Luego de 133 días retenidos en la Argentina a partir de lo que --todo indica-- fue una operación de inteligencia de los gobiernos de Estados Unidos e Israel, los últimos cinco tripulantes del avión de la empresa Emtrasur demorado en el aeropuerto de Ezeiza desde el 6 de junio pasado partieron rumbo a Venezuela. Se trata de los iraníes Gholamreza Ghasemi (piloto) Abdolbaset Mohammadi y Saeid Valizadeh, y de los venezolanos Víctor Manuel Pérez y Mario Arraga Urdaneta, quienes recién la semana pasada lograron que la Justicia Federal les dictara la falta de mérito.
El juez Federico Villena autorizó a los tripulantes del avión a salir del país luego de determinar que no existen pruebas consistentes para procesarlos por supuestas actividades vinculadas al terrorismo como pretendía la DAIA, querellante en la causa en representación de las agencias extranjeras y la fracción cambiemita de la colectividad judía.
Los tripulantes fueron indagados hace tres semanas, acusados por la DAIA de desviar fondos para financiar actividades terroristas. Según esa acusación, el avión pudo ser usado para realizar viajes entre Siria e Irán a través de una aerolínea ligada a la organización libanesa Hezbollah.
Para el juez, no hubo elementos suficientes para
procesar a los tripulantes. En su resolución indicó que reunió 118 medidas de
prueba en el expediente, y recordó que todavía existen trámites que deben
completarse, como exhortos enviados a España, Aruba, República Dominicana y
Paraguay, y un peritaje contable. Hace un mes, la Cámara Federal de La Plata le
impuso al juez un plazo para resolver la situación de los cinco extranjeros.
Los otros 14 tripulantes habían sido sobreseídos por Villena el 26 de
septiembre.