Un estudio genético publicado este miércoles esboza por primera vez el retrato de familia de 13 individuos neandertales que vivieron hace 54.000 años en unas cuevas de Siberia, Rusia: 7 hombres y 6 mujeres, entre ellos 5 niños o adolescentes. La investigación fue supervisada por Svante Pääbo, reciente Premio Nobel de Medicina.

El material genético estudiado fue de los restos fósiles encontrados en las cuevas de Chagyrskaya -donde se encontraron 11 individuos- y  de Okladnikov. El ADN recuperado informó que dos de los individuos eran un padre y su hija adolescente. Y que al menos otros dos eran sus parientes: un niño pequeño y una mujer adulta, que acaso fueron el primo y la tía y la abuela. 

Todos ellos eran neandertales, la especie humana más emparentada con la nuestra, cuya extinción de la Tierra ocurrió, todavía de manera misteriosa, hace 40.000 años. El hallazgo aporta el retrato más detallado hasta la fecha de cómo eran los grupos neandertales y confirma datos claves para entender por qué desaparecieron para siempre.

"Primero tuvimos que identificar con cuántos individuos contábamos", explicó el paleontólogo Stéphane Peyrégne, uno de los principales autores del estudio publicado en la revista Nature. Su equipo utilizó nuevas técnicas para aislar el ADN humano antiguo -a menudo ahogado en contaminación microbiana- y capturarlo.

El equipo de estudios estuvo supervisado por Svante Paabo, ganador del Premio Nobel de Medicina de este añodel Instituto Max Planck de Biología Evolutiva (Alemania), comparó el genoma de los 13 neandertales de las dos cuevas siberianas y los compararon con el de otros 18 neandertales descubiertos previamente.

Cómo se llegó a la línea familiar

En su ADN mitocondrial -transmitido por la madre- los investigadores encontraron una misma variante genética, la heteroplasmia, que persiste solo en pocas generaciones. Los genes también revelaron estrechos vínculos de parentesco (un padre y su hija adolescente, un niño y una mujer adulta que habría sido su prima, tía o abuela).

Son pruebas directas de que estas personas pertenecían a la misma familia y vivieron en la misma época.

Gracias a los estudios genéticos, "producimos una imagen concreta de cómo podría haber sido una comunidad de neandertales", dijo Benjamin Peter, que supervisó las investigaciones junto a Svante Paabo.

El grupo en cuestión, genéticamente cercano a los neandertales del oeste de Europa, no se mezcló con otras especies -como los sapiens y denisova- como lo hicieron otros neandertales en otras épocas.

Su diversidad genética es, además, muy débil, signo de una importante consanguinidad y de una vida en un pequeño grupo compuesto por entre 10 y 20 individuos, mucho menos que en las antiguas comunidades del Homo sapiens.

"Probablemente se trata de una población muy subdividida", pero que no vivía completamente aislada, explicó Peyrégne.

Por otro lado, las mujeres habrían tendido a emigrar de comunidad en comunidad para procrear, quedando los hombres en su clan de origen. Una práctica habitual en muchas sociedades de cazadores y recolectores actuales que evita las enfermedades y esterilidad asociada a la endogamia.

Este funcionamiento "patrilocal", que también prevalecía en el Homo Sapiens, se sugiere debido a una diversidad genética de los cromosomas Y (transmitidos por la línea masculina) mucho más débil que la del ADN mitocondrial, transmitido únicamente por la madre.

Un misterio que continúa

La secuenciación en 2010 del genoma del hombre de Neandertal, realizada por el Premio Nobel Paabo, permitió trazar a grandes rasgos la historia de esta línea extinta que pobló el oeste de Eurasia hace entre 430.000 y 40.000 años.

Se sabe que algunos neandertales enterraban a sus muertos, fabricaban herramientas elaboradas e incluso adornos. Pero se sabe poco sobre su estructura social. Por eso, la secuenciación genética de todo un grupo de individuos, el más grande jamás realizado sobre estos homínidos, aporta algunos elementos.

El sur de Siberia, es una región fructífera para la búsqueda de ADN antiguo, ya que el frío ayuda a conservar este frágil índice del pasado. Allí se descubrió el genoma del hombre de Denisova -otra raza humana extinta-, en la gruta que lleva el mismo nombre.

Las herramientas de piedra y los restos de huesos de animales muestran que estos individuos eran nómadas que vivían persiguiendo a sus presas: bisontes, caballos y cabras montesas. 

El territorio donde habitaban era una frontera: al oeste vivían los neandertales europeos y a menos de 100 kilómetros estaban los denisovanos, los neandertales asiáticos. 

El estudio de ADN extraído de fósiles en estudios anteriores reveló que estas dos especies y los Homo sapiens se encontraron y tuvieron hijos híbridos. Es un misterio por qué solo quedamos nosotros.