“No fue culpa tuya, ni tampoco mía, fue culpa de la monotonía”, dice Shakira en su último tema. Tras el lanzamiento de Te felicito, con este segundo single, Monotonía, la cantante colombiana adelanta el que se espera que sea un disco marcado por su seperación del futbolista Gerard Piqué. Un divorcio que para la referente del pop era “necesario”, porque “lo que un día fue increíble se volvió rutinario”.
Sin embargo, lejos de estar hablando de un problema específico de la famosa pareja, la artista aborda en su canción un tema por el que cada vez más parejas deciden realizar consultas. La monotonía puede afectar los vínculos de muchas maneras. En diálogo con Página/12, especialistas explicaron los motivos del impacto de la rutina en las relaciones amorosas y aportaron una mirada para entender qué hacer a la hora de encender la llama de los vínculos.
Del enamoramiento a la monotonía
“El principal motivo de consulta en lo vincular tiene que ver con la pérdida del deseo”, explica a Página/12 la psicóloga y sexóloga clínica Mariana Kersz. La directora de Clínica de Parejas asegura que “muchas veces la pérdida del deseo está asociada a la monotonía”, aclara que “por supuesto, hay solución”, y que “en muy pocas consultas las parejas ven cambios”.
Por su lado, la psicóloga y docente especializada en sexología clínica, Micaela Laurito, explica que en su centro, Tsex, otra consulta muy frecuente tiene que ver con la “discronaxia sexual”, que es cuando “las personas tienen distintas preferencias en relación a la frecuencia sexual”.
“Durante los primeros meses, e incluso los primeros años, la relación de pareja suele estar teñida por la novedad y el enamoramiento. Es durante ese tiempo que la frecuencia sexual dentro de una pareja suele coincidir”, apunta Laurito que aclara que tanto la monotonía como la discronaxia sexual pueden aparecer por múltiples motivos.
“La convivencia, la rutina, el trabajo, la llegada de los hijos, hace que el tiempo que tenemos se vaya dividiendo en distintas áreas o actividades de la vida” y puede generar esta pérdida del deseo, enumera Laurito.
“No es lo mismo estar pensando todo el día en la vianda del colegio, si pagué la luz, las expensas y qué sé yo, estar en esa rumiación más del día a día, y que de repente tu pareja se te acerque con intenciones sexuales explícitas a tener momentos a lo largo del día para hacer sexting, enviarse fotos, una poesía erótica o algún mensaje sugerente”, continúa Kersz.
Cómo se aborda el tema
“A veces pasa que, por ejemplo, de una pareja hétero, quien viene por el motivo de consulta es la mujer. Entonces dice algo así como que si el marido toma la iniciativa, está predispuesta, pero que dejó de interesarle el sexo. Que está todo bien, que se aman, pero que no tiene iniciativa. Ahí hay que evaluar a la pareja”, explica Kersz sobre los tratamientos.
En las consultas se ahonda sobre diversos temas, como sobre “cuál es el modelo de pareja que tienen, cuál es el modelo vincular y cuál es el modelo de comunicación”. “Llama la atención a veces que la consulta por falta de deseo en un vínculo de pareja la haga uno de los dos integrantes, porque justamente le está pasando con esa persona”, aclara.
“Es interesante ponerle la lupa a estas preguntas sin que la consulta sexológica caiga en una consulta de terapia de pareja, pero buscando los causales de esta falta de deseo. Revisar un poco cómo está ese vínculo, que está perfecto, no necesariamente tiene algo sintomatológico o patológico”, finaliza.
Por su lado, Laurito apunta: “Dentro de un proceso terapéutico se trabaja para detectar a qué se debe la disritmia o el bajo deseo sexual. Se evalúa si se debe a factores vinculares, a estrés, a factores orgánicos como enfermedades médicas o toma de fármacos que disminuyen el deseo sexual, o si se debe a otras causas psicológicas como depresión o ansiedad”.
Rutina y monotonía ¿son lo mismo?
La respuesta es no. No son lo mismo. “La rutina, por el contrario de lo que se cree, ordena al cerebro, planifica la acción y ayuda a bajar la ansiedad, lo que es destructivo es la monotonía”, sentencia Kersz.
Y lo explica con un ejemplo diario: monotonía es comer exactamente todos los días a las 21 y siempre lo mismo, dice, y aclara que la rutina tiene que ver con la organización, comer a las 21 horas y dedicar tiempo a la planificación, la innovación y la sorpresa.
“Una creencia muy común que trabajamos en las consultas de terapia sexual es que el sexo debe ser espontáneo. Cuando comenzamos a conocer a alguien existe una mínima planificación hay una expectativa de lo que sucederá y esto nos ayuda a prepararnos. Si no nos mentalizamos que algún tiempo del día o de la semana estará dedicado a compartir un momento de intimidad, será menos probable que esto suceda”, añade desde otra perspectiva Laurito.
Estrategias del deseo: cómo romper la monotonía
En su poema Estrategias del deseo, Cristina Peri Rossi asegura que “las palabras no pueden decir la verdad” y le pide a una segunda persona que considere, por lo tanto, que todo lo que hablaron “en noches en vela/ en apasionadas tardes de café/ sólo como seducción/ en el mismo lugar que las medias negras/ y el liguero de encaje:/ estrategias del deseo”. Seducción, deseo y palabras.
“Si hay malestar el primer paso es comunicarte con tu pareja. Luego, buscar soluciones en conjunto. Por ejemplo, reservarse un día o momento de la semana para compartir tiempo, hablar acerca de deseos, fantasías, preferencias y comenzar a incluir la novedad. Lo importante es comunicar aquello que crean que a cada uno le puede ayudar a romper con la monotonía”, explica Laurito.
Y agrega: “Es importante que hablemos de intimidad, ya que otro aspecto que trabajamos en terapia es lograr un guion sexual flexible. Es decir, algunos días se darán relaciones con toda nuestra energía, posiciones sexuales variadas, orgasmos, novedad, juguetes y otros serán más sencillos, tal vez con menor duración, sin tanto cambio. En ocasiones, las altas expectativas o el pensamiento de todo o nada no permiten desplegar el abanico de posibilidades a la hora de compartir y tener intimidad en la pareja”.
El cortejo
En la misma dirección, Kersz suma un nuevo concepto, el de “cortejo”. “Es clave en cuanto a la monotonía y tiene que ver con el cortejo entendido como la manera en la que las dos personas se aproximan de manera sensual o erótica al otro o a la otra persona para dar inicio a un encuentro sexual”.
“Si no es una pareja que no se corteja regularmente, probablemente pierdan el deseo en el corto plazo. De hecho, las parejas que mejor funcionan en este sentido son las parejas de amantes, porque los amantes lo que tienen es que mantienen el cortejo vivo permanentemente. Y al no haber otras responsabilidades son parejas que funcionan muy bien a nivel sexual”, explica.
Y concluye: “Por eso lo que siempre le sugerimos a las parejas es que jueguen, que jueguen más, que se conecten más con lo erótico, con lo sensual, que los encuentros no sean genitalizados. Explorarse más. Tener encuentros sin penetración ayuda mucho a tener encuentros mucho más placenteros”.