Este jueves termina el Buenos Aires Festival de Danza Contemporánea tras una semana de obras y de una multiplicidad de actividades en torno a la danza, y a la vez comienza otro encuentro que celebra el movimiento y la creación. Se trata de la sexta edición del Festival Internacional de Danza Independiente COCOA, que se extenderá otros siete días, organizado por COCOA DATEI (Coreógrafos Contemporáneos Asociados Danza-Teatro Independiente). Es la asociación fundada en 1997 con el objetivo de profesionalizar la danza alternativa y que, entre muchas acciones, impulsó la Ley de Danza de la ciudad, que originó la creación del Instituto de Fomento de la Danza No Oficial de la Ciudad de Buenos Aires PRODANZA.

El festival abarca 22 obras (15 para espacios escénicos y 7 para espacios no convencionales), un ciclo de videodanza, mesas redondas (una sobre “Estrategias para la circulación de obras de danza” y otra sobre los 25 años de la institución), la presentación performática del libro Vivian Luz baila, y un taller a cargo de Fabrice Mazliah, de Alemania, quien fue un estrecho colaborador del notable coreógrafo William Fosythe, entre otras propuestas. La inauguración es en el Centro Cultural Recoleta, a las 19 horas, con la performance Lo impensado, de Facunda Rivara, seguida de una función de La trampa del paraíso perdido, de Rhea Volij y Patricio Diego Suárez. Es un trabajo de fuerte impacto visual con tres cuerpos andróginos que coquetean con la ciencia ficción y simulan ser técnico-humanoides. “Esta edición tiene un espíritu festivo: COCOA cumple 25 años. Nos sentimos muy orgullosxs de haber llegado a este momento y haber sostenido este espacio tan importante para lograr mejoras en las políticas públicas, en la producción, visibilización y profesionalización de la danza, realizando encuentros, festivales, redes institucionales a nivel nacional e internacional”, asegura a Página/12 Brenda Angiel, actual presidenta de la entidad. Y agrega: “Lo festejamos con lo que amamos hacer y es nuestro trabajo, producir obras creativas en un marco de independencia y de encuentro entre la danza y el público. Es un festival alternativo de altísima calidad, muy variado en cuanto a propuestas y creaciones de coreógrafxs consagrados y emergentes, además de una sección de videodanza con obras nacionales e internacionales que proponen una otra mirada”. María José Goldín, tesorera de COCOA, cuenta que se presentaron a la convocatoria “más de ciento setenta grupos” y que la selección estuvo a cargo de un jurado formado por Margarita Bali, Dulcinea Segura y Mauro Cacciatore. “La heterogeneidad, el enriquecimiento que se produce con el intercambio de propuestas, de lenguajes y de miradas que se dan en el festival. Todo apunta a un crecimiento importante para la danza contemporánea independiente”, advierte.
El festival sucederá en cuatro sedes: además del Recoleta (Junín 1930), se suman Aérea Teatro (Bartolomé Mitre 4272), Casa Patria Grande (Carlos Pellegrini 1285) y la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes (Figueroa Alcorta 2280), en cuyo auditorio se proyectarán los trabajos de videodanza curados por Carla Berdichevsky. A lo largo de una nueva semana de celebración del movimiento y los cuerpos, se podrá conocer In shared spaces, de Verónica Litvak, Claudia Grava y Liliana Tasso, una performance coreográfica austriaco-argentina con escenarios conectados en simultáneo por Internet, con una mirada contemporánea sobre el tango que contará con bandoneón, piano y un cello ejecutados en vivo, el viernes 4 a las 18 en la Capilla del Recoleta.

In shared spaces, de Verónica Litvak, Claudia Grava y Liliana Tasso.

 Después de esta obra y en la misma sala, se verán fragmentos de Ingaucho, de Mauro Dann, que retoma raíces folklóricas y las cruza con la danza contemporánea, el teatro, la poesía, el canto popular y la música; y de Nada más que malambo, de Ricardo Baigorria, que articula esa danza tradicional argentina con el contemporáneo, el jazz y el ballet. En Aérea Teatro subirá a escena, también el 4 de octubre a las 22, ENTRES, de Mariana Blutrach, una pieza surgida de la distopía pandémica, interpretada por Magalí Brey, Sofía Mazza y Romina Pedroli. Correspondencias bailadas, de Susana Szperling junto a Paula Zacharías, Olga Zlituhina y Rosemary Carroll (domingo 6 a las 17 en Aérea Teatro), propone un entretejido de cuatro coreógrafas de diferentes países (Letonia, Argentina y Estados Unidos) comunicándose por medio de dispositivos virtuales. Es una construcción escénica que combina danza, audiovisuales y palabras. 

En T para T - T para Todxs, de Brenda Angiel (también en Aérea Teatro el domingo a las 18), se teje una relación entre un hombre y una mujer, que se irá transformando como las versiones de una misma canción por medio de la danza contemporánea y la aérea, desplegando posibles formas de bailar en el piso y en el aire. Estos son tan solo algunos de los más de veinte espectáculos programados. Toda la grilla está disponible en la web (https://asociacioncocoadatei.com.ar/); las performances en espacios no convencionales y el ciclo de videodanza son con entrada libre y gratuita, mientras que el valor de la entrada para las obras en salas es de mil pesos.

Consultada sobre el balance de este cuarto de siglo de COCOA, Angiel reflexiona: “Quedan muchos desafíos y conquistas por concretar ya que históricamente la danza no ha tenido la valorización que se merece dentro de las políticas culturales, sin poder acceder a espacios y a programas que propicien su desarrollo y crecimiento. De a poco y en base a mucha gestión colectiva, se van ganando espacios que nos corresponden. La disciplina ha crecido en estos últimos años gracias a la creación de universidades nacionales que tienen a la danza como carrera. Aun así, no logra desarrollarse como sector productivo ya que no contamos con una Ley Nacional de Danza como sí tienen otras artes escénicas. Es una deuda de la cultura argentina hacia la cultura argentina. En estos momentos están presentados dos proyectos para que sean tratados en el Congreso. Sería bueno que se trataran y se convirtieran en Ley”.