El opositor Leopoldo López, el más emblemático de los políticos presos en Venezuela, salió ayer de prisión y quedó bajo arresto domiciliario. Fue una sorpresiva decisión del gobierno que busca bajar tensiones en medio de fuertes protestas.
Sonriente, ataviado con una camiseta blanca, López apareció ondeando la bandera nacional y el puño en alto en señal de victoria, en su primera aparición tras ser excarcelado, frente a dos centenares de seguidores eufóricos y de periodistas, bajo el dintel de la entrada de su casa, en el este de Caracas. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), acusado de seguir los dictados del gobierno, otorgó “casa por cárcel” a López, quien llevaba tres años y cinco meses preso, alegando problemas de salud, según un fallo redactado por su propio presidente, Maikel Moreno, un juez cercano a Maduro.
En un mensaje leído por el coordinador de su partido Voluntad Popular, Freddy Guevara, López ratificó su firme oposición al régimen y su compromiso de luchar hasta conquistar la libertad de Venezuela. Su excarcelación ocurre en momentos de fuerte convulsión social, en medio de una grave crisis política y económica. La oposición realiza protestas casi a diario que ya dejaron 91 muertos desde el 1 de abril, para rechazar una Asamblea Constituyente convocada por Maduro y exigir su salida del poder. “No estoy dispuesto a claudicar en mi lucha por la libertad de Venezuela y si ello implica que deba volver a una celda en Ramo Verde, estoy dispuesto a hacerlo”, sentenció López, al convocar también a los venezolanos a seguir en las calles.
López, de 46 años, fue arrestado en febrero del 2014 y cumplía en la prisión militar de Ramo Verde, en las afueras de Caracas, una condena de casi 14 años, acusado de incitar a la violencia en las protestas que, durante cuatro meses ese año, exigieron la renuncia de Maduro, con un saldo de 43 muertos. Su esposa Lilian Tintori, con quien tiene dos hijos y a quien el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió recién instalado en la Casa Blanca, calificó la excarcelación como un paso más por libertad de Venezuela.
Maduro aún no se pronunció, pero varios de sus ministros destacaron que la decisión del TSJ fue producto del diálogo, las gestiones internacionales y la voluntad de paz del presidente. El oficialista Elías Jaua, integrante por el gobierno de una comisión de diálogo con la oposición que desde hace meses está caída le pidió ayer a ese sector que asuma con madurez el beneficio otorgado a López. A su vez, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, afirmó que la medida se debió al diálogo político que impulsa el gobierno de Maduro. “Hemos visto hoy cómo el país amaneció con una noticia que es producto precisamente del diálogo, del esfuerzo sostenido que hace el presidente y cómo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha dado una medida a uno de los personajes que causó una de las mayores desgracias en los últimos años”, dijo Padrino.
El analista Luis Vicente León cree que es un evidente movimiento estratégico del gobierno para bajar la presión, que se precipita por el rechazo mayoritario demoledor a la Constituyente. “El gobierno está buscando apaciguar la protesta y mejorar su imagen de cara a la elección( el 30 de julio, de la Constituyente)”, dijo el politólogo Luis Salamanca.
A fines del 2016, bajo mediación internacional encabezada por el ex gobernante español José Luis Rodríguez Zapatero, gobierno y oposición iniciaron un diálogo auspiciado por el Vaticano, tras lo cual fueron liberados varios presos de bajo perfil. Pero la negociación fracasó en diciembre. “El gobierno quiere dar mensajes de apertura y está respondiendo a la presión de Zapatero y otros negociadores”, consideró León.
López fue visitado varias veces por Rodríguez Zapatero, la última el pasado 4 de junio, cuando también asistió la entonces canciller Delcy Rodríguez y el hermano de ésta, el influyente dirigente chavista Jorge Rodríguez. Tras esa reunión, Tintori negó que se estuviera negociando una medida de casa por cárcel a cambio de la desactivación de las protestas. “Leopoldo jamás va a negociar su libertad”, aseguró. Uno de sus abogados, Javier Cremades, dijo en Madrid que la medida muestra cuán desesperados y divididos están en el gobierno y la debilidad de un régimen acorralado.
López, a quien según su padre -del mismo nombre- le instalaron un brazalete electrónico, es el símbolo de los opositores presos, entre ellos el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, también bajo arresto domiciliario. “Leopoldo llegó a su casa, salió en la madrugada, no lo he visto en mes y medio”, declaró nerviosa la madre de López, Antonieta Mendoza, cuando llegó a la residencia del opositor. Por su parte, Edith López Gil, tía de López, estuvo ayer en la casa del líder opositor, a quien dijo haber visto en excelente estado de salud, dato que no corresponde con el motivo esgrimido por el TSJ para fundamentar su decisión. López Gil dijo que su sobrino no presenta maltrato físico y, por el contrario, aseguró que le respetaron todos los derechos.
Su excarcelación fue saludada por los gobiernos de Brasil, México, España, Argentina, Chile, Colombia y Perú, en tanto que líderes de la oposición, como Henrique Capriles, pidieron su libertad plena y la de todos los presos. “Es sólo un primer paso. Exigimos liberación de todos los presos políticos”, reaccionó el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Según la ONG Foro Penal, los arrestos durante las actuales protestas subieron de un centenar a 430 el número de presos políticos, que el gobierno no reconoce como tal sino que asegura se trata de presos por actos de violencia y conspiración. Durante su encarcelamiento circularon denuncias de tortura y hasta falsas noticias sobre una muerte, pero el gobierno siempre lo desmintió mostrando fotos y videos como prueba de vida.