“Marcos, ayer cuando salí de tu oficina fui con mi cuñado a comer a Casablanca. Al lado mío estaba (Gerardo) Milman con dos pibas y graciosamente decía cuando la maten yo estoy camino a la costa y se mataban de risa”. Aportando este mensaje de WhatsApp de las 22.36 del 1 de septiembre, un testigo clave -empleado de un diputado del Frente de Todos, Marcos Cleri-, declaró bajo juramento ante la jueza María Eugenia Capuchetti, que Milman, vicepresidente del bloque PRO en Diputados, ya sabía el 30 de agosto que dos días más tarde se iba a cometer el atentado contra Cristina Kirchner.
La jueza ordenó verificar el testimonio, por lo que se secuestraron las cámaras de la confitería Casablanca --ubicada frente al Congreso-- y alrededores: en las imágenes se registró que efectivamente aquel día, a esa hora, estuvo Milman en Casablanca con dos mujeres, Carolina Gómez Mónaco e Ivana Bohdziewicz.
Ambas, empleadas de Milman, dijeron de entrada que no se acordaban o que no habían estado, pero les mostraron las imágenes y ahí confirmaron el encuentro con el diputado. Eso sí, le bajaron el tono a los dichos de Milman, dijeron que no habló del atentado sino de un viaje.
Ese dato refuerza lo que afirmó el testigo, cuyo nombre se reserva por pedido judicial: el 1 de septiembre, el diputado Milman habría estado en Pinamar, algo que va en el sentido de lo dicho en Casablanca. En el programa Minuto Uno, que conduce el periodista Gustavo Silvestre, se exhibieron fotos de la presencia de Milman en Pinamar.
Milman, mano derecha de Bullrich y el submundo de la Inteligencia
Esta nueva vertiente de la investigación es de máxima importancia y pone otra vez sobre el tapete otro hecho protagonizado por Milman, mano derecha de Patricia Bullrich: el 19 de agosto, dos semanas antes del ataque a Cristina, el diputado presentó un extraño proyecto en el que decía textualmente “no vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla” (ver aparte). Como ya adelantó Página/12 este lunes, está claro que Milman debería contestar preguntas, en particular si estaba al tanto de la existencia del ataque y en ese caso por qué no lo frenó ni lo denunció.
No es un dato menor que Milman integra la Comisión Bicameral de Inteligencia, o sea que mantiene vínculos con espías y exagentes. Pero, además, de esa Bicameral salió Gastón Marano, el abogado de Gabriel Carrizo, jefe del grupo que vendía copos de azúcar en la esquina de Juncal y Uruguay. En uno de sus mensajes, Carrizo dijo: "esto estaba previsto para dentro de una semana" y mencionó el uso de un arma calibre 22 que habría aportado a la operación. Tras el ataque de Fernando Sabag Montiel, Carrizo salió a elogiarlo.
Milman: encuentro en Casablanca
En el relevamiento de las cámaras -ordenado por Capuchetti y realizado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria- se confirma lo que dijo el testigo. Milman bajó de su vehículo oficial a las 15.23, junto a una mujer, e ingresó en la confitería Casablanca. A las 16.28 estaba con las dos mujeres y, además, en las imágenes se demuestra también que allí sentado estaba el testigo clave, el empleado del diputado del Frente de Todos, quien fue a declarar ante la jueza Capuchetti y aportó el mensaje de WhatsApp que es de máxima significación porque se envió 22.36, dos horas después del ataque a Cristina. En total, la PSA obtuvo 13 fotogramas de la llegada de Milman, su presencia dentro de Casablanca y luego el ingreso a su oficina en el Congreso.
Ivana Bohdziewicz, una de las mujeres que estaba con Milman, de entrada declaró lo siguiente: “No, a Casablanca no voy nunca. Quizás fui algún día a buscar un tostado. Las únicas veces que fui a Casablanca fue aproximadamente en marzo. He ido alguna vez, pero el 30 de agosto no fui. No, en días cercanos al atentado, no recuerdo haber estado en ese lugar”.
Pero entonces, cuando el fiscal Carlos Rívolo le mostró los 13 fotogramas que obtuvo la PSA, Bohdziewicz sorprendentemente recordó que estuvo. Pero negó la conversación y la frase “cuando la maten yo ya estoy en la costa”. Declaró: “No, nunca escuché que diga eso. Sólo habló de un viaje a la costa, concretamente a Pinamar. En esa reunión no hablamos de nada que no estuviera vinculado al viaje”.
Otra testigo que no estuvo, pero estuvo
La otra mujer que estuvo con Milman en Casablanca es Carolina Gómez Mónaco, la que tiene mayor antigüedad en el trabajo con el diputado. Gómez Mónaco ingresó durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando Milman estaba en el Ministerio de Seguridad, junto a Bullrich.
“No, no recuerdo, no solemos ir como algo habitual -le contestó al fiscal respecto de encuentros en la confitería Casablanca-. Hemos ido por ejemplo a pedir un tostado o algo para comer. En algún momento, pero no este último tiempo.”
Pero cuando le exhibieron las imágenes se acordó: “Sí, soy la que estoy vestida con un saco amarillo. Es un día más de trabajo, no pasó nada extraordinario para tenerlo presente”. Después, la chica obviamente negó que Milman dijera lo de “cuando la maten voy estar camino a la costa” e incluso discrepó con su colega Ivana: afirmó que el viaje era a Mar del Plata no a Pinamar.
Página/12 se comunicó al celular de Milman, quien no contestó el mensaje. Por otro lado, el abogado que representa a Cristina Kirchner pidió que se les secuestren los celulares a las dos mujeres que estuvieron con Milman, pero la jueza rechazó el pedido por considerar que las comunicaciones son inviolables.
La jueza y el fiscal: los indicios que complican a Milman
El fiscal Rívolo y la jueza Capuchetti deberán decidir ahora los pasos a seguir, pero ya aparecen dos indicios que complican a Milman:
- El extraño proyecto presentado el 19 de agosto hablando de que habría “un falso ataque a Cristina”.
- Un testigo que, bajo juramento, dice haberlo escuchado hablar del asesinato dos días antes.
A esto se agregan más sospechas que ponen la mirada en la conexión política del ataque:
- La asombrosa transferencia de 13 millones de pesos de Caputo Hermanos a Jonathan Morel, un neonazi que encabeza Revolución Federal. En una marcha de esa agrupación, tirando antorchas a la Casa Rosada, estuvo Brenda Uliarte, una de las cabezas de la tentativa contra CFK.
- La aparición en escena de Hernán Carrol, cercano a Bullrich-Milman y Javier Milei. Carrol es una especie de patovica-ultraderechista. Desde la cárcel, Sabag Montiel escribió, de puño y letra, una carta en la afirma que Carrol debe designar y pagarle el abogado. Un texto que parece afirmar: "Me impulsaron a matar a Cristina y ahora me están dejando solo. Póngame un defensor y páguenlo".