El 24 de febrero de 1946 Juan Domingo Perón ganó las elecciones presidenciales por primera vez en la Argentina con poco más del 53% de los sufragios. La unión del líder con el pueblo se cristalizaba en la urnas, luego del apoyo surgido el famoso 17 de octubre de 1945.
Tras su asunción, en junio de 1946, Perón comenzó a pergeñar una batería de medidas con fuerte énfasis en lo económico, que apuntaban a la “independencia económica”, tal como se la reivindicaba en el entorno peronista.
Dichas medidas serán ejecutadas a partir del Primer Plan Quinquenal, eje rector de las políticas del gobierno. Esas acciones apuntaban a la planificación económica con centralidad en la estatización de diversos recursos del Estado, así como también a la creación de empresas nacionales.
Es en este contexto que el 13 de febrero de 1947 el Estado argentino realizará el boleto de compra-venta de los ferrocarriles, que hasta entonces se encontraban mayoritariamente en manos británicas, hecho que se formalizará al año siguiente, anunciándose la estatización el 1 de marzo de 1948.
Dentro de este camino de búsqueda de emancipación económica y ampliación de lazos sociales internos y externos, sobre todo con los países sudamericanos, el presidente Perón planeaba un encuentro estratégico con su par boliviano, Enrique Hertzog, con fin de estrechar lazos comerciales, combinando proyectos férreos, con minerales necesarios para el crecimiento planificado.
De Retiro a Yacuiba
“Mañana a las 17.15 partirá de la estación de Retiro con destino a Yacuiba, donde celebrará una entrevista con el presidente de Bolivia Dr. Enrique Hertzog, el Presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón”, titulaba el 19 de octubre de 1947 el periódico Norte, el cual será un testigo privilegiado de todo el periplo presidencial por el norte argentino.
En este viaje de vital importancia económica, social y política, participarán diferentes ministros de gobierno: Juan Atilio Bramuglia, por Relaciones Exteriores y Culto, y Belisario Gache Pirán, por el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. Claro que también en el convoy viajaría Eva Duarte de Perón, personalidad clave para contener las proclamas populares a partir de su vital ascendencia desde una mirada social.
El periplo, que tendría como destino final la frontera argentino-boliviana, transcurrirá en extensas jornadas sobre los vagones del tren, que constantemente realizará paradas intermedias para saludar e intercambiar con referentes locales. Tal es el caso de Córdoba, donde el matutino Norte relata: “Delegaciones integradas por empleadas y obreras de la industria local, entregaron a la señora de Perón, un misal y un rosario de oro con sus iniciales, en prueba de agradecimiento por la obra que viene realizando en beneficio de la clase trabajadora de todo el país y de Córdoba en particular”.
Continuando hacia el norte, la expectativa comenzaba a crecer. Luego de su paso por Rosario de Lerma, en el sur de la provincia de Salta, el cargado itinerario, marcado por el matutino, dirá: “pasará a las 16 y 30 por Metán, donde se detendrá 10 minutos; 17.25 por Güemes, donde se detendrá 15 minutos; y 18.30 en estación Perico donde se detendrá 10 minutos. En todas las estaciones intermedias se harán homenajes”.
Esta última parada señalada en Perico, Jujuy, se demorará más de la cuenta. Hubo una recepción de 15.000 personas, incluida la presencia del gobernador Arturo Iturbe, quien, según los diarios de la época, pronunció un sentido discurso. No tendrá otra opción Juan Domingo Perón que realizar una improvisada alocución, tal como lo relatan las crónicas: “Amigos jujeños (…) en estos momentos en que el país está viviendo una transformación necesaria (…) sabemos muy bien desde Buenos Aires cual es el ahínco y el interés de los hombres de nuestra tierra (…). Queremos trabajo, pero queremos trabajo digno, queremos una argentina grande (…) antes de partir, quiero dejar el abrazo de compañero, el abrazo de hermano de todos los tiempos”.
En el norte salteño hacia Bolivia
Luego de la parada en Perico, y de las salutaciones en pueblos intermedios, el tren con la comitiva del gobierno argentino llegará temprano en la mañana del día 23 de octubre a la ciudad boliviana de Yacuiba, generando en sí mismo un hecho de gran significancia histórica.
El encuentro entre los presidentes tendría como eje central la ratificación del tratado comercial Alexander-Miranda, llamado así por los apellidos de los presidentes de sendos bancos centrales de los países en cuestión. Centralmente, Argentina se comprometía a comprar estaño por 8 mil toneladas anuales, en tanto que Bolivia recibiría divisas necesarias para reactivar una economía sensible y con urgente necesidad de liquidez. Dentro de esta reactivación, se encontraba la extensión de las vías férreas hasta Santa Cruz de la Sierra, ampliando un gran corredor comercial de vital importancia para la región.
Henry Medrano tiene 67 años, vive y nació en Yacuiba en pleno auge de los ferrocarriles. Se crió en el barrio La Playa, donde todas eran familias de trabajadoras del tren, ya que había sido creado por la empresa mixta argentino-boliviana para los trabajadores. Fue su padre quien a los 18 años comenzó a trabajar en esta tarea, empleo que continuó durante toda su vida. Hoy Henry también es integrante del Comité Cívico de Yacuiba.
Para dar contexto a la importancia histórico-social del encuentro entre los presidentes, sostiene: “Fue, y es, el proyecto más importante, de mayor impacto económico que ha tenido esta frontera de Yacuiba. Concretamente no ha habido ningún otro proyecto que haya superado lo que significó la construcción del ferrocarril. Hay que decir que casi no utilizó maquinaria, ha sido todo a mano empleando una gran cantidad de trabajadores”.
Medrano resalta la dinamización económica y social que generó para la zona el acuerdo entre los hermanos países. “Tuvo un gran impacto económico, se pagaba muy bien a los trabajadores, entonces este dinero empezó a circular en todo el pueblo de Yacuiba y en toda la frontera. Permitió la llegada de comerciantes desde de todas partes tanto de Bolivia como de Argentina y de otros lugares. Por eso se establecieron importantes negocios y casas comerciales muy grandes. A su vez, la llegada del ferrocarril vinculó a Yacuiba con Santa Cruz de la Sierra, que es el motor económico de la región”.
La llegada del tren, materializado en el encuentro Perón-Hertzog, le permitió al pueblo de Yacuiba constituirse en la capital del Chaco boliviano, situación que siguió extendiéndose al compás de la prolongación de las vías, “fueron creciendo los pueblos a la vera del tren que conectó Yacuiba con Santa Cruz”, destaca Henry Medrano.
A esta revolución producida en el sur boliviano, y en toda la región de influencia, se sumó el descubrimiento de campos de gas, instalándose en la zona la primera refinería de hidrocarburos de Bolivia. El Departamento (provincia) de Tarija pasó entonces a ser entonces el primer productor de gas de Bolivia, generando un círculo virtuoso que incluyó "que la obra del tren fuera financiada por el gobierno argentino, pero pagada, en una especie de crédito, con hidrocarburos de parte de Bolivia", subraya Medrano.
Regreso a Salta
Luego del almuerzo en el campamento de Yacimientos Petrolíferos Bolivianos, el presidente Hertzog condecoró a Perón y a Evita con la Orden del Cóndor de Los Andes, la más alta distinción que entrega Bolivia. Luego, en Yacuiba, se colocó la piedra fundamental para la construcción de una de las escuelas que Manuel Belgrano, en la Asamblea del año XIII (1813), había donado a la región y que todavía no se habían comenzado a construir.
Luego del periplo en Bolivia, la comitiva, con el presidente Hertzog incluido, recalará en la Estación Manuela Pedraza de la ciudad de Tartagal, donde vecinos colmaban la plaza principal, frente al Hotel Espinillo, donde se alojarían los mandatarios argentinos.
En la norteña ciudad inaugurarán el Hospital Zonal, dictarán la ley que creaba el departamento General San Martín, se firmará el tratado comercial con el vecino país, y se gestionará la creación de una escuela técnica, así como obras en los servicios de aguas de la ciudad.
El gobernador de Salta, Lucio Cornejo Linares, y el intendente de Tartagal, Eugenio Pulido, serán también testigos presenciales de los discursos presidenciales en tierra tartagalense, incluso del momento quizás más saliente, cuando el pueblo clama por las palabras de Evita. Así lo relata el diario Norte: “Ante el insistente pedido de la enorme muchedumbre, cerró el acto la Sra. María Eva Duarte de Perón, quien con emocionada palabra dirigió un saludo a los descamisados argentinos y bolivianos, siendo calurosamente aplaudida por el pueblo”.
La visita concluía. El periplo de la comitiva argentina viajando interminables horas en tren desde Buenos Aires hasta Bolivia dejaba un saldo positivo tanto para los planes del gobierno como para las poblaciones atravesadas y los acuerdos firmados. El objetivo de afianzar lazos y toparse con los más recónditos pueblos del norte del país estaba cumplido, un esfuerzo que pareciera impensado en los tiempos que corren.
La historia dirá que luego los trenes, sobre todo del lado argentino, serán desguazados. “Ramal que para ramal que cierra”, y con ellos, miles de historias que otrora pudieron ver en aquel sueño ferrocarrilero, la esperanza del ascenso social.
La tarea sigue pendiente, y pareciera que la reconstrucción muestra signos de proyecto revitalizado. Una vez más, los olvidados de la tierra sueñan con que el tren no solo sirva para transportar mercancías, sino también personas de carne y hueso, con sueños y anhelos de una realidad que no les vuelva a dar la espalda.