Este domingo, Tecnópolis cierra su 11° edición y se despide hasta febrero de 2023. A partir de su objetivo educativo, el principal escenario de divulgación científica en Argentina contribuye año a año a un acceso federal a la cultura. Con sus cincuenta hectáreas, la megamuestra de arte, ciencia y tecnología situada en Villa Martelli es la más grande Latinoamérica.

“Es un lugar donde se ejerce la ciudadanía, donde se amplían los derechos. Una gran plataforma de políticas públicas, donde se puede observar con claridad el potencial que tenemos y las capacidades en nuestro desarrollo productivo, científico y tecnológico. Un sitio para ampliar imaginarios y acceder al disfrute”, dice a Página 12 la directora María Rosenfeldt. Y continúa con entusiasmo: “Lo más lindo es que los pibes y las pibas están contentos en Tecnópolis, a pura sonrisas. Es un espacio único en el mundo realmente”.

Desde el 17 de julio hasta este domingo 23 de octubre, Tecnópolis recibió a 3 millones de personas provenientes de todas las regiones del país. Un promedio de 52 mil por jornada, con una explosión durante las vacaciones de invierno cuando, aprovechando el receso escolar, las visitas se acercaron al millón. Al respecto, Rosenfeldt comenta: “Pensamos que logramos recuperar el espíritu de Tecnópolis por dos motivos: volvió a estar colmado de gente y también se destacó la afluencia masiva de escuelas. Este viernes, sin ir tan lejos, vinieron 45 mil chicos. Eran objetivos que no habíamos podido cumplir desde diciembre de 2019, con la pandemia de por medio, y hoy nos llena de orgullo”.

¿Para qué Argentina necesita un monstruo cultural de estas características? Uno de los objetivos explícitos, con tanta presencia de niños, niñas y adolescentes, radica en despertar vocaciones científicas. Democratizar las condiciones de acceso y participación a los conocimientos puede, en esta línea, contribuir a que las personas logren construir sus razones y despertar sus pasiones. De hecho, fomentar la cultura científica es un poco eso: que la ciudadanía conozca cómo se cocina la ciencia y que más científicos conozcan cómo se expresa la ciudadanía.

Durante estos tres meses, más de 80 organismos participaron de manera activa de la experiencia: ministerios y secretarías, gobiernos provinciales, institutos y equipos científicos, embajadas y empresas. Y el motor es sencillo: nadie en Argentina quiere perderse la fiesta de la cultura.

La soberanía como bandera

Durante esta 11° edición, estuvieron disponibles más de 70 espacios que exhibieron propuestas artísticas, científicas y tecnológicas y ocho escenarios y auditorios que funcionaron con actividades aptas para todo público; a los que asistieron, por ejemplo, niños, niñas y adolescentes de más de 5 mil instituciones educativas.

En 2022, las actividades giraron en torno a la soberanía como concepto excluyente. Se cumplieron 40 años de Malvinas y el centenario de YPF y, en el marco de ambos aniversarios, la invitación fue a reflexionar sobre el modo en que la puesta en marcha de esta idea puede aportar en la creación de futuros. La producción de conocimientos, desde aquí, configura un proceso mediante el cual el país puede aspirar a conseguir mayores cuotas de independencia en el ámbito espacial, ambiental, cultural, productivo y alimentario, entre otros. “Soberanía fue el lema de este año. Buscamos acercar ese concepto, volverlo más cotidiano y creo que sirvió como un gran paraguas para pensar todas las temáticas. El año que viene será el turno de la democracia, aprovechando los 40 años desde 1983”, apunta.

Algunas de las actividades destacadas fueron Épica, escuela de activistas; el ciclo Ajedrecear, Evita 70 años, el 210° Aniversario del Éxodo Jujeño; festivales como el Criollo (culturas gauchas), de Danza, de Migrantes de la Patria Grande, Abuelas 45 años; encuentros como A 46 años de la Noche de los Lápices; muestras como la de videojuegos, El mar como territorio, China, la franja y la ruta, Los autos de Fangio; y más de 770 conciertos y espectáculos.

“El balance de esta edición también es positivo porque conseguimos desarrollar espacios propios muy valiosos. Estoy pensando en la muestra El mar como territorio, que apuntó a exhibir la importancia de pensar de forma colectiva la soberanía marítima, el Laboratorio de Artes Electrónicas para los adolescentes y el diseño de Arrorró, una actividad que involucra a las primeras infancias, bebés hasta tres años”, dice Ronsenfeldt. A partir de encuestas y estudios de campo, detectaron que permanecía vacante la posibilidad de contener a los más pequeños y Arrorró surgió como sitio donde pueden experimentar colores, texturas, formas y dimensiones. Asimismo, se incorporaron eventos comunicados a través de lenguas de señas para ampliar la accesibilidad.

La comunicación como política de Estado

Tecnópolis es la expresión de una política de Estado que en 11 años recibió a más de 30 millones de personas. Una decisión política que se inició con la presidencia de Cristina Fernández y que apunta a que todas las personas puedan disfrutar del conocimiento, sin distinción de sus posibilidades económicas y sociales.

De hecho, tal vez no haya un ejemplo que exprese de manera más precisa los modelos de país que en aquel momento expresaban oficialismo y oposición. A pesar de que la muestra iba a hacer inaugurada hacia noviembre de 2010 en la Ciudad de Buenos Aires, el entonces Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri negó esa posibilidad. Sencillamente, no habilitó los predios bajo el argumento de que “colapsaría el tránsito”. Desde el gobierno nacional decidieron reubicarla y fue inaugurada el 14 de julio de 2011.

En el ámbito comunicacional y cultural, además de Tecnópolis, durante esta época se destacan el lanzamiento de los canales de TV Encuentro (2007) --señal creada para difundir contenidos educativos, culturales y científicos--, Paka Paka (2010) --enfocado en la audiencia infantil y adolescente-- y Tec TV --el canal propiedad del MinCyT--. Más adelante (2015), el panorama se completó con la inauguración del Centro Cultural de la Ciencia (C3), el primer centro cultural público, gratuito y de carácter nacional, ubicado junto al Polo Científico Tecnológico, en el corazón de Palermo.

Experiencias interactivas y lúdicas se cocinan en un espacio como Tecnópolis especialmente dedicado a las familias, a la comunicación y el aprendizaje. Un escenario de inclusión y de hibridación, apto para todo público. Una megamuestra que prevé funcionar como inspiración, que emociona y que invita a pensar.

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