“Woo, una abogada extraordinaria” es una producción de Corea del Sur que puede verse por la plataforma Netflix. Su fulgurante éxito planetario la posiciona como la serie más popular proveniente del citado país luego de “El juego del calamar”. Empero, si en la serie estrenada el año pasado la resolución de los conflictos se dirime inexorablemente por medio de la violencia, en la nueva producción el mensaje es diametralmente opuesto, lo cual en esta etapa de capitalismo post pandemia resulta ser absolutamente esperanzador. En efecto, si de acuerdo a Paolo Virno, las formas de vida contemporánea están marcadas por la impotencia social ante el avance arrollador del capitalismo maduro, la precarización del empleo y las ideologías autoritarias, la forma en que son tratados los conflictos en “Woo, una abogada extraordinaria” vislumbra una salida colectiva al atolladero en que estamos inmersos.De todos modos, cabe mencionar que la serie no deja de reflejar las aristas más controversiales de una sociedad adonde la competencia despiadada por ocupar un sitial de privilegio en la escala social parece ser la norma.
Su argumento narra la difícil cotidianeidad de una persona del amplio espectro del trastorno autista desde que nace y su madre decide abandonarla, hasta que se recibe de abogada con notas destacadas y empieza a trabajar en un prestigioso estudio jurídico. Las escenas iniciales hacen hincapié en la difícil crianza a cargo de un abnegado padre quien en medio de una pelea con el dueño del departamento que alquila en los suburbios de Seúl, descubre que su hija pequeña por fin puede hablar. La emoción lo invade cuando descubre la capacidad de habla de su niña, y en especial cuando lo que menciona son las leyes judiciales que él había estudiado con tanto empeño en su juventud.
La protagonista principal se presenta de forma acelerada ante cualquier interlocutor o interlocutora como “Woo Young-woo, tanto si lee derecho o al revés. Kayak, arenera, somos, radar, reconocer, es WooYooung-woo”. Asimismo, tiene una profunda ligazón con las ballenas que le permite imaginárselas de modo constante de tal forma que el padre le recomienda que no mencione ese tema ante personas que no la conocen lo suficiente con el fin de preservarla de las burlas. En su primer día de trabajo, la puerta giratoria del estudio jurídico que la contrata se revela como una trampa a la que puede vencer gracias a la intervención de un empleado que decide intervenir ante la pasividad o maldad de las personas que miran la situación con desdén mientras siguen con su rutina.
A lo largo de los capítulos, diversas temáticas características de la sociedad oriental son abordadas de un modo respetuoso y en donde el trabajo comunitario parece ser la última barrera de contención de los litigios. La recurrente es como las personas tramitan las desigualdades. En especial la de la protagonista quien en base a una superlativa memoria recuerda cada uno de los artículos de los códigos jurídicos. Por cierto esta capacidad para recordar es complementada por el uso de una inteligencia creativa al servicio de la enorme cantidad de personas que padecen las múltiples desigualdades de un mundo capitalista que encuentra en Corea del Sur uno de sus mayores exponentes.
Woo sufre el maltrato de algunos compañeros de trabajo, así como la mirada estigmatizante de los jueces hasta que su gran capacidad laboral revierte una a una estas oposiciones. Por su parte, sus demostraciones de afecto mutan capítulo a capítulo y ganan espesura siendo estos los momentos más logrados de la serie cuando logra establecer una relación con aquel compañero de trabajo que la ayudó a vencer la puerta giratoria.
La crítica a un aspecto constitutivo de la sociedad asiática aparece en las escenas en que se aboga por el derecho de las niñeces a jugar y a ser felices. Algo tan simple, pero que se encuentra vedado a la mayoría del alumnado sur coreano ya que los niños y niñas pasan un promedio de siete horas en las escuelas sumados a otro tanto en academias privadas que funcionan hasta altas horas de la noche.
En suma, la serie de Netflix refleja las complejidades sociales de las actuales sociedades capitalistas, pero desde una perspectiva colectiva y amorosa.