Newell’s está a un paso de cerrar una incorporación inesperada, de sumar a un jugador que parecía estar casi retirado. ¿De quién se trata? Cristian Fabbiani. El “Ogro”, quien justamente en Rosario mostró una de sus mejores versiones futbolísticas. “Mañana (por hoy) viajo a Rosario para firmar un precontrato. Ojalá que podamos cerrar todo. Allegados a los dirigentes de Newell’s hicieron un seguimiento y se contactaron conmigo. Así se dio todo”. El propio Fabbiani fue el que admitió, en radio La Red, que su regreso al Parque Independencia está a sólo un pasito. Y la noticia retumbó con fuerza entre los hinchas de la Lepra.
A pesar de que no se fue de la mejor manera (presionó para ser transferido a River), el delantero dejó un muy buen recuerdo en Newell’s, en donde jugó en el 2008, luego de regresar al país tras su paso por Rumania. Y su aporte podría ser importante, más que nada tras la partida de Ignacio Scocco al club de Núñez.
Lo curioso es que desde aquellos días en que brilló en Rosario, la carrera de Fabbiani nunca volvió a ser igual. Pese a que su recibimiento fue casi como al de un ídolo (por su reconocido amor por los colores), nunca pudo hacer pie en River y, por eso, terminó recalando en All Boys. Luego, pasó a Independiente Rivadavia de Mendoza, donde tuvo varias idas y vueltas con los dirigentes por su estado físico.
Con un evidente sobrepeso (superó los 100 kilos), el jugador armó las valijas y partió rumbo a Bolivia, para jugar en el humilde Sport Boys. Sin pena ni gloria, regresó a la Argentina y todo indicaba que el retiro estaba cerca, muy cerca. De hecho, su futuro parecía estar más en los estudios de televisión, donde lo requerían como panelista, que dentro de un campo de juego. Pero sorpresivamente, firmó contrato con Estudiantes de San Luis, para disputar la temporada 2015 de la B Nacional. Aunque ahí tampoco encontraría la felicidad, ya que al poco tiempo de comenzar a entrenarse le detectaron un tumor en el gemelo de la pierna derecha. En marzo de ese mismo año, se sometió a una operación, en la que se lo extirparon. Y ahí (sí, otra vez) su carrera pareció llegar al final.
Pero había más. Sin lugar en San Luis, se fue a Ecuador, para probarse en la Liga de Portoviejo, de la Segunda División. Y desde ahí regresó a la Argentina para ponerse la camiseta de Deportivo Merlo, en la Primera C, la cuarta categoría del fútbol nacional.
Vueltas y más vueltas que no lo bajonearon. Al contrario: le dieron ánimo para recibir esta propuesta con una sonrisa enorme. “Jugar en la C es una guerra. Jugar en Primera es mucho más fácil. Estoy bien físicamente. Feliz”, agregó. Y para dejar en claro que se muere por volver al fútbol grande, avisó: “El jugador de Primera piensa mucho más que el del Ascenso. El que piensa en Primera saca una gran ventaja. La situación en Merlo es complicada. Por eso, yo a Newell’s iría prácticamente gratis”.