La necesidad de revertir el cambio climático fue el eje que atravesó la 18° edición de La Noche de los Museos, que este año regresó a la normalidad tras un 2021 con pocos espacios y varias restricciones por la pandemia. El evento estuvo en sintonía con los temas abordados en la Cumbre Global de Alcaldes de C40 y, a pesar del frío, hubo más de 900.000 personas en más de 270 sedes que abrieron sus puertas de 19 a 2 e invitaron al público a reflexionar sobre las consecuencias de la problemática ambiental, la sustentabilidad y la relación entre arte y naturaleza. Con multitudes copando las calles, transportes públicos gratuitos para facilitar el itinerario y largas filas en las puertas de museos, edificios emblemáticos y espacios culturales de toda la ciudad, el público participó activamente de muestras, talleres, recorridos, visitas guiadas y actividades para todos los gustos y edades.
La Usina del Arte abrió sus puertas a las 18 con la inauguración de Humana, instalación de sitio específico a cargo de Jessica Trosman y Martín Churba. La obra, de dimensiones gigantescas, cuelga del techo del Foyer y su disposición en el espacio invita a observar los materiales de cerca o sacar fotos desde la perspectiva en los distintos niveles del edificio. Una constelación de volúmenes elaborados con materiales reciclados plásticos y textiles que permiten reflexionar sobre la transformación: basura que se convierte en materia preciosa, residuos que devienen obra de arte. “Montañas de residuos que se amontonan diariamente a los que se les añaden nuevas historias de quienes viven de ella son el estímulo transformador de este proceso artístico”, indicaba el programa. El juego de las distancias genera una resignificación permanente: de lejos se percibe lo aparente pero, al aproximarse, las formas y colores cobran nueva dimensión con texturas más nítidas y detalles que al primer vistazo pueden pasar desapercibidos. Seguirá hasta febrero de 2023.
Otra de las propuestas era En un principio era la Luz/Antes de Oscuminar, instalación creada y diseñada colectivamente durante 2 años por más de 600 chicxs del Programa Casas de los Niños, Niñas y Adolescentes. La propuesta: un recorrido libre a través de un laberinto gigante guiado por la luz de un faro y dioramas ocultos detrás de unas aldabas. Las recomendaciones indicaban “apto para todo público”, así que en el interior de la instalación podían encontrarse (y perderse) niños sumamente entusiasmados o adultos que atravesaban la experiencia con risas nerviosas y aseguraban “es por acá” después de haber pasado varias veces por el mismo lugar. La obra se presentará oficialmente el 19 de noviembre para celebrar los 30 años del Programa y su labor en la promoción y protección de los derechos de las infancias y adolescencias. “Un laberinto apenas iluminado por la intermitencia de la luz de un faro que propone comenzar a transitar la experiencia de oscurecer para ver el mundo y prepararse para lo que vendrá: Oscuminar”, informaban antes del ingreso. Era difícil encontrar la salida pero –por si acaso– había algunos atajos.
Sin embargo, no era el único laberinto en la Noche de los Museos. Laberintos se titula también la extraordinaria muestra en Fundación PROA, que propone una exploración de ese símbolo tan misterioso empleado desde la mitología antigua hasta nuestros días para expresar un sinnúmero de ideas. “Lugares creados por el hombre para perderse”, según Borges, sitios para encerrar monstruos mitológicos y literarios. “¿Quién es el verdadero monstruo?”, pregunta una voz italiana en la proyección que da inicio al recorrido y narra el mito del Minotauro. “El verdadero monstruo somos nosotros”. La visita propone indagaciones desde la historia, las artes visuales, la literatura y el cine. Por allí aparecen grabados de la mítica Jericó, planos de León Ferrari, el vínculo de Borges con los laberintos, textos de Mujica Láinez, Cortázar o Eco; escenas de películas dirigidas por Fellini, Tarkovsky, Kubrick, Argento o Del Toro e ilustraciones científicas para pensar el cuerpo humano como laberinto. Se podrá visitar hasta noviembre.
Colón Fábrica fue uno de los sitios más concurridos en 2021 y este año también hubo filas larguísimas para conocer los talleres del teatro. El primer impacto al entrar a los galpones de La Boca son las dimensiones: en la visita se puede tomar verdadera conciencia de la escala en la que trabajan escenógrafos y vestuaristas. Muchos espectadores en estado de éxtasis aprovecharon el recorrido libre por las instalaciones para probarse algún sombrero o sacarse fotos sentados en tronos y escaleras majestuosas de las óperas más conocidas. Vestidos de ensueño, trajes coloridos, estructuras monumentales y objetos preciosos como algunos pianos de utilería que engañaban al primer vistazo e invitaban a probar las teclas para sacarse las dudas.
Varias cuadras antes de llegar a la Defensoría del Pueblo de CABA, sobre Av. Belgrano, podía escucharse el sonido del escenario. Con una feria de colectividades y presentaciones artísticas de distintas comunidades, el edificio se llenó de ritmo y color para pensar la importancia del derecho a la cultura y la identidad de un pueblo. Las oficinas se transformaron en salas museísticas para recibir al público con el Archivo Histórico de Familiares, un proyecto de digitalización de documentos de desaparecidos y detenidos por razones políticas entre 1976 y 2001; Lilia, una madre, que tenía como protagonista a Lilia Jons, una de las fundadoras de Familiares; Derecho a la cultura, imágenes que revelan la participación de la comunidad en la vida cultural; Abuelas, recorrido fotográfico y audiovisual por la historia de la institución y su lucha por la restitución de la identidad y Dibujos en prisión, un recorrido para entender el rol de la preservación documental de la memoria, con ilustraciones elaboradas por presos políticos durante los’70 y ’80 en secciones que marcan un camino que va del terror a la esperanza: Reclusión, Sombras, Retratos y Libertad. Al finalizar la gente podía participar del Tendedero respondiendo por escrito algunas preguntas: ¿qué derechos creés que se vulneran más? ¿Sobre cuáles te parece que tendríamos que hablar? La educación y el trabajo fueron algunos de los más mencionados.
Otro de los puntos tentadores era el Buenos Aires Museo por la presencia de un artista mítico y su personaje más querido: la dupla Quino-Mafalda convocó a miles de personas que esperaron poder subir a la terraza para sacarse una foto con la Mafalda inflable gigante, observar las cúpulas y recorrer algunas viñetas en las que la amiga de Felipe, Susanita y Manolito despotrica contra los daños que el ser humano ejerce sobre el medio ambiente. “Vos prometeme que vas a durar hasta que yo sea grande, ¿eh?”, le advierte al globo terráqueo con el que solía interactuar en las tiras.
Uno de los recorridos mejor organizados fue el del Palacio de las Aguas Corrientes (AySA), que comenzaba en Av. Córdoba con un desfile de ropa elaborada con materiales sustentables y continuaba por Riobamba con música y arte circense a puro brillo y color. El itinerario no duraba más de veinte minutos pero alcanzaban para tener un panorama amplio: desde la creación del sistema de aguas corrientes en la época de la fiebre amarilla (con una breve representación teatral), pasando por una muestra de artes visuales y trapecistas colgadas de las estructuras monumentales de hierro, hasta el relato de los guías con data dura y toques de humor. Al final del recorrido se proyectaba un video de concientización sobre el cambio climático y el rol de los humanos: “Hoy el cambio sos vos”, decía la voz en off y aparecía la imagen del propio auditorio en pantalla grande. Antes de salir se podía dejar una reflexión sobre la experiencia en la sección del archivo histórico.
Otro punto interesante era el Museo Casa de Ricardo Rojas. A partir de las 23 se presentó Ballroon Marrón, una competencia de Vogue en pasarela abierta realizada en la calle Charcas, justo frente a una comisaría. “Destacamos el erotismo ancestral, valorando otras bellezas más allá de estereotipos eurocéntricos”, indicaba el programa. Por esa pasarela desfilaron identidades, cuerpos, ropas y actitudes muy diversas que, con humor, proponían también la reflexión. Una reivindicación de las identidades marrones a todo ritmo con una dupla de conductores hilarantes para quitarle a los museos el estigma de la solemnidad. “Ojalá nos devuelvan el oro y no haya más racismo”, dijo una de lxs modelxs. Otra opción de fácil acceso era la Torre Monumental (más conocida como “de los ingleses”), de esas que vale la pena aprovechar si nunca se hicieron. Con una bella vista de la Plaza San Martín, el Edificio Kavanagh o el Sheraton, y la propuesta del artista urbano NASE POP que intervino las alturas con una obra de realidad virtual a través de anteojos Oculus y, tal como dijo un visitante, podía dejarte “re loco”.