El presidente de Bolivia, Luis Arce, cambió el alto mando militar del país y solicitó a las nuevas autoridades apego a la Constitución, en medio de la ola de protestas que sacude el departamento de Santa Cruz y una situación social que calificó como "amenaza de un golpe de Estado como el ocurrido en 2019".
"El lugar de las Fuerzas Armadas está en el seno de su pueblo y su obligación es defender al Gobierno legítimamente elegido en las urnas y apegarse a la Constitución", dijo Arce en el acto de posesión que se realizó en la Casa Grande del Pueblo, sede de la presidencia del Estado.
El cambio se produce en medio del conflicto suscitado en el oriental departamento de Santa Cruz, que este martes vive su decimoprimera jornada de paro, en demanda de que el censo nacional se realice en 2023 y no en 2024, como decidió el gobierno con la promulgación del Decreto Supremo 4760.
Arce aludió al conflicto, que incluye un paro económico, además de violencia y consignas contra el Ejecutivo y recordó a los uniformados que el pueblo quiere "sobre todas cosas" paz y tranquilidad.
Estrategia desestabilizadora
"Hoy ponen en movimiento una estrategia para reeditar el golpe de Estado de 2019, se habla de marchas y de un proceso de facto, y no de un proceso de pacto social para cambiar nuestro Estado. Eso se llama atentar contra la integridad nacional. La misión de las Fuerzas Armadas es defender la independencia y la unidad de nuestro territorio", remarcó Arce en su discurso en La Paz.
"Nuevamente, Bolivia se encuentra amenazada por aquellos que, incapaces de aportar a la democracia, apuestan por la confrontación y la violencia y ponen en peligro la convivencia democrática entre bolivianos", señaló el mandatario.
También recordó que los uniformados se mantuvieron "al lado del pueblo" en el año 2006, durante los disturbios desatados por la nacionalización de los hidrocarburos, aunque lamentó que algunos militares, hace tres años, “se hicieran ganar, por el odio y los intereses de quienes ven a Bolivia como su hacienda”.
El general de Ejército, Hugo Eduardo Arandia López, máximo jefe militar que asumió la conducción de las Fuerzas Armadas, se comprometió a "actuar a la altura de las responsabilidades" constitucionales, preservar la integridad del Estado, respetar a los ciudadanos y al gobierno legalmente constituido.
"Y para que quede absolutamente claro, la conducta de las Fuerzas Armadas, como institución fundamental y permanente del Estado, estará enmarcada en la línea de obediencia constitucional de las leyes y de las disposiciones y ordenes de nuestro Capitán General", dijo. El contralmirante Gonzalo Víctor Bigabriel Sánchez ocupa ahora el cargo de Jefe de Estado Mayor. Los comandantes de las tres fuerzas son Marcelo Zegarra Gutiérrez en la Aérea, Juan Arnéz Salvador en la Naval y Juan José Zúñiga en el Ejército.