Riquelme tomando mate en un palco, Ibarra con su ya clásico buzo atado sobre los hombros y el "Boca ya salió campeón" -con posterior dedicatoria- que bajaba de las tribunas xeneizes en el estadio Bicentenario de San Juan. Todo estaba dado para otra alegría de Boca, esta vez por Copa Argentina, pero el descendido Patronato le complicó un poquito los planes: lo venció 3 a 2 en los penales luego de empatar 1 a 1 en tiempo reglamentario y jugará la final este domingo contra Talleres.
El equipo de Facundo Sava se la jugó desde el inicio quedando mano a mano en el fondo: tres defensores para tres atacantes. Tal fue el atrevimiento táctico del Colorado que emparejó al lungo de 1,94 metro, Juan Guasone, con el velocísimo Sebastián Villa.
En consecuencia, no fueron pocas las ocasiones en que Hugo Ibarra se desesperaba desde el banco indicando que se la tiren al colombiano, que muchas veces se tiraba atrás a buscar la pelota para locura de su DT.
Con bastante gente en ataque, Patronato abusó de los centros, recurso por demás tentador en la pelota parada cuando subían Guasone y el experimentado Carlos Quintana (1,91), de gran partido. Pero fue con una contra que los paranaenses llegaron al inesperado 1 a 0: a los 33 minutos Sebastián Medina metió una linda bocha para la corrida de Estigarribia, quien picó entre Roncaglia y Aranda y aprovechó un quedo del primero para definir ante la salida de Javier García. El equipo que defendía con más gente quedaba mal parado, toda una ironía.
Sava sacó a sus dos amonestados en el entretiempo y puso línea de cuatro en el fondo pero esto no significó que Patronato se tiró atrás: incluso fue cuando mejor jugó. El Boca "suplente" hacía poco y nada y los cambios se hacían rogar. Ibarra mandó a la cancha a Romero, Langoni y Morales y el empate no tardó en llegar: Leys derribó a Villa en el área y el colombiano cambió penal por gol a los 73.
Patronato aguantó como pudo -o mejor dicho, a través de faltas, con ocho amonestados contra ninguno- el envión de Boca y toda su jerarquía presupuestaria. La cosa era llegar a los penales y, aunque estuvo cerca del batacazo sobre el final con algún cabezazo, logró alcanzar la definición de los suspiros, un territorio que habitualmente viste de azul y amarillo.
Pero se ve que algo sabía Sava porque allí Facundo Altamirano se hizo héroe (atajó los tiros de Romero, Varela y Villa) y el Patrón, que venía de eliminar al River de Gallardo en cuartos y estará el año que viene en Segunda División, jugará la final de la Copa Argentina contra Talleres. Histórico.