Por el Día de la Lealtad, el 17 de octubre del año pasado el Museo Histórico Nacional recibió una donación de alto valor simbólico para el movimiento que fundó Juan Domingo Perón: el “primer bombo peronista”. El instrumento, que originalmente perteneció a Juan Constantino Clidas, fue aportado por su familia y actualmente forma parte de la exhibición "En busca del siglo XX", que podrá visitarse en diciembre de este año.
La primera plaza del bombo peronista
A mediados de la década del 40, Juan Domingo Perón comenzaba a cobrar una mayor relevancia en la política argentina y en el movimiento obrero organizado. Para ese entonces, Clidas trabajaba en el frigorífico Swift de Berisso. “Trabajaba hasta 14 horas. Él le sacaba los cueros a los animales. Tenía una vida muy sacrificada”, contó a Página/12 su hijo Juan Carlos. Su padre también era miembro de la murga “Los Martilleros” donde “arrancó desde muy chico, a los 16 años”.
El 10 de agosto de 1944, cuando el General aún no había ganado las elecciones que lo convertirían en presidente, Juan Constantino asistió a un acto que el líder político realizó en el municipio lindero a la ciudad de La Plata. Mientras los trabajadores de la carne escuchaban atentamente a Perón, los integrantes de la murga comenzaron a hacer sonar sus bombos. La caravana se aproximaba de a poco al palco donde él se encontraba. “Tocar los bombos se convirtió rápidamente en una tradición”, explicó a este medio Gabriel Di Meglio, director del Museo ubicado en el Parque Lezama de la Ciudad de Buenos Aires, adonde casi ocho décadas después el instrumento llegó intacto.
Pero el objeto también estaría presente en un acto un año más tarde, en uno de los hitos más importantes de la historia argentina: el 17 de octubre de 1945. Ese día, entre los miles de trabajadores y trabajadoras que se movilizaron hacia la Plaza de Mayo para exigir la libertad de Perón, el bombo de Clidas acompañó los cánticos.
Desde entonces, el trabajador frigorífico llevó el instrumento a casi todas las marchas del movimiento. Juan Carlos contó una anécdota que presenció su padre: en un acto del exmandatario, donde también estaba Juan Pistarini, el exministro de Obras Públicas —que le da el nombre a la autopista a Ezeiza— “quiso hacer callar a los del bombo”. Como respuesta, “ellos no lo hicieron” y las autoridades se llevaron los instrumentos. “A la semana, Evita devolvió todos ellos, incluyendo algunos nuevos”, relató el hijo del dueño del “primer bombo peronista”.
Cuando Perón regresó a la Argentina tras su exilio, en 1973, Clidas estuvo allí —aunque en esa ocasión no llevó el bombo—. Después de la muerte de Perón, el hombre siguió tocándolo en los actos del Partido Justicialista de Berisso. Muchos le pedían firmar el elemento histórico, que aún conserva firmas emblemáticas.
Cómo llegó el bombo al Museo Histórico Nacional
Juan Constantino falleció en septiembre de 2014. A partir de entonces su familia conservó el bombo en su casa. Según contó su hijo, el ministro Tristán Bauer fue al municipio aledaño de la ciudad de las diagonales el año pasado para hacer una recorrida. “Yo trabajó ahí. Lo acompañé en un tramo y le conté que existía este bombo. Me dijo que eso tenía que estar en el Museo Nacional, porque tenía que ser de todos los argentinos”, precisó Juan Carlos. Luego de discutirlo con sus tres hijas, la familia tomó la decisión de donarlo.
Del acto de donación participaron Tristán Bauer, ministro de Cultura de la Nación; María Isabel Baldasarre, directora nacional de Museos; y Gabriel Di Meglio, director de la institución.
“Es un objeto sumamente significativo para la historia argentina, donde el peronismo es uno de los principales movimientos políticos”, expresó Di Meglio, quien agregó: “Por lo tanto, un elemento que es distintivo de su identidad es fundamental para el Museo, más allá de posiciones políticos. Es indiscutiblemente clave”.