Cerca de la medianoche del miércoles, un delincuente se atrincheró en el Hotel Coral, ubicado en Jean Jaures 38, entre Mitre y Rivadavia, en el barrió porteño de Balvanera. Horas antes, en la misma zona, había asaltado a una pareja a la que sorpredió cuando bajaba de su auto. Tras varias horas de tensión, el hombre —de alrededor de 40 años— se entregó a la Policía y quedó a disposición de la justicia.
En el operativo participó personal del SAME, con la presencia de su director, Alberto Crescenti, y oficiales de la División Operaciones Especiales Metropolitanas (DOEM) de la Policía de la Ciudad.
El ladrón se atrincheró después del robo
Todo había comenzado alrededor de las 22.30 de este miércoles, cuando Rodrigo Ezequiel Rivero y un cómplice asaltaron a Pablo Mendoza y su pareja.
Mientras la pareja bajaba de su auto, los delincuentes abordaron a Mendoza y le sacaron el morral, el celular y la llave del auto. Después, huyeron. Uno de ellos, Rivero, ingresó al hotel familiar que se encuentra a una cuadra de Plaza Once.
Tras el robo, las víctimas hicieron la denuncia en la Policía. Así, cuando llegaron los oficiales, constataron en el libro de ingreso que el hombre sospechoso se encontraba hospedado en la Habitación 7 desde hace dos semanas –le dieron las llaves el 6 de octubre–.
Cuando los efectivos intentaron entrar al cuarto, Rivero se atrincheró, mostró por la ventana que tenía un arma y amenazó con suicidarse.
“Le pidieron que se calme, que no querían hacerle daño. El reiteraba que se quería morir. La mediadora le preguntó qué arma tenía y él dijo que era una .357”, relató a los medios televisivos Hugo, un testigo que se encontraba en la habitación contigua desde hace dos días. Contó que se despertó a las 3 de la mañana y escuchó las negociaciones. “Decía que se quería morir, que ya había tomado esa decisión”, agregó.
El Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 15, a cargo de la jueza Karina Mariana Zucconi, intenta establecer si el delincuente se encontraba bajo los efectos de estupefacientes o si tiene alguna patología psiquiátrica, para definir a dónde derivarlo. Según el joven testigo, Rivero “le pidió cocaína a la policía”.
Minutos antes de las 7 de la mañana, tras poco más de siete horas de tensión y negociaciones –donde amenazó en reiteradas oportunidades a los oficiales–, la mediadora de la Policía logró que el hombre abriera la puerta y se entregara. Ahora, el delincuente se encuentra a disposición de la justicia.