¿Cómo sería rebelarse hoy contra la tiranía que impone el trabajo? En 1967 una obra teatral presentaba el caso de un hombre que iba en contra del stablishment al negarse a volver a la rutina de su puesto administrativo. Fue Carlos Gorostiza quien dirigió esta pieza que Ricardo Talesnik, su autor, llamó La Fiaca. Dos años después, la obra conoció su versión cinematográfica, dirigida por Fernando Ayala, también con Norman Briski como protagonista. Representada en 30 países, La fiaca tuvo hasta versiones para radio y teatro musical. Pero en Buenos Aires hace tiempo que no sube a escena. El actor Gastón Cocchiarale le propuso al director, dramaturgo y actor Lisandro Fiks que escribiera una versión libre sobre esta pieza. Y que la dirigiera. A punto de estrenarse, este sábado, en el Teatro de la Ribera (Pedro de Mendoza 1821), La gran renuncia, tal el nombre de la obra, además de Cocchiarale y el propio Fiks, revistan en el elenco Laura Cymer, Abian Vainstein, Romina Fernandes y Luis Brandoni, quien realiza en la puesta una participación virtual.
El nombre de la obra escrita por Fiks remite al fenómeno social que se inició en Estados Unidos luego de un año y medio de pandemia: en 2021, varios millones de trabajadores abandonaron sus puestos de trabajo, lo cual marcó un récord histórico. Sucedió que, después de hacer un balance de su vida laboral, muchos decidieron no volver a someterse a las rígidas reglas del trabajo presencial. Esta actitud masiva fue bautizada con el nombre de Gran renuncia por parte de Anthony Klotz, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Texas.
La gran renuncia guarda gran independencia respecto de La fiaca. Así, la rebelión del protagonista consiste en arremeter contra del sistema que lo obliga a estar disponible para la empresa durante todas las horas del día. Por lo tanto, no elige tirarse en la cama sino que decide apagar su teléfono celular. Es por esto que la tecnología y la virtualidad tienen un lugar central en la escena. La escenografía y el vestuario son de Micaela Sleigh, la iluminación, de Agnese Lozupone y el diseño de video, de Juan Selva. Y si en la película la música había sido obra de Astor Piazzolla, en esta oportunidad pertenece a Pipi Piazzolla. El director habla del texto y su puesta en la entrevista con Página/12.
-¿Cómo fue versionar La fiaca?
-Hacer versiones es un trabajo que me gusta: lo hice con Hombres y ratones, (novela de John Steinbeck) y con Un enemigo del pueblo (obra de Ibsen). Cuando Gastón Cocchiarale me propuso dirigirlo en La fiaca, al leer el texto me di cuenta de que había que actualizarlo. En los sesenta tuvo un gran impacto porque fue una osadía mostrar a un empleado que por fiaca no va a trabajar. Pero tener fiaca hoy no es un acto revolucionario como en los ‘60. Hoy hay temas laborales que tienen otro valor. Así que de la obra original queda solamente el espíritu.
-¿Cuál sería un acto de rebeldía hoy?
-Hoy el trabajo se maneja de otra manera. Hoy un verdadero acto de rebeldía sería desconectarse del celular. Nuestra cotidianidad está atravesada por mensajes del ámbito laboral que hay que contestar inmediatamente. Aunque uno esté leyendo un libro o ya esté en la cama. También la familia o los amigos pretenden que uno conteste sus mensajes o festeje sus memes. El protagonista de La gran renuncia se siente acosado laboralmente y decide desconectarse y formar parte del movimiento que en Estados Unidos e Inglaterra se llamó La gran renuncia. Se dieron cuenta de que podían estar en su casa haciendo otra cosa que viajar una hora para trabajar en una oficina.
-¿Quiénes forman el entorno de este empleado?
-En la actualidad convive la gente mayor que rechaza el uso de celular con los que se resistieron, pero finalmente aceptaron la tecnología y los que ya nacieron usándola. Lo mismo pasa en la obra: está el que se vio beneficiado por la pandemia y que, al incorporar la tecnología amplió su negocio y está agradecido a su teléfono y a las redes. Y la tercera generación que sigue pensando en que si saliste y te llamaron, no pasa nada: te volverán a llamar cuando vuelvas.
-¿Cuál es la expectativa del protagonista?
-Diego quiere vivir el presente, estar en el aquí y ahora. Y el teléfono lo saca permanentemente de ese lugar. Le dice basta a esta normalidad que vivimos cuando comemos con el teléfono sobre la mesa.
Mala praxis
Fiks estrenó otra puesta hace poco. Se trata de Mala praxis, obra de su autoría que se ofrece en el Centro Cultural de la Cooperación, bajo su dirección. Y como también integra el elenco, Fiks hará funciones los domingos, a las 17, de La gran renuncia y a las 20.30, de Mala praxis. En este caso lo acompañan Romina Fernandes y Juan Luppi. Se trata de la historia de un abogado que, por un oscuro ajuste de cuentas, persigue a médicos sospechados de ejercer mal su profesión. “Hay una polarización enorme en las personas que ven en los otros al enemigo -dice el autor-, y me parece que estamos complicados si no vemos lo bueno que puede haber en lo malo y lo malo que puede haber en lo bueno”.
*La gran renuncia, Teatro de la Ribera (Pedro de Mendoza 1821) jueves y viernes a las 19 y los sábados y domingos a las 17 horas.