La semana pasada el Congreso colombiano se pronunció sobre el proyecto presentado por el gobierno de Gustavo Petro para retomar el camino de la paz, sobre las bases del Acuerdo alcanzado en 2016. El proyecto, denominado Paz Total, incluyó algunas novedades entre sus postulados, como la eliminación del Servicio militar obligatorio y la posibilidad de extender el diálogo a todas las organizaciones armadas, incluidas aquellas que no tienen origen en la lucha política sino que, más bien, responden a estructuras criminales.
A pesar del intento de los sectores opositores para instalar viejos fantasmas, el proyecto tuvo luz verde primero en el Senado, donde se aprobó parcialmente, y más tarde en la Cámara de Representantes (Diputados). Ahora una Comisión de Conciliación deberá acordar el documento final para que sea aprobado por el Presidente.
La paz sobre todas las cosas
El ministro de Interior de Colombia, Alfonso Prada, agradeció el voto positivo como una señal hacia “la profundización de la democracia, de la solidaridad y de la inclusión”. “Es el inicio para para pasar la página definitivamente del baño de sangre en que todavía estamos sumidos, del retraso al que nos somete el conflicto armado, que nos debe conducir hacia la paz total, donde la vida sea digna y podamos vivir sabroso, en paz y dignamente”, celebró el funcionario.
Parte de la oposición también celebró el acuerdo alcanzado. “En el año 93 yo tenía un esposo y fue asesinado por el paramilitarismo. Al año siguiente un hermano fue asesinado por el narcotráfico a la edad de 37 años. Durante 20 años enterré siete cuñados asesinados por diferentes actores del conflicto. Si alguien tiene legitimidad, tiene la postura ética y moral, para exigirle a esta sociedad que es necesario hacer la paz y la reconciliación…”, justificó su voto positivo con vehemencia la diputada Olga González Correa, integrante del Partido Liberal, opositor al Gobierno.
Puntos centrales del proyecto Paz Total
- Extiende la noción de paz al sometimiento de los grupos del crimen organizado, aunque de manera diferenciada a las agrupaciones con origen en la lucha armada. El objetivo con el acercamiento de las “estructuras armadas de crimen de alto impacto” es lograr que se sometan a la justicia a través de la negociación de beneficios judiciales, algo que deberá ser reglamentado con otra ley.
- Jerarquiza la noción de paz como política “prioritaria y transversal” en todos los niveles del Estado. Todos los ministerios deberán definir su política de paz. Todos los gobiernos deberán garantizar la continuidad de estas políticas públicas.
- Incorpora el Servicio social como alternativa al servicio militar obligatorio. Este servicio social para la paz propone tareas de alfabetización digital, cuidado ambiental, asistencia a adultos mayores vulnerables y ayuda a las víctimas del conflicto.
- Reafirma la posibilidad de negociar con todas las agrupaciones armadas, incluidas aquellas que se alejaron del Acuerdo de paz de 2016 y retomaron las armas, como sectores disidentes de las extintas FARC.
- Fija las condiciones de las negociaciones como la suspensión de las órdenes de captura de los voceros y negociadores de los grupos armados y la devolución de armamento a cambio de un incentivo económico.
- Permite acuerdos parciales para negociar un cese al fuego u otra disposición de carácter humanitario.
“Mucho más que silenciar los fusiles”
Para Olga Marín, dirigente de Comunes -la agrupación política en la que devino la FARC tras el Acuerdo de 2016- alcanzar la Paz Total en Colombia significa mucho más que “sacar las armas de la política” y terminar con el conflicto armado. Significa, sobre todo, enfrentar el “conflicto social”, al que define como “el origen de todas las violencias” y que nace en la desigualdad. La paz total radica, dice, en que todos los colombianos y colombianas tengan la posibilidad de vivir con dignidad.
- ¿Qué opina del proyecto?
La Paz Total es realmente necesaria en Colombia y para eso el Gobierno contará con todo el apoyo de la bancada de los Comunes. Para ello hay que hablar con todos los grupos y todas las bandas y ponerle fin a la guerra. Para que las armas pasen a estar sólo en manos de los organismos de seguridad del Estado. Pero para que haya un país mejor y para que triunfe la paz se requiere que se solucione el problema donde se originan las violencias. Silenciar los fusiles es acabar con el conflicto armado pero no con el conflicto social que deviene de la enorme desigualdad entre quienes tienen mucho, que son muy pocos, y la gran mayoría que tiene muy poco para poder vivir con dignidad. Allí también radica la paz total.
- ¿Qué medidas debería tomar el Estado?
En primer lugar, garantizar un trabajo digno que permita que la gente viva de su salario; segundo, que con ese salario se pueda tener una vivienda con dignidad. Que se garantice el acceso a la educación y a la salud. Lo mismo que plantea el Acuerdo y por lo que hemos luchado por tantos años, ahora desde Comunes, la necesidad de que la gente viva con dignidad. Colombia es un país inmensamente rico en recursos naturales y económicos como para poder alimentar a toda la población pero no hay oportunidad para todos en igualdad de condiciones.
- ¿Qué lugar en el camino hacia la paz tiene el Servicio militar obligatorio y las Fuerzas Armadas?
Con el fin del conflicto armado interno ya no será necesario el Servicio militar obligatorio. Se entiende que el Estado necesita a las Fuerzas Armadas para resguardar las fronteras. Pero hoy todo aquel que protesta o se organiza para luchar es considerado un enemigo interno por las fuerzas militares. No creo que este Gobierno pueda cambiar la doctrina militar pero sí puede ir cambiando parte de la cúpula militar, que tiene en un su cabeza al enemigo interno, por las nuevas generaciones de militares, de hombres y mujeres, y de policías y organismos de seguridad que valoren una sociedad en que las personas puedan desarrollar sus vidas en buenas condiciones.