Boca salió a jugar con la decisión que necesitaba para un encuentro de esa magnitud, donde estaba en disputa nada menos que el título. El equipo se volcó hacia el campo rival desde el comienzo, y fue adueñándose del control del desarrollo con la tenencia de la pelota.

Independiente se agrupaba bien en el fondo, formando una línea de cinco defensores, y su hombre más adelantado, Benegas, se ubicaba en el círculo central.

La primera aproximación fue del local, que con un remate de media vuelta de Fernández provocó peligro, debido a que el arquero Alvarez no pudo retener la pelota y ésta se fue por arriba.

El conjunto de Avellaneda, con el correr de los minutos, se fue afirmando en el terreno y no sólo no se retrasaba, sino que también intentaba atacar por los costados. Precisamente, en una de esas salidas, Zambrano cruzó justo ante Benegas.

El ritmo del partido era más favorable a Independiente, que aprovechó otro desborde, en este caso por la izquierda, y la jugada terminó en infracción de Advíncula sobre Lucas Rodríguez dentro del área. El árbitro cobró el penal y el VAR lo terminó de confirmar. Leandro Fernández lo ejecutó y puso adelante a Independiente.

La alegría duró apenas dos minutos, ya que Boca encontró la igualdad luego de un tiro libre lanzado por Oscar Romero, que Guillermo Fernández logró cabecear y descolocar al arquero para marcar la igualdad.

El final de la primera etapa fue a puro vértigo. Los dos equipos tratando de desequilibrar y convirtiendo a los arqueros en protagonistas principales. Alvarez respondió bien ante un zurdazo de Fabra, y luego Rossi apareció ante la entrada de Leandro Fernández.

El técnico Ibarra decidió el ingreso de Villa para el segundo tiempo, y el colombiano respondió rápido, ya que a los cuatro minutos convirtió el segundo gol con una gran definición de tiro libre.

La actitud de Independiente no fue la misma en ese período, y los de Falcioni estaban demasiado estáticos, con pocas posibilidades de adelantarse con seriedad. El gol de Villa significó un golpe anímico para el visitante, que sintió mucho el impacto. El equipo recién se acercó al arco de Boca cerca de los 30 minutos, con una acción que Rossi apareció dos veces para evitar la caída, aunque el árbitro sancionó posición adelantada en un fallo controvertido.

La incertidumbre llegó a los 36 minutos, cuando Vallejo empató con un cabezazo después de un tiro de esquina, en el que Rossi dudó en salir y terminó quedando a mitad de camino.

El final tuvo mucho dramatismo, con el público expectante por lo que estaba pasando en Avellaneda. La explosión llegó con la noticia del segundo gol de River, y el delirio fue total en todo el estadio.

La vuelta olímpica, los festejos, la Copa de campeón, los jugadores cantando con la gente y la alegría que duró hasta la madrugada. El título número 73 de la historia ya estaba sellado.