En la seguidilla de series y documentales sobre hechos policiales que Netflix ha producido en los últimos tiempos, se sumó La chica del Vaticano, sobre un hecho real que involucra al pontificado de Juan Pablo II. El caso es estremecedor: una chica de 15 años que desapareció hace casi cuatro décadas y de la que no se han tenido noticias desde entonces.
Se trata de Emanuela Orlandi, que el 22 de junio de 1983 salió de una clase de música y no se la ha vuelto a ver. Su padre era maestro de escuela dentro del Vaticano, y ella vivía allí. Su desaparición se produjo dentro de la Santa Sede. Se apuntó a la mafia, concretamente a Enrico De Pedis, jefe criminal de la mafia romana que murió a balazos en 1990 y fue enterado en la basílica de San Apollinaire, en el Vaticano, enfrente del conservatorio de música al que iba la joven desaparecida.
Se llegó a decir que De Pedis protegió a la Iglesia de la mafia, pero la familia de Orlandi sostiene que el jefe criminal pudo haber sido el secuestrador de Emanuela. ¿Cuál habría sido el móvil? Se baraja la hipótesis de una venganza de la mafia por el dinero perdido a raíz de la quiebra del Banco Ambrosiano, del cual era accionista el Vaticano.
En los meses posteriores a la desaparición, la familia comenzó a recibir llamadas en las que se ofrecía canjear a Emanuela por Ali Agca, el terrorista turco que el 13 de mayo de 1981 había atentado contra el papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro. Más tarde se sabría que fue una operación de la inteligencia de Alemania Oriental por orden de la URSS para desviar la investigación sobre agentes búlgaros.
Para sumar más suspicacias: hubo llamadas anónimas de alguien con acento estadounidense, apodado El Americano por los investigadores. Según la inteligencia italiana, era Paul Marcinkus, el cardenal conocido como "el banquero de Dios", pieza clave en el desfalco del Banco Ambrosiano y que evitó la cárcel por la inmunidad vaticana.
Más tarde, y a raíz de un llamado anónimo, se barajó la tesis de que Emanuela estuviera enterrada en la tumba de De Pedis, y una antigua amante del mafioso sostuvo que este mató a la chica mandado por Marcinkus. El cuerpo habría sido tirado en una hormigonera en las afueras de Roma. Ocurrió en 2008, once años después del cierre de la causa, que se reactivó. Se abrió la tumba y aparecieron restos que no pudieron ser identificados.
En 2012 estalló el escándalo de la filtración de los papeles del Vaticano, los llamados Vatileaks, que derivaría en la renuncia de Benedicto XVI. En esa filtración aparecieron documentos sobre el caso Orlandi. Por ejemplo, una carta del sacerdote Giampiero Gloder, asesor del papa alemán, en la que recomendaba no mencionar la desaparición. A eso se sumó que el sacerdote Gabriel Amorth afirmó que la chica fue una esclava sexual, víctima de orgías en el Vaticano, y que la asesinaron.
La serie de Netflix hace hincapié en los testimonios de los hermanos de Orlandi. “Juan Pablo II y Benedicto XVI sabían del caso, el primero fue a la casa de mis padres a darles apoyo. El papa Francisco ha levantado un muro sobre esta historia. Hay un cierre total sobre Emanuela y su secuestro”, declaró Pietro Orlandi.
El primer capítulo abarca los vínculos de la desaparición con Agca y el intento por matar a Juan Pablo II. Pasaron 13 días desde el 22 de junio de 1983 hasta que se produjo el primer llamando pidiendo canjear a Agca por Emanuela. Eso hizo que el papa polaco mencionara el caso. En el segundo episodio se aborda la cuestión de la mafia. Allí entra en escena Sabrina Minardi, la amante de De Pedis. Lo concreto es que la incógnita perdura.