El multimillonario de origen indio Rishi Sunak fue elegido por los diputados del Partido Conservador para sustituir a Liz “la breve” Truss y salvar a los Tories de la aniquilación política. En una breve declaración después de ser coronado jefe del Partido, Sunak hizo un llamamiento a la unidad de los conservadores. “No cabe duda que enfrentamos un grave desafío económico. Mi prioridad es unir a nuestro partido y a nuestro país. Mi compromiso es servir con integridad y humildad”, dijo en una brevísima declaración en la sede central del partido.
Puertas adentro fue mucho más explícito. Frente a los diputados conservadores y al jefe de parlamentarios del poderoso comité 1922, Graham Brady, Sunak señaló que los conservadores estaban frente a un reto de “supervivencia electoral”. Según relataron diputados presentes, Sunak habló de “decisiones difíciles” y de la necesidad de unificarse o desaparecer.
El fantasma que ronda a los Tories es la suerte corrida por el Partido Conservador de Canadá que en las elecciones de 1993 pasó de ser la fuerza mayoritaria en el congreso a quedar con solo dos escaños. A pesar de este fantasma las divisiones, enfrentamientos, rencores, zancadillas y venganzas cobradas o pendientes que ha atravesado el Partido desde el referendo sobre el Brexit en 2016, vuelve a la unidad una misión casi imposible.
La voraz máquina
El partido se ha convertido en una máquina voraz de consumirse a sí misma. En julio los diputados conservadores le retiraron su confianza a Boris Johnson luego de que medio gobierno presentara su renuncia ante los diversos escándalos que lo venían sacudiendo. La semana pasada hicieron lo mismo con Truss. En la película surrealista que siguió a su renuncia, este fin de semana el mismo Johnson se perfiló como un posible favorito a reemplazarla.
Si contamos desde el referendo del Brexit, Sunak será el quinto primer ministro. Esta volatilidad se ha extendido a toda la estructura de gobierno. En lo que va del año el Reino Unido ha tenido cuatro ministros de finanzas. El anteúltimo, Kwasi Kwarteng, co-responsable con Truss del desastroso presupuesto que provocó su caída, es el ministro de finanzas que menos duró en la historia del país. El mismo record obtuvo en su área la ministra del interior Suella Baverman que dimitió el miércoles pasado: 43 días en el cargo, algunos más que Kwarteng. Truss se lleva las palmas. Cuando este martes se haga el traspaso del mando, habrá cumplido 49 días superando al que tenía el Record Guinnes en la materia, George Canning, quien falleció en el puesto en 1827, mucho antes que le dieran una avenida en CABA, rebautizada varias veces con su actual nombre, Scalabrini Ortiz.
A Sunak ni siquiera se puede decir que lo eligieron los diputados del partido conservador. Es el jefe del Partido Conservador porque sus dos rivales, el ex primer ministro y Penny Mourdant, retiraron su candidatura y Sunak superó con creces el umbral de cien legisladores que se requerían para el puesto. ¿Se puede gobernar así?
La oposición en su conjunto exigió elecciones anticipadas. “Los Tories han coronado a Sunak sin que él necesite decir una palabra sobre sus planes para el país. Este Sunak es el mismo que como ministro de finanzas no pudo hacer crecer la economía, controlar la inflación o asistir a las familias con la crisis del costo de la vida. Mientras él subía los impuestos a todo el mundo, su familia se dedicaba a eludir sus obligaciones tributarias. El pueblo tiene que poder votar sobre su futuro”, señaló Angela Rayner, número dos de la oposición laborista.
La primera ministra de Escocia y líder del partido Nacionalista Escocés, Nicola Sturgeon, le mandó una envenenada felicitación a Sunak. “Hay una cosa que debe hacer y otra que no. Tiene que llamar a elecciones generales. Y no tiene que lanzar otra ronda de austeridad. Nuestros servicios públicos no podrían sobrevivir a más recortes”, señaló Sturgeon.
Tratándose de la lider de los nacionalistas escoceses, las cosas son más graves para el futuro mismo del Reino Unido. Los escoceses votaron por abrumadora mayoría en contra del Brexit y volvieron a hacerlo en contra de los conservadores en las elecciones de 2019. Dado este cambio de circunstancias, Sturgeon exige otro referendo sobre la independencia. En 2014 los independentistas perdieron por diez puntos, más por temor a un futuro fuera del Reino Unido que por amor a los conservadores. La crisis acerca como nunca la desunión del Reino Unido. Hasta los autonomistas galeses están sonando cada vez más independentistas.
Las reglas de juego
Casi novecientas mil personas firmaron una petición para que se convoque a elecciones generales: el gobierno está obligado a responder a cualquier petitorio firmado por diez mil personas. Pero en la constitución no escrita del Reino Unido, Sunak no está obligado a llamar a elecciones generales.
En un sistema parlamentarista, el líder de la fuerza política con más escaños en la Cámara de los Comunes es el primer ministro. Esto habilita a que, en teoría, sea reemplazado indefinidamente por su propio partido. Desde ya que la praxis política es otra cosa. El gobierno viene anticipando un programa de dura austeridad que aprueban los mercados, pero que es rechazado por la amplia mayoría de la población. Sin la legitimidad del voto, con crisis del costo de la vida, inflación, salarios congelados o a la baja, se viene un "invierno del descontento" que seguirá a la ola de huelgas que hubo este verano, bautizada "summer of discontent".
A esta crisis de legitimidad con la que llega al gobierno se le agrega que sectores del mismo Partido Conservador afines a Boris Johnson y a los sectores más euroescépticos o ultra-neoliberales consideran que Sunak es un traidor a la causa y exigen elecciones generales. “Esto no resiste más. La única salida es una elección general. Sunak y Mordaunt se negaron a unirse detrás de la figura de Boris si él ganaba”, señaló la ex ministra de Cultura Nadine Dorries, no más conocerse el resultado..
Según una periodista con indudable “inside information”, Emily Sheffield, hermana de la esposa del ex primer ministro David Cameron, el partido está fragmentado en demasiadas ramas irreconciliables para pactar una mínima unidad. “Están los pro-Brexit, los ex pro-Unión Europea, los euroescépticos, los ultra que quieren un modelo como el de Singapur, los que favorecen un modelo de consenso social, los pro-Johnson y los que quieren borrar todo del mapa, desde la BBC a la justicia y las ideas alternativas hasta la pro-diversidad y antirracismo”, escribió Sheffield en el vespertino "Evening Standard".
Las elecciones son en diciembre de 2024. Demasiado tiempo para tanto caos ¿no?