Este domingo comenzó un nuevo Congreso del Partido Comunista en el que se debate que el actual mandatario de China y secretario General del partido político, Xi Jinping, obtenga su tercer mandato sin muchos inconvenientes.
Para hablar de este tema, la coordinadora del GEchinA (Grupo de Estudio sobre China y Argentina de la Universidad Nacional de Rosario, Carla Oliva analizó la importancia de esta coyuntura política y afirmó que, en efecto, “es inédito” un tercer mandato ya que desde la etapa de Jiang Zemin se prevé que los presidentes que a la vez son secretarios generales del Partido Comunista, tengan un mandato de dos períodos cada uno de esos períodos por cinco años.
En este sentido, Oliva recordó en el programa Una vuelta al mundo, por AM750, que el mandatario chino ya en 2018 había cristalizado su idea de permanecer en el poder y aseguró que se autopercibe como “un nuevo Mao (Tse Tung)”, sobre todo porque en su gobierno se hace “un culto” hacia su personalidad que es “muy tangible” en la vida cotidiana de China.
“Algunos observadores internacionales plantean que esto es un giro hacia el autoritarismo en el sentido de que se quiebra este orden de renovación institucional preestablecido”
Por otra parte, en el marco de relaciones bilaterales, si bien comúnmente se suele relacionar a China y Rusia como aliados, no son tal como lo afirma la docente, aunque sí tengan “posiciones comunes en torno al orden internacional”.
Relación bilateral entre China y Argentina
"Argentina y China tienen desde 2014 un acuerdo en el que son socios estratégicos integrales", señaló Oliva.
En este marco, explicó que no es "solo comercial" esta relación entre las dos naciones, sino que "se diversifican de una manera muy interesante", en el sentido de que, por ejemplo, en este momento hay inversiones en materia de infraestructura, en materia de energías alternativas como la energía eólica, la energía solar o de energía nuclear como el proyecto de la instalación de Atucha 4.
Por último, la anaista internacional remarco que "China no es un país democrático". "La legitimidad del gobierno chino se basa en el crecimiento económico, en el bienestar, en el aumento de la calidad de los niveles de vida. No es un gobierno democrático. No hay libertad de asociación. No hay libertad de expresión, libertad de prensa. Uno puede pensar lo que quiera, pero no lo puede publicar. Además, el gobierno chino combate cualquier alternativa política que pueda disputarle hegemonía al Partido Comunista Chino", sostuvo.