El 20 de octubre de 2004, policías entraron a las dos celdas de la comisaría primera de Quilmes, que alojaba a 17 adolescentes que fueron golpeados y sometidos a torturas. Cuatro de los chicos murieron, diez policías fueron condenados y una oficial va a ser juzgada en diciembre de este año. La Masacre de Quilmes tuvo un acto conmemorativo este sábado y una placa marca el lugar de los hechos, recordando a Elías Giménez (quince años), Diego Maldonado (16), Miguel Aranda (17) y Manuel Figueroa (17).
El evento fue organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en paralelo a las familias y amigos de las víctimas, que descubrieron un cartel de señalización en la cercana plaza Hipólito Yrigoyen.
Por las torturas y el incendio de la comisaría, fueron sentenciados a penas de entre tres y 16 años el comisario Juan Pedro Soria, el subcomisario Basilio Vujovic, el oficial inspector Fernando Pedreira, el cabo Hugo D'Elia, los agentes Franco Góngora, Gustavo Altamirano y Elizabeth Fernanda Grosso, y los oficiales Gustavo Ávila, Héctor Jorge Gómez y Juan Carlos Guzmán.
"Estoy disconforme con lo que pasó durante este proceso que fue difícil porque a dieciocho años nunca fueron presos (los policías) y alguno todavía está en la casa incumpliendo con la prisión domiciliaria", dijo a Télam Isabel Figueroa, madre de Manuel. "Me hubiese gustado que fueran todos presos y que pagaran por lo que hicieron. No sé por qué a algunos les dieron tres años y a otro dieciseis, todos son culpables. Les dieron muchas posibilidades para que sigan libres, esa noche había once policías y los once debieron tener las mismas condenas".
La oficial Elda Guaquinchay Bogado va a ser juzgada en diciembre, porque sólo fue identificada gracias a que los familiares buscaron casa por casa a testigos de los hechos y lograron establecer que también estaba en la comisaría ese día. La investigación oficial no la había ubicado y no estaba imputada.
La oficial, que estaba embarazada de siete meses, según testigos formó parte de un cordón policial que apaleó a las víctimas cuando salían de las celdas quemadas y se dirigían a las duchas, y no habría hecho nada para detener las torturas.
Guaquinchay Bogado irá a juicio oral del 12 al 15 de diciembre por "omisión de torturas" y Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires le había iniciado un sumario administrativo. "Esperamos que en este caso sí vaya presa, que la condenen y vaya a una cárcel común", aseguró la madre de Figueroa.
Es que a pesar de que existieron condenas de cumplimiento efectivo, ninguno de los policías fue enviado a un penal. De hecho, el único que está con prisión domiciliaria es Pedreira, quien había sido condenado a 16 años de prisión y acaba de perder un recurso federal de apelación, por lo que próximamente podría ir a una cárcel. D'Elía y Guzmán recibieron diez y nueve respectivamente, pero están en libertad condicional, mientras que el resto ya cumplieron sus penas.
Isabel Figueroa criticó que no haya controles sobre las prisiones domiciliarias dado que cuando la defensa solicitó la condicional y el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Quilmes requirió al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) un informe sobre su conducta, se comprobó que más de cien veces se registró la interrupción de su monitoreo y que, al menos dos veces, hubo rotura de la tobillera electrónica sin marcas llamativas.
"Nadie los controló, salían de compras. Todos estos años hicieron lo que quisieron ¿y los chicos qué? A nuestros hijos no le dieron ninguna posibilidad", concluyó.