La ciudad de Rosario, cuna del rock y la canción argentina, se vestirá nuevamente de gala para la realización de la tercera edición del Festival Bandera, un encuentro musical que se propone reunir a artistas clásicos y nuevos, convocar a públicos diversos y potenciar la escena local. “Después de dos años de pandemia, que tanto afectó a la industria de la música, poder hacer la tercera edición del festival nos pone muy contentos”, resalta Gustavo Granato, productor del evento y también uno de los encargados de la artística. “Cuando largamos la preventa, sin dar a conocer la grilla, el público respondió súper bien. Y eso quiere decir que el festival ya está instalado, no solo en la gente sino también en la agenda de los festivales nacionales”, dice. El encuentro tendrá lugar el sábado 22 de octubre a partir de las 14.30 en el Óvalo del Hipódromo de Rosario, que está ubicado en pleno centro de la ciudad.
La grilla artística ofrecerá un abanico amplio que irá desde Babasónicos, Las Pelotas y Guasones hasta Dillom, Taichu, Saramalacara, Nafta, Acru, Zoe Gutusso y 1915, pasando por los platenses El Mató a Un Policía Motorizado, Cruzando El Charco y Peces Raros. “Pensamos que hoy por hoy el público que va un festival es diverso: van amigos, va la familia, gente de diferentes edades. Entonces, son distintas tribus y por eso le tenemos que dar el gusto a todos”, entiende Granato. “Tiene que haber un poco de música urbana, pop, rock, indie. Y también dar un pantallazo de lo que sucede con la música de Rosario; o sea, una imagen de lo que está sucediendo con la actualidad musical de la ciudad”, destaca. Por eso, también serán de la partida los artistas locales Killer Burritos, Groovin’ Bohemia, Los Peñaloza y Mutu, entre otros. “Groovin Bohemia es un grupo muy convocante y está empezando a trascender a nivel nacional”, cuenta.
Además, se repartirán en los tres escenarios del festival Brunella, Los Espíritus, Silvestre y la Naranja, The Colorated, Los Pérez García, Benjamín Amadeo, Feli Ruíz, Vale Acevedo, Pasado Verde y Bad, entre otros artistas. “Por suerte, todo el mundo está ansioso de ver cosas nuevas. Todo sucede tan rápido en la escena musical que el año que viene algunos artistas ya estarán en otra situación. De un año para otro las cosas cambian mucho. Pero lo importante es darle al público una amplia oferta de música para que la pasen bien y disfruten también lo que pasa abajo del escenario, que tendrá propuestas gastronómicas y zonas de relax”, apunta Granato.
La particularidad del festival es que se realiza en una ciudad que está ubicada en un punto estratégico del mapa y por ende recibirá públicos de diferentes partes del país, como Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires. “Entre un treinta y un cuarenta por ciento del público que asistió en las ediciones anteriores proviene de otras provincias”, precisa el productor. “Eso está bueno no solo por el impacto cultural que significa para Rosario, sino también por el impacto económico y turístico. Estamos hablando de un festival que va a convocar a más de veinte mil personas. La verdad es que no hay muchos espectáculos en el año en Rosario que convoquen esa cantidad de gente”, se entusiasma.
El encuentro nació en 2018 con la intención de que esa ciudad tan musical contara con un festival propio. Ese mismo año se festejaban los 50 años del rock nacional y Rosario era declarada “cuna del rock argentino”. Por eso, la idea era recoger el espíritu musical de un territorio que vio nacer a artistas como Litto Nebbia y Fito Páez. “Entre 2005 y 2010 yo hacía un festival de marca, un clásico como es el Quilmes Rock. Y después de un tiempo de no hacerlo sentía que estaba faltando algo en la ciudad y me parecía que era importante tener un festival pensado desde Rosario, con impronta local, donde los grupos locales también tuvieran su participación”, contextualiza Granato. “Por eso también le pusimos Bandera, porque queríamos un festival que identifique un poco a Rosario y que tenga trascendencia nacional”.
De este modo, esta tercera edición tiene como objetivo instalar al festival como un evento de carácter nacional. “Estamos en diálogo con el resto de los productores que hacen grandes festivales también para no pisarnos con las fechas; con ellos debatimos sobre cómo está la industria de la música”, cuenta. “Durante la pandemia estuvimos mucho en contacto y en el resto del año también. Hablamos mucho para poder hacer de la industria de la música algo bueno. La idea es retroalimentarse. Este festival necesita afianzarse y no está para competir con grandes festivales, sobre todo internacionales”, cierra.