El autor de la tentativa de asesinato de Cristina Kirchner destituyó hace casi 20 días a sus defensores oficiales y se autodesignó abogado. La jueza María Eugenia Capuchetti obviamente le rechazó la petición y entonces Fernando Sabag Montiel firmó lo siguiente al final de una carta destinada a la magistrada: “En breve, el nuevo abogado en cuestión, hasta terminar la tramitación de la causa, dejo la defensa en poder a elección del Sr. Hernán Carrol, quien dispone los medios necesarios para la implementación del cargo al nuevo abogado”. O sea, de prepo, le impuso a Carrol que le designe y le pague un defensor, algo que podría traducirse tácitamente como el siguiente mensaje: “Pagame un abogado o hablo” o “me metieron en esto, sáquenme ahora de acá”.
Carrol está asociado a la ultraderecha. No sólo fue candidato a concejal en La Matanza en las listas de José Luis Espert, también aparece en numerosas fotos al lado de Javier Milei y participó en actos con los que él mismo llama los halcones del PRO, Patricia Bullrich, Waldo Wolff, Fernando Iglesias y Gerardo Milman. En varios de esos actos, Carrol se hizo cargo del aparato de seguridad, al frente de un grupo de musculosos, con remeras negras, bien al estilo fascista. En una imagen figura exactamente en el centro de Milei y Bullrich.
El 18 de agosto, Brenda Uliarte —impulsora de la tentativa de homicidio— participó de una transmisión en vivo de Instagram con Carrol y al día siguiente, el 19 de agosto, fue el festejo del cumpleaños de un dirigente de la agrupación de Carrol: a ese evento concurrieron los dos, Sabag Montiel y Uliarte. Finalmente, ya producido el ataque contra CFK, Carrol le escribió a Uliarte: "¿Se pudrió", sin respuesta de la chica. Y antes de la detención de Uliarte, el 4 de septiembre, ella intentó comunicarse con Carrol y él no contestó.
La desesperación de Sabag Montiel
Como suele suceder con algunos presos, con el correr de los días se empiezan a desesperar ante la posibilidad de quedar entre rejas muchos años. Sabag, por ejemplo, afronta una pena que puede llegar a los 10 años de prisión o más.
En ese marco, el nacido en Brasil produjo a fines de septiembre una fuerte movida: le envió un texto a la jueza destituyendo a los abogados oficiales, Juan Martín Hermida y Federico Irusta, que lo asistían. Como es obvio, ambos letrados poco pudieron hacer: a Sabag lo detuvieron in fraganti, filmado por varios canales, con una multitud de testigos, y rastros de ADN en la Bersa calibre 32. Sabag se autodesignó como defensor. Lógicamente la jueza Capuchetti lo rechazó y le notificó que los defensores oficiales seguirían en la causa hasta que él consiguiera otro abogado. Hace pocos días, Sabag le mandó una nueva nota a la jueza.
En la parte final de este segundo texto, difundido por C5N, Sabag incorporó el párrafo en el que le impone a Carrol que le designe y le pague un abogado. Es un mensaje público en el que lo intima: no le pide por favor. No fue por el camino de enviarle un amigo a preguntarle si lo puede ayudar ni negoció confidencialmente. Es un apriete evidente. También se podría sintetizar en "somos del mismo palo, me decías que hay que usar la violencia y ahora me dejan solo".
En diálogo con Radio 10, Carrol admitió que conocía a Sabag y Uliarte, pero no aceptó ninguna vinculación con ellos. "Que se hagan cargo", sostuvo.
Lo que sucede es que, según parece, el conocimiento no fue tan lejano como dio a entender Carrol. Por lo que surge de los celulares, Uliarte participó de un vivo de Instagram con Carrol el 18 de agosto, dos semanas antes del ataque, y al día siguiente, tanto ella como Sabag concurrieron al cumpleaños de un dirigente de Nuevo Centro Derecha (NCD), agrupación ligada a Carrol.
La conexión siguió después del ataque a CFK. Hay un mensaje de Carrol a Uliarte, muy breve, con la pregunta "¿se pudrió". Y el 4 de septiembre, Brenda trató de comunicarse con Carrol poco antes de que a ella la detuvieran en una estación de tren.
El patovica Carrol: ¿quién es?
Hernán Carrol se presenta como fundador de NCD y excandidato a primer concejal en las listas de Espert-Milei. Esa sería una versión pasteurizada de su curriculum.
El nacimiento de NCD se produjo en 2020 contra “el gobierno neomarxista de Alberto Fernández y Cristina Kirchner”. Por entonces se sumaron a los republicanos en las campañas contra el aislamiento obligatorio y, esencialmente, exigieron la reapertura de los gimnasios. En todo momento se asociaban a San Martín, igual que Uliarte: “Seamos libres, que lo demás no importa nada”, es la consigna de Carrol.
Y en NCD hacen alusiones a la violencia: “San Martín no consiguió la libertad con un tratado de paz, sino con el sable corvo”. Reclaman la libre portación de armas. Y por supuesto también se suman a cualquier campaña contra el aborto, contra Cuba, Venezuela y los 30 mil desaparecidos. El catálogo de derecha, completo.
Ya en 2021 se hicieron cargo de la seguridad de varios actos de Milei, identificándose con remeras negras. De la concentración del 27 de febrero, frente a la Casa Rosada, propusieron ir hacia otro punto de Plaza de Mayo donde estaban Bullrich, Milman, Wolff e Iglesias. En sus redes sociales, Carrol repite una y otra vez el saludo entre Milei y Bullrich. Y en una de esas fotos, del 27 de febrero de 2021, aparece Bullrich junto a Milei y en el medio, con la remera negra de seguridad, se ve a Carrol. Minutos más tarde, la presidenta del PRO posa con la bandera de NCD. Nadie podrá decir que fue sin querer o un pedido de un fan cualquiera.
En una declaración de septiembre de 2021, NCD impulsa “a los halcones de Juntos por el Cambio, pero jamás nos alinearemos con las palomas”. Por la misma época, rodeado de una docena de sujetos musculosos, que notoriamente pasan horas en gimnasios, Carrol se ofrece como equipo de seguridad. Eso sí, aclara que son caros: “la seguridad está disponible para contrataciones (onerosas)”.
El espectro de fotos va de Milei a Espert, Carolina Losada, Yamil Santoro, Ricardo López Murphy, Waldo Wolf, Cinthia Hotton, Marcelo Peretta, Ivo Cutzarida, Javier Iguacel y una y mil veces Patricia Bullrich. No se trata de fotos tomadas al pasar o que sean como fans de las figuras del PRO: son actos conjuntos en los que está la bandera de NCD, mientras que Carrol, a veces, participa como orador.
Con los neonazis de Revolución Federal
Hay un acontecimiento que llama la atención porque es más cercano al ataque a CFK. El 9 de julio, Carrol fue orador, frente a la Casa Rosada, en un acto en el que estuvo Jonathan Morel, de Revolución Federal, y fue convocado también por la organización neonazi.
Ya en agosto, Carrol estuvo en Comodoro Py el día en que el fiscal Diego Luciani pidió la condena para CFK, posteó la foto con la leyenda: “Acá haciendo patria”, “bancando al fiscal Luciani”.
Luego vinieron los encuentros, por Instagram y en vivo, con Uliarte y Sabag. Tras el atentado, escribe en redes “CFK premio a mejor actriz” #notecreo nada" y otras leyendas similares.
En resumen, todo el paquete ideológico aparece ahora junto en escena: Sabag, Uliarte, Carrol, Revolución Federal, los sectores de derecha y ultraderecha, dirigentes que están fuera y dentro del PRO.
Y se agregan dos indicios de enorme importancia:
- Los 8.700.000 pesos enviados por el Grupo Caputo al líder de Revolución Federal.
- La declaración de la expareja de Gabriel Carrizo, jefe de los vendedores de copos: Yaquelin Rina Murga contó que en agosto él le dijo: “Me voy a cagar en guita”. La joven, cuando supo de la tentativa de homicidio, consideró que “ese negocio” era el que le permitiría a Carrizo estar “cagado en guita”.
Los eslabones
El apriete de Sabag a Carrol —tácitamente “designá abogado, pagalo y sacame de la cárcel”— muestra un hilo conductor que la Justicia —lenta como una carreta— debería haber esclarecido a un ritmo totalmente distinto. Sucede que ya hace doce días que Sabag mencionó a Carrol y todo transcurre como si se tratara de un hecho insignificante, no la tentativa de matar a una vicepresidenta.
Parece evidente que faltan celulares y chats que o bien están perdidos o se borraron. Hay un vínculo entre el dinero, los protagonistas políticos y los ejecutantes: Sabag, Uliarte, el resto del grupo que vendía copos de azúcar, Nueva Centro Derecha, los libertarios, los halcones del PRO. A todos se les dieron demasiadas ventajas, demasiado tiempo sin detenerlos pese a su relación con el ataque. Demasiados días sin secuestrarles los celulares o permitiendo que entreguen teléfonos que no eran los principales.
A 45 días del atentado, los resultados exiguos surgen de un equipo exiguo: una jueza, un secretario, cuatro empleados, un fiscal. En un hecho de gravedad institucional semejante, en otro país se destinarían cientos sino miles de agentes a la investigación. El ritmo ni siquiera cambió cuando desde hace 12 días el principal imputado, el hombre que gatilló el arma, puso a la extrema derecha en el centro de la escena y amenaza con hablar “si me siguen dejando solo".