¿Por qué un 87,4 por ciento de mujeres y diversidades no denuncian cuando son víctimas de delitos contra la integridad sexual? ¿Por qué el poder judicial investiga a la víctima en lugar de investigar al agresor? ¿Por qué en los tribunales tratan a una mujer trans en masculino? ¿Por qué el acceso a la justicia no es igual para todas las identidades de género? Estas y otras preguntas son las que impulsaron al colectivo La Lengua en la Calle a realizar una serie de acciones para visibilizar el sesgo machista, patriarcal y punitivista del sistema de justicia.

La Lengua en la Calle nació en 2020 con la conformación de una cartografía sobre colectivos que desarrollan sus prácticas en el vínculo entre arte y activismo feminista. Según sus integrantes, es un colectivo que se sitúa en el cruce entre prácticas artísticas, políticas y activismos feministas. Artistas visuales, audiovisuales, docentes e investigadoras lo conforman desde que nació. Desde entonces realizan intervenciones gráficas, performances en espacios públicos y encuentros para la reflexión y divulgación, acompañando la agenda transversal de los feminismos.

En este momento, en colaboración con el grupo Doctrina Penal Feminista, están trabajando en la difusión y visibilización de la reforma judicial transfeminista. Y es que saben que muchos de los razonamientos judiciales están basados en estereotipos discriminatorios y prejuicios, en creencias y mitos, y no en hechos relevantes: “sin perspectiva de género, se pierde la imparcialidad a la hora de juzgar”, dicen desde el colectivo.

“¿Es una utopía un tratamiento igualitario ante la ley?”, se preguntan y la respuesta aparece casi sola: “todos los agentes judiciales necesitan capacitación en género. Hay que poner en crisis los estereotipos sexistas que subyacen en nuestra sociedad y que el sistema judicial ha ayudado a perpetuar”. Por eso enviaron una carta junto con una imagen estampada en serigrafía a todos los jueces y juezas federales del país, para invitarles a repensar y resignificar la garantía de imparcialidad y el derecho a un acceso a la justicia amplio y no discriminatorio. Con el mismo propósito, están preparando una serie de acciones performativas, que acompañarán las jornadas inter-universitarias de debate, organizadas por DECyT Doctrina Penal Feminista y la Red de Profesoras de Derecho de la UBA, en las universidades de Lomas de Zamora (23 de noviembre), La Plata, (24 de noviembre) y Buenos Aires (28 de noviembre) donde se estudia la carrera de Derecho.


En marzo de 2022, La Lengua en la calle se sumó al Paro internacional feminista del 8M interviniendo con afiches en el espacio público. Al mismo tiempo, bajo el lema "La lengua se ensancha con otras lenguas", las artistas montaron una instalación desarrollada a partir de cuatro piezas: Multitud de estampas, un mural de serigrafías que reúnen imágenes y textos en torno a lecturas feministas y escrituras colectivas; Arquitectura de cartón, una escultura realizada con planchas de cartón que zigzaguea a gran escala en el espacio, y lo atraviesa con la frase: "Despleguemos otras formas de existencia"; un Anagrama, que juega con la escritura y producción de textos mediante la regla de escribir con las letras que fueron caladas en la escultura. Y Activar el borde: una intervención en la vidriera que propone salir a la calle con un texto calado sobre el cartón: “La necesidad de cambiarlo todo continúa”. Esta instalación pudo verse desde marzo a septiembre, en la Casa Nacional del Bicentenario dentro de la muestra Las olas del deseo. Feminismos, Diversidades y Cultura Visual 2010-2020.

La lengua en la calle está integrada por Laura Bilbao, Toia Bonino, Luján Funes, Barbara Kaplan y Julia Masvernat y la colaboración de Lina Boselli.

IG: @la_lengua_en_la_calle
Youtube: La Lengua en la Calle