“Venite a Bariloche, probá buscar trabajo acá o, si querés estudiar, podés vivir con nosotros”, le propusieron sus primos en 2017. Juan Lucas había cursado tres años de la carrera de Agrimensura en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), pero deseaba hacer otra cosa y había vuelto a El Hoyo, una localidad de la provincia de Chubut. Sin saberlo, la propuesta de sus primos, que “son como hermanos”, sería el puntapié para lo que vendría.

La Tecnicatura en Viveros de la Sede Andina de Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) fue la carrera que más le llamó la atención de toda la oferta académica de Bariloche. Así fue que empezó a cursar hace ya cinco años y con inseguridades que fueron desapareciendo. Gracias al incentivo de profesores de la universidad, a los seis meses de haber comenzado la facultad estaba involucrado con la carrera y trabajando en un vivero.

“Siempre me interesaron las plantas y eso, pero una vez que entré a la universidad fue como estar rodeado de gente a la que le encantan las plantas, con una pasión por ese mundo que se contagia”, expresó el joven de 29 años en comunicación con el Suplemento Universidad desde Sidney, en Australia, donde reside actualmente.

La UNRN le brindó las herramientas para trabajar de lo que lo apasiona. Ahí, además, conoció a Nora, su actual pareja, y a otros 15 compañeros con los que estudió la carrera. Nora es australiana y llegó a la universidad de Bariloche después de terminar la secundaria en su país. Dos años después de que ambos terminaran de cursar la tecnicatura, surgió la posibilidad de viajar juntos a Australia. Hoy el técnico en Viveros trabaja en el jardín botánico de Sídney. Fue una decisión difícil pero la idea del viaje era “probar un tiempo y después volver a hablar para ver cómo seguir”, recordó Juan.

Los conocimientos que adquirió en la UNRN le posibilitaron desenvolverse sin problemas: “Mis estudios académicos me permitieron destacarme a la hora de conseguir mi actual trabajo, ya que a mis supervisores les interesó mi formación específica en viveros”. Pero tuvo que estudiar las preguntas que le podían hacer en la entrevista porque su inglés “no es muy bueno” y los primeros encuentros se habían dificultado por eso.

Hoy está a cargo de tres invernaderos y un sector en el exterior, con plantas acuáticas. Tiene que mantener, cuidar y llevar registros de colecciones de plantas. Entre estas, diferentes helechos, hoyas (o flores de Cera), plantas carnívoras y algunas otras especies en estudio. “Lo que más me gusta es que sigo trabajando con plantas, sigo aprendiendo, pero siento que me refuerza todo lo que vi en la universidad”, contó.

“Sentí que tenía los conocimientos de todo y estoy contento porque acá tenían alguna maquinaria o muchos protocolos o plantas que no había visto nunca y que había estudiado. Eso es una cosa que me gusta: trabajo con lo que vi en la universidad”, se enorgulleció.

En el sur de Argentina quedó su familia “triste y contenta”: “Tristes por mi partida y contentos porque me animé a estudiar algo nuevo y a desarrollar mi proyecto”, explicó Juan, que se define como “muy familiero”.

Las cotidianidad en la UNRN es otra de las vivencias que añora. “Era un ambiente copado. Aprender, hablar con tus compañeros, juntarte a estudiar, todo me encantaba. Laburar con ellos también. No sé si tengo una palabra para eso, pero extraño el ambiente universitario en general”, confió.