Historias mínimas

“Mi primera visita a Tokio fue una experiencia vertiginosa que recordaré para siempre. Lo que más me impresionó fue la arquitectura y el paisaje urbano. Y no precisamente las edificaciones más modernas y pulidas, sino las más antiguas, de muchos años, con sus fachadas desgastadas que cuentan tantas historias”, señala el artista y diseñador nórdico Christopher Robin Nordström desde su estudio en Skeppsholmen, pequeña isla del sur de Estocolmo. Una vez que regresó a su hogar en Suecia tras aquel viaje de 2018, quiso “tratar de recrear el estado de ánimo poético y melancólico que estos lugares habían evocado en mí. Fue entonces cuando comencé a construir esculturas miniatura de estos sitios que, quizás, a menudo son pasados por alto pero que, en lo personal, habían dejado una marca fuerte y duradera”. Fieles a la realidad y rematadamente encantadoras, sus pintorescas obras recrean floristerías, peluquerías, comisarías de barrio, entre tantos otros espacios que viven, gracias a su excelente pulso, en pequeño formato. A una escala de 1 en 20, según detalla el propio Nordström, que asimismo cuenta que trabaja “con una técnica mixta maniobrando desde madera hasta plástico o detalles de latón grabado. Todo hecho desde cero, es decir, sin piezas prefabricadas”. Y emulando hasta el más ínfimo de los detalles: sea óxido que corroe, sea suciedad que salpica puertas y ventanas, etcétera. “Cuando volví de aquel viaje, decidí que iba a terminar viendo programas en Netflix cada noche. Me propuse adoptar un buen pasatiempo en la mesa de la cocina”, ofrece el hombre que, antaño, siendo un purrete, veía a su papá construir maquetas de aviones y trenes. Aunque hermanado, lo suyo va por otros cauces: obras arquitectónicas en una amplia variedad de formas y estilos, siempre de Tokio, eso sí.

Por el poder de Abloh

Perdurable ha sido la huella que Virgil Abloh dejó en el mundillo de la moda, tanto en la industria de lujo como del streetwear, gracias a su firma Off White y como director creativo de la línea masculina de Louis Vuitton. Tras su temprana muerte el pasado 2021 con apenas 41 años, el diseñador –también DJ y productor– vuelve a ser noticia por una colaboración que concreta desde el más allá, y que poco y nada tiene que ver con indumentaria. Sucede que la firma juguetera Mattel acaba de lanzar unos muñequitos diseñados por el mentado modista de He-Man y los amos del Universo. “Virgil Abloh deja su marca en el planeta Eternia. En tonos monocromáticos, nuestros icónicos personajes son reinventados por el legendario artista, un declarado fanático de la saga desde siempre. Podés elegir entre He-Man, Skeletor, Battle Cat y Skele-god. Cada figura viene con accesorios intercambiables, incluidas armas de batalla para exhibiciones épicas”, reza la descripción de la flamante colección, cuyos precios arrancan en 50 dólares el muñeco. Al menos, hay –relativo– consuelo para bolsillos flacos: el chiche viene con una historieta y con una lámina ilustrada. Cuentan desde Mattel que a Abloh se le dio acceso a todo el universo de He-Man, “lo que le permitió sumergirse en la historia de fondo y el diseño de los personajes para construirlos”. Sin embargo, falleció antes de completar su trabajo, y entonces tomó la posta Alaska Alaska, su agencia creativa, que siguiendo su visión original ha despojado a los personajes de sus colores característicos, convertidos en minimalistas piezas pseudo-artísticas. Sin modificarles los ajuares típicos, todo sea dicho, pero atendiendo al packaging y otros detalles.

Homenaje a Anna May Wong

Recuerda la revista Vanity Fair que, cuando Anna May Wong tenía 11 años, ya soñaba con la pantalla grande: su padre le daba a cada uno de sus 7 hijos una moneda de 25 centavos cada lunes, y ella invertía hasta el último céntimo en ver películas mudas, desembolsando ansiosa su plata en la taquilla. Difícilmente imaginaría una pequeña Anna que, más de un siglo después, su rostro adornaría una moneda de justamente 25 centavos, como sucede desde pasados días. La actriz –tenida por primera estrella de ascendencia china de Hollywood– ha sido una de las seleccionadas del programa American Women Quarters de la Casa de la Moneda de Estados Unidos, que busca visibilizar la labor de pioneras que descollaron en diversos rubros. El cine, en el caso de quien naciera Wong Liu Tsong el 3 de enero de 1905, en Los Ángeles. “Fue elegida para su primer papel como extra en la película The Red Lantern (1919) a los 14 años y continuó obteniendo pequeños roles como extra hasta su primer papel principal en The Toll of the Sea (1922)”, señala la mentada institución del país del norte, relatando que en el curso de su vida trabajó también en teatro y televisión. “Apareció en más de 60 films, incluidas películas mudas y una de las primeras películas realizadas en technicolor”, agrega la Casa de la Moneda al confirmar que ya ha sido emitida la moneda que rinde homenaje a su contribución al séptimo arte. Con dificultades, sobra aclarar: “Después de enfrentar constante discriminación en Hollywood, Wong viajó a Europa y trabajó en películas en inglés, alemán y francés. También apareció en producciones en los escenarios de Londres y Nueva York”, se advierte sobre esta mujer que, en 1960, recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood en 1960, y murió algunos meses después, el 3 de febrero de 1961, recordada desde entonces “como una estrella de cine internacional, ícono de la moda, pionera de la televisión y defensora de una mayor representación de los asiático-estadounidenses en el cine”. Enhorabuena la monedita.

Pican, pican los mosquitos, ¿a quién?

“Es imposible esconderse de un mosquito hembra: cazará a cualquier persona de la especie humana rastreando nuestras exhalaciones de CO2, nuestro calor y olor corporales. Pero alguna gente recibe más picaduras que el promedio de las personas, son un imán para estos chupasangres”, señala Leslie Vosshall, neurobióloga de la Universidad Rockefeller de Nueva York, que junto a un equipo de colegas se propuso desentrañar por qué diantres algunos terrícolas son infinitamente más atractivos para los mosquitos. “Se ha hablado del tipo de sangre, del nivel de azúcar en sangre, del consumo de ajo o bananas, de ser mujer o ser niño; en fin, son muchas las teorías populares acerca de quiénes son las principales víctimas de los mosquitos, pero estos mitos no están respaldados por la evidencia”, aclara el asunto Vosshall, que testeó la principal hipótesis: la atracción tendría que ver con el olor. A través de un trabajo de tres años, Leslie y su equipo hicieron diferentes experiencias en decenas de voluntarios; una de ellas, pedir a los participantes que usaran medias de nylon sobre los antebrazos durante seis horas al día para que se impregnaran de sus olores, para luego colocar las medias en un tubo y soltar un gran número de mosquitos. No cualquiera, por cierto: la especie utilizada fue el Aedes Aegypti, que transmite enfermedades como la fiebre amarilla, el zika y el dengue. Repitiendo el proceso durante largo tiempo, constataron que los picudos se mostraban consistentemente interesados por un mismo tipo de persona, independientemente de lo que hubiese ingerido en el día. “Iban en enjambre. La verdad salió a la luz rápidamente”, las palabras del team científico que montó una suerte de “competencia todos contra todos, y la diferencia –según destaca el diario Los Angeles Times– fue notable: el imán mayor era 100 veces más atractivo que el último”. ¿Hacia dónde iban los mosquitos? Hacia las personas que tenían más elevada producción de ácidos carboxílicos, o sea, el sebo que recubre la piel, sustancias físicas que justamente inciden en cómo huele la gente. “Los ácidos grasos que emanan de la piel pueden crear un perfume embriagador que los mosquitos no pueden resistir”, las conclusiones publicadas en la revista científica Cell por Vosshall y compañía.