía el Nacional con San Lorenzo. Ganó River 3 a 2 (Mastrángelo, Mouzo en contra y Morete para River, Rogel y Curioni para Boca) y fue a la final que perdió 1 a 0 en tiempo suplementario. Pero aquel superclásico será imborrable. Los hubo más trascendentes, como las finalísimas del Nacional de 1976 en la cancha de Racing y la de la Copa Libertadores de 2018 en Madrid. Pero ninguno fue como este porque ninguno tuvo todas las emociones juntas. Ganaba River, ganaba Boca y ganó River. Todo pasó en apenas noventa minutos que siguen electrizando como en aquel domingo de hace cincuenta años.