Un canal con vestuario solo para varones. El control central de una radio con varias sillas, donde nunca se sientan mujeres. Alguien que se persigna porque una mujer toca una cámara. Fulana faltó porque se enfermó su criatura. Pero Fulano no falta: tiene responsabilidades laborales muy importantes. Es jefe. Los jefes no faltan por atención familiar. Mengana está grande, ya no da para la cámara. Aquel tiene tonada, no puede hacer aire (tal vez un spot que suene pintoresco). La nota en lenguaje inclusivo no se entiende, así no sale.
Estas no son remembranzas. Todo pasa hoy y pasa en los medios de comunicación de nuestro país. Según la Encuesta Integral SiPreBA 2022, en los medios de comunicación autogestivos, privados y públicos, el 43,8% somos mujeres y 0,7% disidencias. Este porcentaje de mujeres es más alto que el de años anteriores: en 2021, solo fue de 38,59%. Pero, si ponemos la lupa en dónde nos encontramos, vemos que las mujeres somos más en las ramas con peores condiciones laborales y muchas menos en televisión, donde hay mejores salarios y convenios.
Existe un eufemismo institucionalizado en prensa que es el de “colaboración” o free lance. Aunque trabajamos con las palabras, el sistema es tan perverso que terminamos hablando de colaborar cuando en realidad estamos trabajando. O peor: se impone un término en inglés que significa “sin ataduras”, pero que en realidad quiere decir “sin aportes patronales, sin obra social, sin horarios”, lo cual puede sonar muy atractivo, pero en realidad implica estar todo el día con la cabeza y el cuerpo en el trabajo. Es nuestra propia versión de “aquello que llaman amor es trabajo no remunerado”. Y además de sumar muchas “colaboraciones”, atendemos las taras de cuidado, por supuesto.
Para neutralizar contra todas estas normas que nos violentan, logramos una ley. Con mucho debate previo para enriquecerla, en julio del año pasado se sancionó la Ley de Equidad en la representación de los géneros en los servicios de comunicación de la República Argentina. Esta ley instaura un régimen obligatorio de respeto a la equidad de género para los medios públicos y propone incentivos para los medios privados que impulsen políticas de igualdad en cargos, establezcan un protocolo para prevenir violencias en el ámbito laboral y capaciten al personal en prácticas de respeto a la diversidad, la no discriminación y la igualdad. A los grandes medios nos les gustó: dijeron que la ley venía a imponer el lenguaje inclusivo, que era antidemocrática porque recortaba la publicidad oficial a quienes no la cumplieran, que pretendía que se despidieran varones para equiparar los géneros. Nada de esto es cierto, sólo es verdad que les molesta la intervención estatal (salvo cuando reciben el dinero de la pauta).
El problema es que la Ley de Equidad en Medios lleva más de un año sancionada, pero no ha sido reglamentada aún. Que si la autoridad de aplicación recae en uno u otro ministerio parece ser la duda que lleva demasiado tiempo ya. Por eso, distintas organizaciones –sindicatos nucleados en la Federación Argentina de Trabajadorxs de Prensa, carreras de comunicación y periodismos de distintas universidades nacionales y agrupaciones profesionales- construimos la Red Federal por la Ley de Equidad en Medios. Buscamos la urgente implementación porque se siguen vulnerando nuestros derechos en las empresas privadas y públicas, y también en los medios autogestivos, donde la equidad se da por la propia organización, pero quienes distribuyen la pauta no se han enterado.
Mientras tanto, seguimos debatiendo para proponer la mejor reglamentación y para vislumbrar cómo será el cumplimiento de la ley. Porque sabemos que además de autoridad de aplicación que se designe, seremos las trabajadoras organizadas en los sindicatos las que llevaremos adelante la tarea de efectivizar la ley.
Con estas ideas, el martes pasado abrimos un foro nacional donde hubo compañeras de diferentes ámbitos y lugares de nuestro país (Santa Fe, Mar del Plata, La Pampa, Neuquén, Buenos Aires, Salta, Viedma, Rosario y más) preocupadas por mejorar nuestras condiciones laborales, por traducir la feminización de las carreras de comunicación en puestos de trabajo y también por imprimir la equidad en los discursos que producimos. Porque la Ley va a implementarse en los medios y va a repercutir en una comunicación sin violencias, para el bien de todes.
*Micaela Polak es Secretaria de Mujeres y Géneros del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), y delegada de Radio Nacional. Integra la Red Federal por la Ley de Equidad en Medios.