La escalada del discurso de odio sumó ayer en Rosario un capítulo ante el hallazgo de un ultraje a uno de los símbolos que demarcan la Ronda de Madres de Plaza 25 de Mayo, los pañuelos blancos pintados alrededor de la pirámide, junto a la instalación Los Pasos de las Madres, de Dante Taparelli. "Fueron 8 mil", escribió alguien debajo de los pañuelos, como réplica de un discurso ya instalado en el pregonar de la derecha, el intento por socavar la memoria reconstruida por el movimiento de Derechos Humanos desde hace más de 40 años.

El ataque mereció el repudio inmediato de todo el arco de organizaciones de derechos humanos y buena parte de la política local.

"Nos ensucian los pañuelos, pero los vamos a volver a pintar. Si hay algo que nos sobra a los militantes de Derechos Humanos es la tenacidad", afirmó Ana Moro, de ese colectivo y miembro de la Ronda de las Madres en Rosario.

Moro reveló ayer por la mañana, en declaraciones a radio Nacional Rosario Fontanarrosa que la injuria fue descubierta temprano, aunque no supo precisar si acaso no había sido pintada antes.

"No es la primera vez que nos pintan encima. Ahora pusieron debajo 'son 8 mil' y hace un mes y medio, un jueves mientras hacíamos la Ronda, hubo una mujer que fue a gritarnos desaforadamente toda clase de barbaridades: terroristas, asesinos", relacionó.

Moro anticipó que en la ronda de mañana, jueves, prevista para las 18, algunes militantes se convocarán un rato antes para borrar las huellas del vandalismo y restaurar los pañuelos pintados sobre las baldosas de la plaza. La invitación, abierta, parte de las propias Madres de Plaza 25 de Mayo, y convocan a las 17 para "repudiar el negacionismo y la provocación, repintar los pañuelos y rondar".

Apenas conocido el mensaje furtivo contra la memoria colectiva, la noticia corrió veloz en las redes sociales y pronto el hashtag #Son30mil se hizo tendencia, como suele ocurrir en cada 24 de marzo y en fechas alusivas a la Memoria. 

En el ámbito de esta militancia no pasó por alto los antecedentes recientes de ataques de esta clase, que llegaron al extremo con el atentado fallido contra la vida de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Además de los episodios referidos por Ana Moro, en Plaza de Mayo, Buenos Aires, sucedió un ataque vandálico similar sobre el espacio de la Ronda de las Madres, y un par más registrados en distintas zonas del conurbano bonaerense.

Los pañuelos blancos pintados sobre el suelo de la plaza 25 de Mayo es obra de la agrupación HIJOS. Desde allí se refirió Tomás Labrador, quien advirtió que sucesos como este "no deben ser tomados a la ligera", puesto que representan –meditó– el rebrote de un discurso violento que irrumpe en el presente.

"Esto se inscribe en una nueva andanada de la campaña negacionista que vemos en los medios de comunicación y que asumen algunos políticos también. No es otra cosa que tratar de conseguir impunidad para los genocidas de la dictadura, como también para los empresarios que fueron instigadores y beneficiarios directos de ese plan”, analizó Labrador al portal RosarioPlus.

Algunos dirigentes de la política local difundieron su repudio y solidaridad con las Madres. Como la dirigente del Frente de Izquierda Unidad Carla Deiana, quien expresó su condena "total a la intervención negacionista al símbolo de las madres en Rosario. Una vez más decimos Son 30.000 Fue genocidio!", tuitteó. De la misma manera lo hizo su compañero de espacio, Octavio Crivaro: "Nuestro repudio absoluto a estos cobardes derechistas. Madres de la Plaza, el pueblo las abraza", saludó.