Hamburgo se volcó ayer a la calle para demostrar que también se puede protestar de forma pacífica contra la cumbre del Grupo de los Veinte en el tercer día de protestas contra los principales países desarrollados y emergentes del mundo.
Decenas de miles de personas se pusieron en marcha en el centro de la ciudad del norte alemán en reclamo de un mundo más justo y para hacerle llegar su mensaje a los jefes de Estado de la potencias más poderosas del planeta reunidos por tres días en la segunda ciudad en importancia de Alemania. Familias enteras, grupos de amigos de todas las edades, desde adolescentes a septuagenarios, acudieron a la convocatoria organizada por el partido político La Izquierda y agrupaciones sindicales y ecologistas, entre otras. Mientras que los organizadores hablaban de 72 mil manifestantes, la Policía calculó que se trataba de 50 mil.
Luego de dos días de protestas, algunas de las cuales derivaron en una violenta represión policial, 143 manifestantes quedaron detenidos y hubo 122 arrestos temporales, informó el Ministerio del Interior de Hamburgo, que cifró el número de policías heridos en 213 aunque no brindó información sobre los manifestantes lesionados. El responsable de Interior de la ciudad-estado, Andy Grote, recordó que para hoy hay convocadas varias marchas pacifistas y que no puede descartarse que se infiltren miembros del llamado “bloque negro” o antisistema violentos.
Sin embargo, ayer en un ambiente festivo y familiar, los manifestantes de la protesta titulada “Solidaridad sin fronteras en lugar de G-20” reclamaron el fin de la pobreza, las guerras y las causas de la migración masiva. La mayor de las concentraciones se realizó por el centro de la ciudad, mientras que hubo otras dos manifestaciones paralelas con entre mil y 1.500 personas.
“Queremos decir que otro mundo es posible, que no podemos seguir viviendo a costa de África”, dijo Brigitte, quien acudió a Hamburgo procedente de la cercana ciudad de Bremen con un hijo veinteañero. “Era el mensaje más pacífico que podía traer”, explicó Nemo, un joven trabajador de Hamburgo, integrante de un grupo que portaba grandes girasoles en alto. “Quiero enviar una señal de que se puede protestar en paz”, sostuvo Yvonne, una cuarentona con una camiseta con la inscripción “Todos debieran ser feministas”.
A su vez, se veía una foto de la legendaria dirigente comunista española Dolores Ibárruri, “La Pasionaria” con su famoso “No pasarán”. “Era una comunista de ley”, dijo el autor de la pancarta, el estudiante Hendrik, quien quedó muy impresionado por la vida de Ibárruri al ver un documental sobre ella en televisión. “A, anti, anticapitalista”, coreaba medio centenar de hinchas del club de fútbol de culto Saint Pauli, con banderas blancas y marrones (los colores del club) y una gran estrella roja. “Nos organizamos para venir porque queríamos que Hamburgo mostrara hoy presencia en contra del G-20”, contó Andreas, un estudiante de diseño urbano entusiasmado con la perspectiva de cursar en breve un año en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, el país que asumirá la presidencia rotativa del bloque el próximo año.
A diferencia de la manifestación “Bienvenidos al infierno”, la protesta de radicales de izquierda en la que se escucharon muchos idiomas europeos, la marcha de ayer era fundamentalmente alemana y hamburguesa, si bien se vieron banderas de otros países como la brasileña. “Fora Temer”, rezaba una enseña que ondeaba Pablo, un ingeniero informático de padre brasileño en contra el presidente de Brasil, Michel Temer, quien canceló en un principio su asistencia a la cumbre, pero posteriormente decidió viajar a Hamburgo. “No sé por qué vino aquí. Temer llegó al poder a través de un golpe de Estado”, dijo Pablo mientras muy cerca una batucada brasileña animaba a la multitud. Más alejada, pero siguiendo la columna de manifestantes, marchaba Katharina con un carrito en el que dormían plácidamente pese al barullo sus hijos de tres años y de año y medio. “He venido aquí por el futuro de mis hijos”.
“Da gusto ver esta protesta colorida. Mucha gente habla con nosotros y quiere entrender qué hacemos acá y nos expresa su respaldo”, señaló el agente de policía Karsten Schröder, de una unidad dedicada a mediar y evitar escaladas de violencia. “Pero también hay un grupo muy diferente, vestido de negro y que nos ve con malos ojos y nos trata mal”, aclaró. En la protesta marcharon activistas de negro que coreaban consignas contra las fuerzas del orden.
La presencia policial era intimidante. Centenares de agentes escoltaban la columna de manifestantes y en las calles aledañas estaban apostados tanques lanzaaguas y grupos de efectivos antidisturbios listos para actuar. En Alemania está prohibido protestar con la cara cubierta.
Paralelamente se produjo otra manifestación de unas dos mil personas convocada por personalidades de la cultura de Hamburgo, partidos políticos y las iglesias católica y protestante.