La jueza Mónica Faber, de la Sala V del Tribunal de Juicio, condenó a prisión perpetua a Julio César Calisaya por el femicidio de su esposa, Lorena Vique, cometido el 8 de julio de 2021 en la localidad de Vaqueros. La víctima tenía en ese momento 35 años y era madre de tres hijxs.
El hijo mayor de la víctima, Samuel Arce, que hoy tiene 20 años, se constituyó en querellante con la representación del abogado Sebastián Smith, del programa Asistir de la Secretaría de Justicia del gobierno de Salta. Durante los alegatos el letrado solicitó prisión perpetua, en coincidencia con la representante de la Unidad Fiscal de Femicidios (UFEM), Mónica Poma.
"Me duele mi hija. Estoy conforme con la sentencia que se ha otorgado y que Dios se encargue de él (Calisaya), como Dios va a resguardar a mi familia y a mis nietos", dijo a Salta/12 la madre de la víctima, Francisca Nina.
También el tío de la víctima, Juan Carlos Nina, se expresó luego de conocer la sentencia. "Gracias a Dios se hizo justicia y personas como éstas tienen que pagar todo lo que han hecho. Todo este tiempo mi hermana estuvo muy mal, deprimida, todos los familiares sentimos la pérdida de mi sobrina. La pena que dictaron nos trae un poco de alivio pero nada la va a devolver a ella", dijo.
"Estamos también conformes con esta resolución. El debate prácticamente se ha ceñido a verificar si existió o no una emoción violenta en el accionar de Calisaya; claramente, la jueza entendiendo nuestros fundamentos (de la fiscalía y la querella), la ha descartado, por eso arriba a esta sentencia condenatoria y le impone una pena por delito calificado", manifestó por su parte el abogado Smith.
Luego de la sentencia, los abogados defensores Marcelo Britos Astigueta y Lautaro Humacata tranquilizaban a su defendido en la sala, explicándole que pueden presentarse en casación impugnando el fallo de condena.
Vique fue asesinada el 8 de julio de 2021, alrededor de las 23.15, en una calle ubicada en la margen del río Vaqueros, detrás de la plaza Paseo Costanera. Durante los alegatos, la fiscala Poma recordó que Calisaya fue detenido por el personal policial, en flagrancia "con el cuchillo en la mano, totalmente ensangrentado, frente al cuerpo de la víctima". Por esto, además de las pericias realizadas, consideró que la autoría material estaba acreditada.
Al alegar el defensor Britos Astigueta no negó la autoría del crimen, pero intentó justificarlo por "emoción violenta" ante una supuesta infidelidad.
La fiscala destacó que hubo dos testigos presenciales, un joven y una adolescente, que alertaron a la policía. "Son chicos jóvenes comprometidos, no se amedrentaron, escucharon gritos de auxilio de Vique. Observaron esa escena, que la señora se encontraba en el piso, Calisaya asestándole el cuchillo (...) Le tiraron una piedra, le pidieron que la soltara".
Según relató la fiscala, Calisaya no detuvo la agresión, y lxs chicxs se dieron cuenta de que necesitaban ayuda, por lo que salieron corriendo hacia la avenida de Vaqueros, intentando detener los vehículos.
Uno de esos chicos detuvo a Quiroga, "un policía, que volvía de su trabajo con su esposa". Y vieron como el hombre que después fue identificado como Calisaya "estaba apuñalando a una señora a la rivera del río". El móvil policial llegó en cuatro minutos con el oficial Martínez, el suboficial Figueroa y el sargento López, quienes intentaron detener a Calisaya. "Ya habían pasado las agresiones. No la soltaba. (Él) Intenta ponerse el cuchillo en el cuello, simulando que tiene la intención de quitarse la vida. Lograron que desista", contó Poma.
La fiscala mencionó como relevantes las manifestaciones de Calisaya en ese momento. Decía "a viva voz" que “estaba haciendo eso porque había descubierto que la señora Vique tenía una relación extramatrimonial con otro hombre”, ”La estoy matando porque me engañó. La perdoné el sábado pero un tucumano le llena la cabeza”.
Poma resaltó que ni los celos, ni una supuesta infidelidad, ni el rol de buen padre y proveedor, ni la hombría dolida, ni la personalidad inmadura justifican un femicidio.
Dijo que tampoco encontraron elementos que dieran cuenta de una infidelidad, ya que en las pericias a los teléfonos, uno personal y otro laboral de la víctima, solo había mensajes de su vida familiar y laboral. Explicitó que el marido de la víctima estaba agendado como "Cali mi amor" y que no hallaron ni el contacto ni los mensajes que Calisaya dijo que encontró, en los que un supuesto hombre agendado como "Clara compañera" le preguntaba por audio dónde estaba y él interpretó que tenía autoridad sobre ella, lo que generó una discusión.
Para la fiscala, los dichos del acusado demostraron "el contexto de celos, humillaciones, hostigamiento y control al que sometía a su esposa".
Asimismo, la fiscala destacó que violencia de género "no es solo pegar", "es también efectuar todo tipo de acciones que tiendan a amedrentar a la víctima, porque no cumple con los estereotipos patriarcales que se asigna a las mujeres".
Señaló que Calisaya no estaba conforme con el trabajo de Vique, que le demandaba tiempo fuera del hogar, y esto "repercutió en las expectativas de esposa sumisa en la casa" que él tenía. Detalló que ella había progresado y logró desarrollarse profesionalmente. La mujer era licenciada en enfermería, "ascendió" en la empresa donde trabajaba, "era coordinadora de enfermeras en la empresa".
La fiscal dijo que cuando Vique comenzó a progresar, Calisaya "le hacía reproches por las llegadas tarde, e intentó que desistiera de trabajar porque él era proveedor suficiente del hogar".
La madre de la víctima contó además a este medio que Vique ganaba en ese momento $200.000 mensuales. La recordó como una mujer muy trabajadora, que antes de recibirse se desempeñaba como vendedora ambulante, labor que siguió realizando incluso días antes de que fuera asesinada. Destacó que el acusado era albañil, tenía un ingreso menor al de ella, y no podía mantener las necesidades de la familia con su salario solo. También negó que Calisaya le hubiera pagado la carrera como dijo su abogado defensor.
"La víctima aumenta su círculo de amistades, su círculo social. Calisaya dice que ella empezó a cambiar. Que empezó a usar malas palabras. Nos da esa muestra de que él advierte un cambio en ella, de independencia, donde adquiere posibilidades económicas, personales propias que no van de la mano de lo que le proveía Calisaya", dijo la fiscala.
"Los compañeros de trabajo conocían la problemática de celos, de control, (Calisaya) le hacía videollamadas para corroborar que estuviera trabajando y no en otro lugar. Esto muestra ese contexto de constante violencia verbal y psicológica a la señora Vique", dijo.
"La violencia machista y estos estereotipos patriarcales sobre las mujeres, matan", expresó la fiscala. Destacó que son "motivo de aleccionamiento y castigo". "Ése es el móvil de este homicidio. No ha sido un momento de shock emocional”, afirmó.
Argumentó que fue un crimen premeditado, que Calisaya ocultó un cuchillo carnicero en su ropa y llevó a la víctima en moto a la plaza de Vaqueros, donde no podría ser auxiliada. "Fue un hecho planificado y organizado, no de ímpetu violento", aseguró.
Pedido de perdón
Calisaya quiso hablar antes de que la jueza dictara sentencia. "Pido disculpas de corazón a mi hijo, sé que ninguna palabra que pudiera decir ahora llenará el vacío que he causado por su madre", expresó llorando. Se dirigía a su hijastro, constituido en querellante, que se encontraba frente a él.
"Sigue siendo un niño, que lo criamos con tanto amor, junto a mi esposa. Hubiera querido brindarle un futuro (...) una carrera, nada de eso podrá ser. Pido perdón, sabe todo el esfuerzo que hice", dijo Calisaya. E incluso llegó a afirmar que sentía amor por la mujer que mató. "Vos tenés mucho más, hijo, para brindarle a tus hermanos. Te pido perdón de corazón, nada más", sostuvo.
Calisaya también reconoció el dolor que le causó a la madre de la víctima, quien comenzó a llorar y fue contenida por el abrazo de una joven que se encontraba a su lado.
Huérfanxs por femicidio
Calisaya y la víctima tuvieron una hija, cuya edad actual es de 14 años. Vique además tenía dos hijos de una relación anterior, el mayor de 20 años y un adolescente de 17 años.
Lxs tres hijxs quedaron a cargo de su abuela materna y todavía esperan tener acceso a la Ley Brisa. Smith dijo que ya iniciaron el trámite en la Anses con el auto de elevación a juicio y esperan los fundamentos de esta sentencia para añadirlos.
Nina contó que la calidad de vida de lxs nietxs no es la misma que les proveía su madre en lo económico. Ella tiene 57 años, desde los 8 es vendedora ambulante, y ese trabajo sigue siendo su sustento.
La abuela relató que alquilaba un monoambiente cuando su hija fue asesinada, y luego tuvo que alquilar otro, al lado, para sus nietxs. Cada alquiler le cuesta $30.000. El gobierno solo le dio un subsidio por seis meses, de $8.000, que apenas le alcanzaba para una compra de mercadería.
Relató que no consiguió turno ni en el Hospital Materno Infantil ni en centros de salud para el tratamiento psicológico de sus nietxs en aquel momento, ya que se los ofrecían para meses después, por lo que tuvo que pagarlos de forma particular porque además un juez de familia le exigía los certificados. Dijo que luchó por la tenencia de lxs dos nietxs menores de edad ya que desde el juzgado le habían advertido que si no mantenía a lxs chicxs en las condiciones que le pedían, lxs tendrían que institucionalizar.
También dijo que intentó tramitar una vivienda para sus nietos pero le fue negada. Su nieto mayor también intentó el trámite pero le exigían un recibo de sueldo con dos años de antigüedad y que se hiciera cargo de sus hermanxs. La abuela resaltó que el chico apenas tenía 19 años, estaba terminando la secundaria y ella quería que siguiera estudiando una carrera, no que trabaje.
Asistencia a las víctimas
Smith representó a la familia de la víctima mediante el Programa Asistir que brinda patrocinio letrado y la representación en la querella de manera gratuita. También trabaja para el Programa de orientación y asistencia a víctimas o familiares de víctimas de delitos graves, que brinda el asesoramiento jurídico, contención psicológica y económica mediante subsidios. Los programas dependen de Carla Tiano y son parte de la Secretaría de Justicia.
El abogado dijo que asiste solo en el proceso penal y que se entiende por delitos graves a "aquellos que se cometen contra la integridad física o sexual de una persona". Ante este femicidio dijo que se dio contención a la madre y al hijo de Vique cuando acudieron a las oficinas. "Por supuesto, puede pasar que existan dificultades", reconoció. Aunque cuentan con un gabinete psicológico, indicó que ante la cantidad de casos, se concentran en una primera asistencia y luego derivan al sistema de salud pública, donde también se presentan dificultades con los turnos por la cantidad de usuarios de los servicios.
Las oficinas de los programas de asistencia se encuentran en la calle Santiago del Estero 2291, planta baja, oficina 4, donde las víctimas pueden requerir estos servicios. Smith indicó que también actúan de forma espontánea cuando tienen conocimiento de casos mediante los medios de comunicación o la policía.