Un nuevo club cultural está a punto de abrir sus puertas. Tiene una particularidad: está justo enfrente de la Villa Fraga, que surgió en la crisis de 2001 y creció en población en la última década. Ubicada en medio del centro comercial del barrio de Chacarita, la conforman sólo dos manzanas; la habitan 5 mil personas y tiene construcciones de hasta seis pisos. El Club Cultural Céspedes, iniciativa de la Universidad Popular de Belgrano (UPeBe), no persigue un objetivo social sino uno cultural, aseguran sus impulsores: “favorecer el acceso de todos a los bienes culturales”, en síntesis.

La inauguración oficial será hoy. En el edificio de 400 metros cuadrados, que otrora fue una carpintería y luego una casa de familia, convivirán una biblioteca, una sala teatral con capacidad para 100 espectadores, un bar-comedor, talleres de plástica y música y una guardería, entre otras cosas. La iniciativa va en línea con la búsqueda que guía, desde su origen en la década del 30, a la Universidad Popular de Belgrano Alfredo Fazio: brindar posibilidades de formación artística, artesanal o técnica a quienes no tenían la oportunidad de cursar la escuela secundaria. En la UPeBe, hace tiempo que el acento está puesto en la difusión cultural entre las clases más bajas.

La asociación civil sin fines de lucro funciona en Núñez desde hace nueve años. Trabaja fuertemente, hace más de dos décadas, en teatro para niños, con una oferta que comprende talleres y funciones. Hay, además, una biblioteca pensada especialmente para chicos y adolescentes. “Estamos muy entusiasmados. Hace bastante venimos haciendo una tarea social, con escuelas, comedores y barrios marginales, llevando a chicos y jóvenes a las funciones de teatro y a nuestra biblioteca. Tenemos muchas líneas de proyectos para ellos. Pero teníamos un problema: conseguir los micros para traer a la gente, el transporte es caro, a lo mejor no coincidían los horarios… cuando apareció esta posibilidad, nos pareció que era un espacio donde todo lo que veníamos haciendo podía rendir mucho más, usando un criterio que ya usábamos: el de integración”, resume la dramaturga María Inés Falconi, acerca del espíritu del Club Cultural Céspedes. El teatro, anticipa, será uno de los pilares del multiespacio. Ella integra el equipo de dirección y programación, junto a los directores teatrales Daniel Fernández y Carlos de Urquiza, quien preside la universidad.

La idea de integración implica reunir a los vecinos de la villa con los del barrio de Chacarita para la realización de actividades conjuntas. El C. C. Céspedes no pretende ser –como remarca Falconi y como lo hace también De Urquiza– un espacio cultural sólo para los habitantes del asentamiento. Abonando una cuota mensual a voluntad, los socios podrán acceder a cualquiera de las actividades, agrupadas en tres líneas de acción: biblioteca popular, apoyo escolar y teatro. Está prevista la creación de un elenco de teatro comunitario, la apertura de cursos de danza, iniciación musical, música, canto, clown, plástica, títeres, escritura y robótica, para niños, adolescentes y adultos. Se desarrollarán actividades complementarias como charlas de crianza, gabinete psicopedagógico y una juegoteca. El objetivo último es la puesta en marcha de un programa de carreras en oficios con salida laboral vinculadas a la actividad teatral, como realización escenográfica, de títeres, vestuario, técnico de luces, sonido y diseño gráfico.

  Tampoco se tratará de llevar cultura a la villa. Importante este punto. Se tratará de hacerse eco de lo que ya existe, en parte. “Hemos estado hablando con la gente de la villa. Un chico da clases de danza; de hip hop y cumbia. El problema es que él las da en la canchita, que es el lugar central del asentamiento, al aire libre… el problema es cuando llueve. Nos cuenta que da clases igual bajo la lluvia, pero no es lo mejor”, cuenta De Urquiza. Falconi completa la idea: “Me parece que hay que escuchar mucho a la gente. Muchas veces, quienes hacen trabajo social o cultural deciden por sí mismos qué es lo que a los que participan les conviene. Y quizás se brindan cosas que no les interesan. En la villa hay mucha gente que viene de países limítrofes, con otra cultura. El que hace un trabajo cultural viene de un espacio de clase media e interpreta que lo que ofrece es lo bueno para el otro. A lo mejor no es así”. 

  El edificio, ubicado en Céspedes 3929, lo adquirió la UPeBe con fondos propios, que surgieron de la venta de otro espacio ubicado sobre la calle Ciudad de la Paz, en el corazón de Belgrano. “Era un edificio muy grande y con el correr de los años estábamos llenos de deudas. Entonces compramos un terreno para construir uno nuevo, y estamos funcionando en un edificio alquilado”, relata Falconi. En Núñez los estudiantes pagan por sus cursos. En cambio, en el Club Céspedes los socios abonarán el bono contribución mensual. Como obviamente no será suficiente para sostener la iniciativa, sus impulsores buscarán conseguir apoyo del Estado, para lograr “una situación más estable”. Si bien la universidad ya tiene apoyo de distintos organismos, Falconi explica que necesitan fondos específicamente destinados al Céspedes. El acto inaugural será hoy, a las 19.30, y la programación se inicia con un encuentro de teatro para niños.