Con Black is Beltza (2018), el músico y realizador vasco Fermín Muguruza logró un film animado que es varias cosas. Por un lado, la traslación al cine de una historieta propia, publicada en 2014 y que dibujó el argentino Dr. Alderete; y a la vez, la ratificación de un tono político contestatario, que Muguruza exclama a viva voz, en una historia que cruza las luchas del pueblo vasco con otras de misma índole, internacionales y libertarias. La película (está en Netflix) encuentra en Manex al protagonista ideal, un émulo de Corto Maltés con aventuras de puerto en puerto, a partir del disparador argumental que lo sitúa en la Nueva York de 1965, durante el desfile de una comparsa de gigantes de Pamplona. El hecho es verídico, así como la prohibición de hacer desfilar a los gigantes negros por las calles norteamericanas. La deriva de Manex ahora tiene secuela: Black is Beltza 2: Ainhoa, donde su hija toma las riendas de la aventura y realiza un fuerte periplo de tono libertario y de denuncia, como en lo relativo a los negociados narcos de las potencias y sus guerras fraguadas, a la par del silenciamiento de voces disidentes como la del diario vasco Egin.

En las dos películas participó Draftoon, el estudio de animación de Rosario que llevan adelante Daniel Seletti y Pablo Spurchisi. Black is Beltza 2 –coproducción entre Argentina y España, en donde Draftoon y Lagarto Cine (Buenos Aires) ofician como productoras locales– se proyectó en el Velódromo del Festival de San Sebastián, tuvo estreno formal en Buenos Aires, y mañana a las 20 hará lo propio en Rosario en el Complejo Nuevo Monumental (San Martín 993), en una función que contará además con la presencia del director y músico Fermín Muguruza.

“Hace ocho años que trabajamos con Fermín. En la primer Black is Beltza hicimos servicios, resolvimos todos los vehículos en 3D y el proceso de render, para empatar las diferencias visuales entre el 2D y el 3D. Cuando nos convocó para la segunda película, se la pensó a través de una coproducción y fue así que lo llamé a Hugo Castro Fau (Lagarto Films), quien se encargó de presentar el proyecto al Incaa. Fueron 46 minutos de animación los que hicimos, un poco más de la mitad de la película, además de los vehículos en 3D y otra vez el acabado final en render”, explica Daniel Seletti a Rosario/12.

-Lo que señala un salto cualitativo para ustedes.

-Este segundo proyecto nos involucró más en la producción. Por otro lado, en la primera película hubo varias técnicas de animación, se trabajó de manera más tradicional y a la vieja escuela, cuadro a cuadro. No con papel y lápiz, porque se usan pantallas digitales, pero el dibujo era a mano. Ahora utilizamos una técnica digital, “cut out”, donde se preparan a los personajes para luego digitalizarlos a través de un sistema de “huesos”, para animarlos. Son dos técnicas distintas, y visualmente tienen sus diferencias.

-En ambos casos, hay un trabajo emparentado con el lenguaje del cómic.

-La primera película conserva la estética de la historieta, y se intentó que cada cuadro fuera una viñeta de cómic. Se lo planteó de esa manera, a partir de esa cuestión estética.

-En ese sentido, ¿cómo les resultó el nuevo proceso de trabajo?

-El cambio de técnica fue un desafío; pasar al cut out hizo que hubiera que trabajar mucho previamente, pero favoreció el proceso de animación, porque se hace más rápido y el animador puede producir quizás el doble de lo que hacía de manera tradicional. Además, se evita la etapa de color, porque los personajes ya están digitalizados y no hay que dibujarlos y luego pintarlos.

La tarea notable de Draftoon en Black is Beltza 2 es consecuente con un trabajo sostenido, que ya marca una trayectoria. De acuerdo con Seletti, “somos un estudio relativamente nuevo, tenemos alrededor de 10 años. Con Pablo (Spurchisi) armamos Draftoon luego de participar en Metegol, de Juan José Campanella, con el objetivo de coproducir una serie. Desde ese entonces hemos tenido momentos mejores y peores, pero siempre estuvimos trabajando, que no es poca cosa. En este caso, tuvimos la suerte de contar con Hugo Castro Fau (Lagarto Cine), que fue quien presentó el proyecto al Incaa y lo pudimos llevar adelante. Es una película para un público particular; en estos momentos, en los países de Europa donde se está proyectando, la pelea es para que se mantenga, como mínimo, dos semanas, algo que para nosotros es mucho”.

Por su parte, Hugo Castro Fau agrega: “Hoy por hoy, Draftoon es la productora de animación rosarina de mayor proyección nacional e internacional de Argentina, no es poca la cantidad de películas que han hecho. Si yo tengo que elegir un socio para las películas de animación en Rosario es Draftoon, sin dudarlo”.

-¿Y qué podés decir de trabajar con alguien como Fermín Suguruza?

Hugo Castro Fau: -No puedo ser objetivo porque soy fan de Fermín desde la adolescencia, es un ícono de la contracultura a nivel mundial, una persona que con su música, su arte y sus películas, siempre trata de contar la otra historia. Su música y películas son también la memoria y la historia de la resistencia del pueblo vasco, que no tiene resuelta su cuestión nacional, que ha vivido años de represión, a quienes durante el franquismo no les dejaban hablar su propia lengua. Fermín también tiene esto, la memoria de su propio pueblo. Por eso, me gustaría concluir con esta frase: ¡Gora Euskal Herria askatuta!, que significa: ¡Viva el País Vasco libre!