Desde Brasilia
Lula y Neymar juegan un partido aparte en estas elecciones. Seis millones de brasileños, la más alta audiencia para un podcast desde el comienzo de la campaña, asistieron al programa durante el cual el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) dijo que el astro de la selección apoya a Jair Bolsonaro como forma de retribuir al presidente el perdón de deuda con el Estado que se remonta a las maniobras delictivas por el pase del club Santos al Barcelona de España.
El respaldo del jugador es un capital propagandístico nada despreciable, y el candidato de ultraderecha volvió a convocar a sus seguidores a que lo voten en el ballotage del 30 de octubre vistiendo la camiseta número "10" del combinado.
El spot publicitario emitido por radios de todo el país cita el apoyo enviado por el atacante en un video grabado desde Francia donde milita en el Paris Saint-Germain, mientras se prepara para la Copa del Mundo de Qatar.
A diez días del ballotage y a un mes y medio del Mundial la jugada ensayada por Bolsonaro y Neymar hasta el momento no logró destronar a Lula.
El petista sigue siendo el favorito, aunque con menos ventaja, según la última encuesta de Datafolha publicada el miércoles a la noche.
Lula suma el 49 por ciento de intenciones de voto contra el 45 por ciento de su antagonista del Partido Liberal (PL), que está subiendo en los últimos sondeos.
Al comentar esos números Lula admitió hoy que "ellos están acortando la diferencia pero igualmente vamos a ganar las elecciones, me parece imposible que puedan superarnos en la poco más de una semana que falta".
¿Voto comprado?
"Yo no estoy molesto con Neymar, él tiene todo el derecho de escoger a quien quiera que sea presidente", comentó Lula acomodándose el cuello de su camisa celeste sin corbata y sonriendo con picardía, durante la entrevista con el popular Flow Podcast.
"Creo que Neymar tiene miedo de que si yo gano las elecciones se vaya a saber cuanto dinero Bolsonaro le perdonó de impuesto a la renta, es obvio que Bolsonaro hizo un acuerdo (..) Neymar además está con problemas de impuestos allá en España".
"Pero todo eso es un problema de la secretaría de recaudación federal y no mío", siguió Lula, en el reportaje del martes, dando a entender que su gobierno no será cómplice, como el actual, de la millonaria evasión además de un posible lavado de dinero a través de empresas de fachada.
Los problemas del jugador se arrastran desde hace casi una década cuando fue transferido del Santos al Barcelona, por una suma muy superior a la indicada en el contrato. El monto declarado fue de 57 millones de euros cuando el valor real habría sido de 83 millones, de acuerdo con estimaciones de los fiscales catalanes.
Vota como un blanco
Al célebre Mano Brown, elector de Lula, y expresión de la resistencia cultural en las favelas, al parecer le gustó poco o nada el apoyo de Neymar a la reelección del exmilitar. En un show ofrecido hace dos semanas el líder de la banda Racionais MC s pidió que los "negros" voten sin olvidar el racismo y la exclusión social del que son víctimas.
Hincha del Santos, Brown se despachó contra el exsantista Neymar, cuando lamentó que "en Brasil los negros que se hacen ricos atacan a otros negros y votan contra los otros negros, ésa es la regla".
Bolsonarista
La adhesión del talentoso atacante a la ultraderecha comenzó a vislumbrarse en 2019 cuando su padre fue recibido por Bolsonaro y el ministro de Economía, Paulo Guedes, para tratar las deudas con el fisco y las multas por el retraso en el pago de las mismas.
Después de ese presunto tráfico de influencias del mandatario llegaría otra aproximación. Bolsonaro se solidarizó con el jugador a quien una joven brasileña acusó, respaldada por un video, de estupro en un hotel parisino a mediados de 2019.
Las fiestas
Más tarde, durante la pandemia del coronavirus que costó la vida de 687 mil personas el jugador organizó fiestas maratónicas en una mansión del litoral de Río de Janeiro desde donde se asoció a la campaña gubernamental contraria al aislamiento social.
Esa complicidad político-deportiva se consolidó en 2021 en una de las fases más crudas de la dolencia, cuando Brasil organizó la Copa América ante la desistencia de Argentina y Colombia.
Neymar adoptó un perfil bajo, omiso, mientras varios de sus compañeros del combinado expresaron preocupación por el evento concebido como una ocasión para exacerbar el nacionalismo futbolero, a imagen de lo hecho por la dictadura con la conquista del Mundial de 1970.
La fiesta verdeamarilla imaginada por Bolsonaro no fue tal, ya que Brasil con Neymar sería derrotado 0-1 por Argentina, con Lionel Messi, en la final disputada en el Maracaná.
Con todo este revés no hizo mella en una bien diseñada estrategia de asociar al crack y a la camiseta de la selección con la iconografía de neofascismo.
La casaca del "scratch" ya había sido la indumentaria preferida en las marchas golpistas de 2015 y 2016 que desembocaron en la deposición de la presidenta Dilma Rousseff.
¿Steve Bannon en campaña?
Con seis campañas presidenciales en sus espaldas Lula no pierde la calma en la cuenta regresiva hacia un ballotage de resultado incierto frente a un adversario capaz de echar mano de cualquier maniobra para quedarse ( ¿y perpetuarse?) en el poder.
La propaganda oficialista ha utilizado al fútbol y a Neymar, pero por sobre todo las fake news y la religión, resultó ser muy "eficaz" y "nosotros no estábamos preparados" para repelerla, comentó hoy el expresidente.
Ayer la esposa del mandatario, Michelle Bolsonaro, vestida con la camiseta amarilla pidió a un auditorio de evangélicos que voten a su marido para evitar el retorno de fuerzas demoníacas.
Si en 2018 la victoria de Bolsonaro se construyó con la asesoría del publicista norteamericano Steve Bannon, exconsultor de Donald Trump, a base de mentiras disparadas en masa por las redes sociales, esa tecnología del engaño se hizo más poderosa cuando fue reforzada con recursos del Estado y la creación del "gabinete del odio", instalado en el Planalto bajo la dirección de Carlos Bolsonaro, uno de los hijos presidenciales.
Las personas parecen poseídas por ese discurso, ha surgido una "derecha rabiosa" incapaz de discernir entre lo real y lo ficcional, señaló Lula.
Incluso circulan "rumores de que la gente de Steve Bannon vino a Brasil en la última semana para ayudar a nuestro adversario", remató este jueves el líder petista.