Corría 1990; docentes y estudiantes de periodismo de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) veían la necesidad de un medio local que ofreciera una agenda alternativa a los medios tradicionales y, al mismo tiempo, un espacio de formación conectado con el ejercicio profesional.

Las inquietudes y el impulso se tradujeron en una iniciativa que iba a representar una marca en la historia de la educación superior: la creación de la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO), un medio pionero en Latinoamérica.

Fue el comienzo de la historia que sigue escribiéndose, y que sus protagonistas contaron en el libro Soy de AUNO, presentado la semana pasada junto a referentes de ese espacio y la comunidad de la UNLZ.

El encuentro se realizó en el Auditorio Rodolfo Walsh de la Facultad de Ciencias Sociales y contó con la participación de Daniel Miguez –fundador y director de la agencia–, exredactores, editores y una gran cantidad de estudiantes y graduados que pasaron por la agencia a lo largo de su formación. El recorrido trazado desde aquel 2 de agosto de 1990 fue recreado con testimonios y anécdotas.

“Los estudiantes querían crear un medio de comunicación. La idea era una FM o una revista, pero todo era costoso; nos pareció que una agencia de noticias no sólo era barata y viable, sino que pedagógicamente podía ser mucho más potente”, señaló Miguez.

El triunvirato fundador estuvo formado por Miguez, docente de la carrera de Periodismo y periodista en la sección Deportes de la agencia Noticias Argentinas (NA), Daniel Casal, también profesor y redactor de la sección Economía de NA y Eduardo Videla, estudiante, docente de la UNLZ y redactor de Página/12. Eran épocas analógicas: máquinas de escribir, un mimeógrafo para las copias y una logística apoyada en algunos autos, bicicletas y mucho transporte público para distribuir los cables a los medios locales.

Inicialmente llamada AUN (Agencia Universitaria de Noticias), fue la primera de estas características en Latinoamérica y su impronta inspiró experiencias similares en otras universidades del país. Horacio Raúl Campos, periodista y escritor; Gabriela Granata, directora de BAE; María Julia Mastromarino, periodista de Telefe Noticias, y Martín Voogd, prosecretario de redacción en Clarín, –todos formados en AUNO– acompañaron a Miguez en la mesa central del auditorio y revivieron sus experiencias como miembros de la agencia.

Los disertantes valoraron el ambiente pedagógico que se gestó en la incipiente redacción de AUNO, subrayaron su compromiso con la comunidad e invitaron a los estudiantes a formar parte: “En este espacio se aprende y se perfecciona el oficio”, ahondó Voogd.

Gustavo Naón, decano de la Facultad de Sociales de la UNLZ, también acompañó la presentación y defendió “el modelo de práctica profesional” que caracteriza a la agencia desde sus inicios: un acompañamiento personal entre editor y futuro periodista, en el que el error es el combustible del perfeccionamiento.

Historia y prehistoria

Durante la etapa “prehistórica” de AUNO, signada por las entregas en bicicleta y las copias analógicas, los alumnos se dedicaban específicamente a la redacción de cables distribuidos a los medios locales que pagaban por el servicio.

“Si miramos las cosas que hacen los medios locales que se expandieron en la actualidad, nosotros hacíamos todo eso. Nuestras coberturas eran de excelencia. Abríamos la Facultad en vacaciones porque ascendía Los Andes o Banfield”, revivió Voogd acerca de la segunda mitad de la década del 90.

La crisis de 2001 significó una tormenta de la que AUNO pudo salir airosa únicamente gracias al esfuerzo de sus miembros, que formaron la ONG Comunicar, con el objetivo de seguir financiando el proyecto. “Hubo un esfuerzo descomunal de Eduardo Videla para sostener eso. Él cargó con todo y diría que la agencia, durante esos años, subsistió gracias a él”, recordó Miguez.

La revolución digital implicó adaptaciones y una reconfiguración del medio: de ofrecer el servicio de cables, AUNO pasó a ser un portal abierto de acceso libre, con una página web (http://auno.org.ar).

Otro de los hitos fundamentales fue la Revista El Cruce, editada entre 2009 y 2015, que supuso un espacio más vasto para la práctica de escritura de los estudiantes, con una orientación a la producción, investigación y las notas de color que escapaban al formato de cable característico hasta el momento.

“Yo como lector la leo hoy y digo: «qué buena revista, qué notas interesantes, qué bien escritas»”, expresó Miguez, al tiempo que destacó la capacidad y la audacia de quienes la llevaron a cabo para conseguir entrevistas y realizar notas “difíciles aun para los grandes medios”.

El golpe más duro llegó con el inesperado fallecimiento de Daniel Casal y de Eduardo Videla, los otros docentes fundadores, cuyas pérdidas en 2011 y 2014, respectivamente, siguen causando “dolor hasta hoy”, según el director.

De izquierda a derecha, Daniel Miguez, Daniel Casal y EduardoVidela, pioneros de la agencia universitaria creada en 1990.

El libro, Soy de AUNO y editado como parte del cincuentenario de la UNLZ, recorre esta cronología mediante la voz de sus protagonistas. Más de 30 relatos breves pintan con anécdotas y vivencias un cuadro histórico de la agencia, acompañado por fotos de las distintas etapas, menciones especiales para Videla y Casal y una lista de aquellos que alguna vez pasaron por su redacción.

Homenajes y emoción

Del Auditorio Rodolfo Walsh, el público pasó a los dos salones en los que funciona AUNO. El primero, cortado al medio por una hilera de computadoras, fue el escenario de un emotivo reconocimiento a Eduardo Videla.

Adrián Figueroa Díaz, editor de la agencia y periodista de Página/12, y Andrés Osojnik, docente de la UNLZ y editor de Página/12, encabezaron la distinción.

“Videla, con delicadeza, con un poco de humor, con ironía, te mandaba a laburar de nuevo”, rememoró Fiueroa Díaz y agregó que esas sugerencias hacían que las “notas quedaran irrompibles”. Osojnik, por su parte, recordó una vez en que Videla, frente a la prepotencia de un militar, “puso el pecho” para defender a un colega, y que su intervención “le salvó la vida”.

El homenaje culminó con el descubrimiento, por parte de familiares, de una placa para rebautizar al aula como “Sala Eduardo Videla”.

En el salón contiguo, se presentó otra placa emplazada con la inscripción “Sala Daniel Casal”. Emocionados, Silvina Alonso, periodista de la agencia Télam, Leonardo Torresi, de Clarín; y Carlos Santana, de Radio Nacional, enfatizaron el profesionalismo y el “lado humano” de “Tomate” Casal; el más “chiquilín” del grupo en palabras de Torresi, frente a “la seriedad” de Videla y “la moderación” de Miguez. Las familias de Casal y Videla participaron de la ceremonia y se tomaron fotos en las salas que llevarán sus nombres para siempre, el lugar donde los estudiantes de la UNLZ siguen dando sus primeros pasos en la profesión.