Bandalos Chinos hará historia en la música popular contemporánea argentina cuando protagonice su primer Luna Park, el sábado 22 a las 20. Será también la presentación formal de su nuevo álbum de estudio, El Big Blue, publicado el pasado 6 de mayo. El sexteto originario de la zona norte del Gran Buenos Aires ya probó la adrenalina que provoca actuar en un lugar que ha sido vitrina de la cultura nacional tras aceptar la invitación de Miranda! para que le abriera un recital en 2018. Y al parecer, a sus integrantes les gustó esa sensación.
“Lo veníamos pensando antes de la pandemia”, reconoce Iñaki Colombo, guitarrista del grupo. “Ahora nos damos cuenta de que hubiera sido difícil. Así que nos vino bien en este momento. Necesitábamos un poco más de tiempo para estar a la altura”. Y el cantante Goyo Degano añade: “Somos de trabajar a largo plazo. A veces es difícil no desorientarse con todo lo que sucede en redes, con la imagen de éxito que te lleva a otros lugares y que decanta en la comparación. El tiempo nos enseñó a que no hay que mirar tanto esas cosas”.
-A raíz de lo que significa el éxito y la presión que existe para conseguirlo, últimamente se debate mucho sobre la salud mental en la música. ¿Cómo se preparan para eso?
Goyo Degano: -Es difícil. Una ventaja que tenemos es que nunca estuvimos de moda, y eso lo hace más liviano. Es inevitable ver lo que le pasó en tan poco tiempo a Duki o a Nicki Nicole, mientras que para nosotros fue más de a pasitos. Hay un montón de situaciones que atravesamos como grupo y como individuos, con respecto a la salud mental, y buscamos estar atentos.
-Al momento de sacar un disco, y tomando en cuenta que son artistas independientes, ¿qué los motiva?
Iñaki Colombo: -Nuestro modelo autogestivo es El Mató a un Policía Motorizado. Luego te vas asociando con gente, porque necesitás un equipo. Pero los discos son nuestros, las giras las organizamos nosotros.
G.D.: -Hay algo romántico en seguir siendo nosotros los que tomamos las decisiones. Si bien podemos firmar un contrato discográfico amigable, nos quedó la idea de si llegamos hasta acá y el techo sigue estando alto, ¿por qué vamos a entregar nuestro laburo en este momento?
.Ante del Luna Park, su último show en Buenos Aires sucedió como parte del Quilmes Rock. Si bien tuvieron una de las mayores convocatorias del festival, su actuación se produjo en un escenario secundario.
G.D.: -Seguimos siendo la banda que sorprende. Somos el grupo al que ponen en el escenario 3 y lo explota. No estamos en el escenario principal porque siempre nos llega tarde el aval. Siempre tenemos que pelear por el aval.
I.C.: -Estamos en el camino, pero a contracorriente. Me gusta más esa imagen.
-Hicieron un disco a contracorriente no sólo del nuevo mainstream musical local, sino también de la propuesta de Paranoia pop, su trabajo anterior.
I.C.: -Si vos escuchás el mainstream, el pop es otra cosa. No hacemos la música de moda ni vamos por la línea de The Weeknd. Lo nuestro es más vieja escuela. El Big Blue revisita nuestra carrera.
-Por su impronta, El Big Blue es el álbum que debió secundar a Bach, en contraste con Paranoia pop, que es muy experimental. Posiblemente quedará en su discografía como el disco raro. ¿Están de acuerdo?
G.D.: -Era volver a divertirnos. La pandemia nos puso de frente una realidad: no teníamos laburo y había que sobrevivir. Empezamos a preguntarnos por qué nos gusta tocar y hacer canciones, y cuál fue el motivo de juntarnos en una sala de ensayo en 2009. Entonces quisimos cagarnos de la risa nuevamente. A fines de 2020 y comienzos de 2021 se cerraron muchos de los temas nuevos. Fueron ideas que se gestaron en una situación de encierro. Ahí hubo tiempo para mirar hacia atrás y para mirar hacia adentro. Esto fue un poco volver a la fuente, volver a Bach (el disco que les abrió las puertas de la popularidad), y volver a temáticas más aterrizadas y cercanas.
-En este disco cada tema es un universo propio. Está la balada lenta, la canción experimental, el pop hitero y el bajonazo. ¿Cómo condensaron esa paleta?
I.C.: -Cuando terminamos un disco, nos preguntamos para dónde vamos ahora. Y las mismas ideas te van guiando. Las canciones que aparecieron post Paranoia pop traían esta impronta sincera. Pero hay cosas que aprendimos que están acá. Nos fuimos a grabar con algunas ideas definidas y otras no. Adán (Jodorowsky), productor del disco, nos ayudó de elegir y tiraba cartas de tarot.
G.D.: -Con la madurez, vamos perdiendo el miedo, el prejuicio y los purismos, y nos atrevemos a trabajar compositivamente con otras personas. Al igual que en el disco anterior, esta vez convocamos a Fran Saglietti para que aporte su talento al momento de escribir canciones. Y aparte sumamos a Esme Escalante y Joaquín Vitola. Pienso en el Bándalos de 2018 y no nos hubiéramos atrevido a hacer baladas.
-A pesar de la popularidad, de experimentar y de volver a las raíces, no se dispersaron. Los últimos tres discos los hicieron en el mismo estudio y con el mismo productor. ¿Alguna vez temieron perder el eje?
I.C.: -Con los discos nos pasa algo particular: el disco manda. Si lo descuidás, se traslada a todo lo demás. Nunca estamos en un limbo, siempre pensamos en lo siguiente que haremos. Es simplemente perseverancia, resistencia y mantener los objetivos. Si no te lo proponés, no lo hacés. En algún momento pensamos en irnos a México, pero luego coincidimos en que teníamos que regresar al “rancho” (ubicado en Texas, Sonic Ranch es el nombre del estudio en el que viene trabajando Bandalos Chinos) y además estaba la sala nueva, el Big Blue.
-¿Por eso lo titularon así?
I.C.: -Fuimos los primeros en grabar ahí.
G.D.: -Es muy raro estrenar un estudio. Fue lo que lo volvió muy especial: le dimos vida a una sala en la que no había sonado nunca un acorde ni ningún tambor.
-Ustedes hurgan en el pasado y toman herramientas de ahí para construir canciones contemporáneas. Suenan a todo, pero al mismo tiempo tienen un sello identirario. ¿Lo que hacen es un pop imperfecto?
I.C.: -Seguimos volviendo a la música de los '70. Cuando Adán propuso grabar el disco en vivo, dudamos del método porque pensamos que también podíamos hacerlo por capas. Pero nos dejamos influir por discos de Stevie Wonder, Al Green y la Motown que fueron hechos de igual forma.
G.D.: -Adán nos dio un charla sobre la belleza, la imperfección de la belleza y este pop imperfecto. Nos dijo: “No vayan detrás de lo perfecto porque no van a encontra la magía ahí”.
-El groove es un elemento que atraviesa a la banda. ¿Qué les atrae de eso?
G.D.: -Hay una búsqueda de la emoción y en los artistas de los que te hablamos está latente eso. Es como cuando el susurro o el relax te pega en el cuerpo. La música negra tiene esa magia tan sentida.
I.C.: -Los discos que más me gustan son los de Curtis Mayfield, Al Green y Marvin Gaye. Hay una vibra ahí. Pero después ves que eso atraviesa también a los Bee Gees. Nos inspiramos en los que los marcó a ellos para hacer esto.
-Pero ustedes también toman de los Bee Gees.
I.C.: -Si no te mencioné esa influencia es porque está ahí. Es la música pop por antonomasia. En las canciones de los Bee Gees destaca el peso del compositor, y más cuando ves a toda la gente que le compuso Barry Gibb. Dentro Bandalos Chinos hay un culto por los compositores.
-Eso invita a preguntarles en qué están inspiradas las canciones de El Big Blue.
I.C.: -La ruptura es lo que atraviesa a todas las letras.
G.D.: -Responden a una época. Chapi (tecladista del grupo y hermano de Iñaki), que es el gran “songwriter” de Bandalos, estuvo muchas horas encerrado en su casa mirando para atrás y para adelante. Al ser un buen compositor, escribe pensando que soy yo el que va a cantar lo que compone. Eso hizo que alcanzáramos cierta madurez.
-Ustedes también redimen a la figura del intérprete.
G.D.: -La clave está en ver las fortalezas y entender lo mejor qué tenemos para dar dentro del grupo. Desde mi infancia soy fanático de Luis Miguel, uno de los mejores intérpretes de la historia. Si hay alguien que escribe mejor o que tiene la facilidad, ¿por qué enroscarme en cantar las canciones que sólo yo pudiera hacer?
-¿Les pesa el hit? La gente parece esperar el nuevo “Vámonos de viaje”.
G.D.: -Lo llevamos con humor. Obviamente que queremos hacer una canción que sea coreada y que tenga la fuerza de “Vámonos de viaje”, pero todavía no sucedió. Veremos si de El Big Blue sale alguna. En algún momento llegará.