El Senado comienza a debatir el proyecto de Ley de creación del Área Marina Protegida Bentónica “Agujero Azul”, que ya cuenta con media sanción de Diputados. Se trata de una política de Estado que podría contribuir en la definición de un área estratégica, con el propósito de investigar, conservar y proteger los recursos allí presentes. Una normativa que pretende ejercer soberanía sobre una superficie de 148 mil kilómetros cuadrados de fondo marino, al interior de la Plataforma Continental Argentina.
Como su nombre lo indica, al ser bentónica, solo incorpora al lecho marino, sin contar la columna de agua superior. Está ubicada a unos 500 km al este del golfo San Jorge, provincias de Chubut y Santa Cruz, por lo que su sección oriental se halla en aguas internacionales. Corresponde, asimismo, a una de las cinco áreas geográficas prioritarias establecidas en el Programa Pampa Azul, política de Estado coordinada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que articula los esfuerzos de siete ministerios.
Al respecto, el ministro de la cartera Daniel Filmus apunta: “El proyecto que surge de Diputados y sale con la firma de Graciela Camaño y Máximo Kirchner refleja un aporte concreto en defensa de la soberanía. Si bien no tenemos derechos sobre la columna de agua, sí sobre el fondo marítimo; que de manera constante es amenazado a partir de la pesca de arrastre. De sancionarse, podremos comenzar a inspeccionar qué es lo que hacen los barcos foráneos en el suelo”.
Proteger la biodiversidad
El proyecto establece que “ninguna cuota de pesca para dicha zona puede ser renovada, ni otorgarse nuevas una vez vencidas o revocadas las vigentes”. En esta línea, el principal objetivo se relaciona con la protección de la biodiversidad marina y la conservación de los recursos pesqueros. Agujero Azul es un área rica en presencia de fitoplancton: el primer eslabón de las cadenas alimenticias en el mar. También es un espacio que sirve de refugio y habilita las actividades de reproducción de seres vulnerables: desde corales, esponjas, estrellas de mar pasando por rayas, tiburones, merluza y calamares. Su ordenamiento y zonificación pueden significar un paso hacia el uso racional de los recursos.
“La relevancia de un área marina protegida como Agujero Azul, que cuenta con una riqueza de recursos marinos importantísima, es disponer de un sitio desde el cual monitorear y asegurarnos la conservación. En muchos casos, los buques piratas operan en la zona y los depredan”, dice Luis Cappozzo, investigador del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" y divulgador científico. Y completa: “Conocer la biodiversidad de nuestro mar y poder aplicar toda la evidencia científica disponible, es un paso hacia la recuperación de la soberanía. Establecer áreas marinas protegidas habilita a pensar en las generaciones del futuro”.
El área también reviste de interés porque coincide con la zona marítima en la que yacen los restos de la tripulación del ARA San Juan y porque, en otro orden de aspectos, contribuye al combate de los efectos del cambio climático. En el plano simbólico, todas las medidas vinculadas a la protección de los recursos autóctonos son útiles para generar “cultura marítima”, esto es, que la ciudadanía consiga valorar lo importante que es la sanción de medidas que tiendan a su protección. Argentina es un país que vive de espaldas al mar y de frente al campo; por ello, comenzar a matizar esta perspectiva y su inercia histórica es un objetivo deseable en un modelo de nación que apunta hacia la soberanía.
Los opositores de siempre
Como antecedente inmediato, el 6 de julio el proyecto obtuvo la media sanción de la Cámara Baja. En aquella ocasión, la iniciativa se impuso por 127 votos afirmativos, una abstención (Emiliano Yacobitti, Evolución Radical) y dos votos negativos (Claudio Vidal de SER y Victoria Villarruel, de La Libertad Avanza).
“Dicho suelo marítimo será protegido de posibles explotaciones indiscriminadas de hidrocarburos y minerales que atenten contra la sustentabilidad del océano. Quienes no votaron en Diputados fueron los legisladores de la oposición que siguen la línea del lobby de empresas pesqueras extranjeras”, destaca Filmus. Luego continúa: “La extensión de Argentina y el uso de la plataforma continental es una expresión de soberanía. En el pasado hubo reclamos formales de Reino Unido por este tipo de acciones. Quienes se oponen a este proyecto, en realidad lo que no quieren, solapadamente, es que nuestro país avance en sus derechos”.
¿Qué es un Área Marina Protegida?
Para considerar un AMP no se debe pensar -únicamente- en proteger a una especie sino a todo lo que la rodea; se debe ejercer una mirada holística que contemple las interrelaciones entre todas las formas de vida con el ambiente. Se suele proteger a una porción del ecosistema identificado a partir de una presa, pero también se deben concebir sus predadores, los sitios en los que se despliegan procesos físico-químicos de importancia que atraen a aves y mamíferos. Por ejemplo, si se pesca a los peces juveniles, de talla pequeña, seguro impactará en la población a largo plazo. Si se protege a las fuentes, sitios clave del ciclo de vida de determinados peces, se habilita el incremento de las poblaciones. Si ello se resguarda y se limita la pesca en esas zonas, con el tiempo aumentará la productividad de ese sitio conservado. Con esto: si hay planificación, se evita perjudicar el momento de la vida cuando la población es más frágil.
Cada proceso de delimitación de una AMP es único: existen distintos niveles de protección, dependiendo de las restricciones y las flexibilizaciones en relación, por ejemplo, con la pesca. Aunque, sin embargo, en todos se debe establecer el objetivo principal que motive esa creación. Según los especialistas consultados por este diario, hay que definir modelos para intentar predecir cómo serán las condiciones del Mar Argentino de aquí a los próximos años. Es todo tan dinámico que, incluso, las AMP podrían quedar obsoletas y no estar protegiendo nada en pocos años. Es muy difícil hacer un uso racional de los recursos porque son tantos los factores que interaccionan que hallar las causas se vuelve prácticamente imposible. Pero el intento siempre vale la pena.