Desde Río de Janeiro
La campaña electoral más larga y tensa de Brasil terminó con el enfrentamiento entre los dos líderes políticos más fuertes, que representan los valores más opuestos que se puedan imaginar. Brasil vivió entre estos dos mundos durante varios meses. Por supuesto, Lula siempre ha liderado las encuestas. Pero pocos puntos separaban a uno del otro, a un futuro del otro.
La campaña terminó pronosticando los resultados que finalmente llegaron. Lula finalizó la campaña arriba y Bolsonaro deprimido, derrotista, presagiando su derrota. El resultado siguió el curso natural de toda una larga campaña. Al final, después de muchas oscilaciones, todas las encuestas tendieron a converger hacia una diferencia favorable a Lula de seis puntos.
Lula triunfó así para convertirse en el primer presidente de Brasil que resulta electo por tres mandatos. Y Bolsonaro, en cambio, será el primer presidente que no logra ser reelegido.
Lula ganó con poco mas del 50 por ciento de los votos, la menor diferencia con la que un presidente brasileño ha sido elegido. Poco menos de dos millones de votos de diferencia. Con una concentración de votos para Lula en el nordeste y para Bolsonaro en el sur del país, como apuntaban las encuestas.
Fue la victoria más difícil y la más esperada. La más difícil, sobre todo por los bots y las fake news que actuaron con la complicidad del poder judicial. La más esperada, porque el país sufrió cinco años en manos de los mismos políticos que habían sido derrotados democráticamente cuatro veces seguidas. Sentimos injusticias y retrocesos.
Brasil amanecerá aliviado. Con un futuro decidido. Con un presidente que ya definió que su gobierno será de reconstrucción nacional, por el país destruido que recibirá Lula cuando asuma dentro de dos meses.
La jornada también fue tensa porque apareció otra anomalía. La PRF (Policía Rodoviaria Federal) realizó varios operativos, precisamente en el nordeste, deteniendo micros y dificultándoles el voto a los pasajeros, con denuncias que no tenían sentido. El presidente del Tribunal Supremo Electoral ya había exigido el sábado que no se realizara tal operación el día de las elecciones.
El Partido los Trabajadores (PT) pidió la detención del director de esa rama de la policía, pero la justicia no aceptó aplicar ningún tipo de penalidad. Fuentes sólidas han dicho que la operación fue articulada directamente desde el Palacio del Planalto.
No se sabe si hubo personas que no votaron por estos operativos, pero quedan dudas sobre las intenciones de estos procedimientos y en qué medida pueden haber afectado el resultado final de las elecciones.
El margen estrecho de la victoria de Lula sorprendió a todas las encuestas que daban la victoria a Lula por márgenes de entre el cuatro y el ocho por ciento. El episodio mencionado anteriormente puede haber perjudicado a Lula en el nordeste, lo que se podrá saber cuando se analicen todos los datos.
No hay duda de que Brasil sale dividido de esta votación. Lula es elegido por una pequeña diferencia. Pero la derecha logra elegir al gobernador de San Pablo, además de otros estados importantes, sobre todo del sur del país. La izquierda, en cambio, elige a casi todos los gobernadores del nordeste.
Lula tiene un nuevo gran desafío. No solo debe reconstruir el país sino también construir una mayoría parlamentaria y reunificar el país, como ha logrado hacerlo en 2002 y deberá repetir 20 años después.