La primera edición del Festival Internacional de Cine de los Países del Sur del Mundo tuvo ayer sábado por la noche una auténtica celebración de cierre en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Organizado por el Grupo Octubre, el Ficsur recorrió, a lo largo de una semana, casi cien películas de la más reciente filmografía de 32 países de Sudamérica, Africa y Oceanía, entre los que pueden mencionarse Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Venezuela, Uruguay, Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Qatar, Egipto, Argelia, y países invitados en diferentes secciones competitivas y no competitivas. La directora general del Ficsur, Paula de Luque, celebró también la notable respuesta del público que pudo asistir gratis a las funciones y a una nutrida agenda de actividades especiales: cerca de 8 mil asistentes circularon por las cinco sedes que tuvo la muestra.
“Hago un balance muy positivo y realmente mejor de lo que esperábamos”, comentó De Luque a PáginaI12. “Como dije en la apertura, creíamos que íbamos a empezar de a poquito con un festival pequeño. Y la verdad es que la dinámica propia del armado del festival fue haciendo que se agrandara. Lo mismo pasó durante su desarrollo: la dinámica propia del festival hizo que éste superara nuestras expectativas en términos de público, de asistencia a las actividades especiales y también en términos de repercusión. Realmente el saldo es muy positivo y estamos muy contentos”, agregó De Luque.
Ayer los ganadores recibieron sus premios, tanto los oficiales como los premios paralelos (ver recuadro) en el auditorio de la UMET, antes de que se proyectara la película de cierre del festival, Alta cumbia, de Cristian Jure. En la Competencia Internacional de Ficción, el jurado integrado por el escritor y guionista Marcelo Figueras, el cineasta Carlos Sorín y la actriz Leticia Brédice eligió como la Mejor Película a Alba (coproducción ecuatoriana-mexicana-griega), de la ecuatoriana Ana Cristina Barragán, “por su exquisita sensibilidad. La historia de una niña de once años que pierde a su madre y debe descubrir a su padre y descubrirse a sí misma en el proceso, muestra la esencia de sus personajes sin exponerlos a la indignidad y cuenta volúmenes sobre la condición humana sin decir casi nada con palabras”. Alba también obtuvo el galardón a Mejor Guión (Ana Cristina Barragán).
El cine argentino tuvo un gran protagonismo: Israel Adrián Caetano fue elegido en la categoría Mejor Dirección por El otro hermano. El co-director de Pizza, birra, faso regresó con toda la calidad que caracteriza a su cine en marzo de este año, cuando el film se estrenó comercialmente y ayer fue merecidamente reconocido. Leonardo Sbaraglia, en tanto, fue elegido como Mejor Actor (compartido con Nicolás Durán, protagonista del film chileno Jesús). Se trató de otro justo reconocimiento a Sbaraglia por su brillante composición de un corrupto que maneja los hilos del pueblo en la película de Caetano, una libre transposición de la novela Bajo este sol tremendo, de Carlos Busqued, con elementos muy propios del estilo que transformó al director de Bolivia en uno de los mayores exponentes del Nuevo Cine Argentino de los 90. El otro hermano cosechó dos premios más: a Mejor Fotografía (Julián Apezteguía) y Mejor Sonido (Catriel Vildosola). Mientras que el chileno Jesús fue elegido también en el rubro Montaje (Andrea Chignoli).
El galardón a la Mejor Actriz recayó en la brasileña Andréia Horta, protagonista de Elis, de Hugo Prata, que recrea la turbulenta y apasionante vida de la cantante Elis Regina. Desde su origen humilde, Elis Regina se convirtió en una de las voces más importantes del continente y, a pesar de su trágica y temprana muerte, sigue siendo considerada por muchos la mejor cantante que dio Brasil. Horta viajó especialmente a Buenos Aires para acompañar la película con la que se inauguró el Ficsur. Elis también fue premiada en la categoría Dirección de Arte (Federico Pinto) y Vestuario (Cristina Camargo). Y en un rubro más, que resulta sumamente significativo: el premio a la Mejor Música, a cargo de Otavio De Moraes. El jurado de la Competencia de Largometrajes de Ficción entregó una Mención Especial al Mejor Ensamble Actoral a Looking for Grace (Australia) y una Mención Especial a la Mejor Película de Interés Humano: Lonbraz Kann (República de Mauricio).
En cuanto a la Competencia Internacional de Documentales, el jurado integrado por los documentalistas argentinos Gustavo Fontán y Carmen Guarini y por la productora argentina Constanza Sanz Palacios, eligió como Mejor Película a Hija de la laguna, de Ernesto Cabellos (Perú) “por su compromiso con la actualidad de las luchas en contra de los sistemas económicos que destruyen la vida misma en todas sus formas y por la mirada sobre un personaje que recupera y representa las tensiones culturales menos conocidas y abordadas de estas comunidades”. El Mejor Director fue el argentino Miguel Kohan por El francesito. Un documental (im)posible sobre Enrique Pichón-Riviere. Considerado por muchos como “El Sigmund Freud argentino”, Enrique Pichon-Rivière fue un médico psiquiatra, introductor del psicoanálisis en la Argentina y generador de la teoría de grupo conocida como “grupo operativo”. El documental de Kohan aborda su figura de una manera sencilla para quienes no tienen conocimientos de psicología y con una estética cuidada que lo desplaza del típico documental de “cabeza parlante”, aunque recurre a las entrevistas en algunos casos. El francesito fue también distinguido en el apartado Mejor Dirección de Arte.
Otro argentino que festejó fue Tato Moreno, quien obtuvo el premio a la Mejor Fotografía por Arreo. El documental de Moreno –fue también el director– aborda la cotidianidad del trabajo de una familia que se dedica a la actividad del título del film, con imágenes muy logradas de los momentos de pastoreo. A estos puesteros trashumantes se los ve en plena acción con sus cabras y chivos en el campo de Malargüe (Mendoza) y la mirada sobre el arreo se combina con los testimonios de los protagonistas que permiten entender el valor del trabajo del arriero, la transmisión de esta práctica de generación en generación y el riesgo que implica el progreso frente a la tradición. El Mejor Montaje fue para Soledad Salfate y Cristian Saldía, por El ruido de los trenes (Chile) y la Mejor Música fue la de Arsenio Cadena por Persistencia (Ecuador).
El jurado de la Competencia Internacional de Cortometrajes, integrado por María Ucedo, Gema Juárez Allen y Michel Noher, decidió que el premio al Mejor Cortometraje fuera para Sakhisona, de Prantik Basu (India) “por la excelencia en su exploración visual y sonora de un pasado y presente mítico”. El de Mejor Dirección fue a las manos de Nantenaina Fifaliana por su film Anay ny lalana (Madagascar) “por la simpleza y profundidad en la construcción del retrato de la vida de un hombre”. El Ficsur también tuvo una Competencia Argentina de Cortometrajes. El jurado compuesto por la productora Vanessa Ragone, el periodista Pablo Udenio y el actor Martín Piroyansky, eligió como Mejor Corto Argentino a De la muerte de un costero, de Carlos Alberto Díaz: “Con una propuesta sumamente original y una intensa mirada poética el director nos permite conocer la crudeza del mundo de las riberas y nos ofrece –a través de imágenes contundentes y sonidos muy elaborados– una profunda metáfora sobre la vida y la muerte”, señaló el jurado en sus considerandos. También otorgó una Mención especial a Nosotros solos, de Mateo Bendesky.
De Luque también explicó por qué cree que es necesario en la agenda de festivales una muestra con las características que tiene el Ficsur: “La idea de armar un festival de las cinematografías del sur es porque éstas no circulan –paradójicamente– por el sur. Creo que era un lugar que estaba faltando y es interesante que lo hayamos podido percibir”.
En relación a la presencia de las cinematografías de países de Africa, De Luque comentó: “El cine africano tuvo presencia en la Competencia Internacional, pero además tuvo una sección especial presentada por la Embajada de Francia. Estuve en la Alianza Francesa y hubo mucho público. Lo mismo pasó con Ecuador, cuyo cine formó parte de la competencia, pero además tuvo un apartado que fue ‘Sección Especial: País invitado Ecuador’. Y sucedió lo mismo”. En cuanto a las actividades especiales, la directora del Ficsur expresó que, “en un punto, fueron una sorpresa y, en otro punto, fue esperable”. Lo dijo porque la semana de duración del Ficsur estuvo repleta de seminarios, encuentros, charlas, clases magistrales y un reportaje público a la gran actriz brasileña (y “madrina” del Ficsur) Sonia Braga, “todos de primer nivel y gratuito, así que la gente ha colmado tanto el auditorio de la UMET como el aula magna de la universidad”. Entiende que fue un acierto organizar las actividades especiales sin que se superpusieran porque eso permitió que muchas personas participaran en más de una actividad. “Fueron con gente de la industria de primer nivel. Marcelo Figueras dio un seminario sobre la interrelación entre el cine y la literatura, Benjamín Avila habló sobre la responsabilidad del realizador de cine, y otras fueron gratamente recibidas por nosotros porque no solamente había alumnos o público en general sino que también entre los asistentes hubo profesionales de la industria en los seminarios”, destacó De Luque.
La principal actividad especial fue la entrevista pública a Sonia Braga, quien al ser entrevistada por la periodista Any Ventura, habló de cine, de política, de su carrera y de su relación con artistas como Marcello Mastroianni, Clint Eastwood y Robert Redford, entre otros tópicos.
“Ficsur fue toda una semana de diálogos de miradas. Entonces, fue muy interesante ver la mirada de los programadores, más la mía como cabeza del festival, más el público, más los jurados de los premios oficiales y de los paralelos. Fue un gran diálogo de miradas que yo celebro”, repasó la directora.
De Luque también adelantó algunas ideas de la próxima edición. “Estamos pensando en hacer siempre una sección especial y el año que viene vamos a ir muy probablemente con ‘Cine y Música’. Vamos a tratar de implementar el premio del público y de empezar a sentar las bases para generar a futuro un mercado, y convertir a Ficsur en un festival itinerante, que tenga participación en otros festivales de los continentes del sur. No se trata solamente de que en la Argentina se conozca cine de los otros continentes sino llevar a los continentes del sur una selección de Ficsur, y que este festival colabore con la idea de hacer circular, en principio, las producciones audiovisuales del sur. No es una antinomia Norte-Sur. Es poner un foco, como un juego de puntos de vista”, consideró De Luque, para luego concluir que con este festival se ha ofrecido “cultura y la cultura es para todos, no solamente para aquellos que pueden pagar una entrada”.