El bolsonarismo gobernará por primera vez San Pablo, el estado más desarrollado y poblado de Brasil, tras la elección en balotaje del exministro Tarcisio de Freitas, del Partido Republicanos (vinculado a la evangélica Iglesia Universal), que derrotó este domingo a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), por 55,3% a 44,7%, según datos oficiales.
En una jornada en la que perdió la presidencia a manos de Lula, la elección de Freitas en San Pablo fue el premio consuelo para Jair Bolsonaro, que lo envió como candidato del oficialismo pese a haber nacido y vivido en Río de Janeiro la mayor parte de su vida.
El nuevo gobernador, de 47 años, tendrá una amplia mayoría en la Asamblea Legislativa de São Paulo, ya que los partidos que lo apoyan suman 63 de los 94 escaños de la Cámara.
Freitas tiene formación militar y supo ser jefe de ingeniería del Ejército en la misión de la ONU en Haití durante la primera presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. Como ministro de Infraestructuras promovió una serie de concesiones al sector privado y realizó 83 subastas públicas.
Pese a su perfil técnico, Gomes fue poco a poco ganando protagonismo en el Gobierno y se convirtió en uno de los más fieles escuderos de Bolsonaro, con quién compartió la carrera en la milicia.
Nunca estuvo afiliado a un partido hasta su candidatura al gobierno de San Pablo y muchos se preguntan cómo será su gobierno, ya que no conoce los pormenores de la ciudad con más población en Brasil, a pesar de acreditar en los últimos meses una residencia en la ciudad de Sao José dos Campos, considerada un fraude por sus opositores.
Entre sus propuestas de gobierno, promete retirar las cámaras de seguridad de los uniformes de los policías, algo que había reducido la letalidad y el gatillo fácil.
Desde 1996 será la primera vez que a San Pablo, que tiene un tercio del PBI del país y es el principal polo industrial y financiero de Brasil, no la gobierna el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
El cuatro veces exgobernador Geraldo Alckmin, vicepresidente de Lula, no logró imponer su figura en el interior paulista, que sacó la ventaja crucial para el bolsonarismo.