Sin novedad en el frente 6 puntos
Im Westen nichts Neues; Alemania/Reino Unido/EE.UU., 2022
Dirección: Edward Berger.
Guion: Edward Berger, Ian Stokell y Lesley Paterson.
Duración: 148 minutos.
Intérpretes: Felix Kammerer, Albrecht Schuch, Aaron Hilmer, Moritz Klaus, Daniel Brühl.
Estreno en Netflix.
La novela del alemán Erich Maria Remarque Im Westen nichts Neues, publicada en 1929, fue recibida como una reflexión sobre los horrores de la guerra, la pérdida absoluta de eso que suele llamarse humanidad. Esa justa recepción, sin embargo, no fue universal y muchos lectores de su propio país filtraron el texto a través de las llagas aún abiertas de la derrota y la humillación. El realizador Lewis Milestone adaptó el texto para la celebérrima versión de 1930 (la escena de las manos amputadas sostenidas al alambre sigue siendo tan impactante hoy como ayer) y así nacía el primer gran clásico del cine antibélico de la historia, con disculpas de la influyente El gran desfile (1925), de King Vidor. No casualmente el film fue prohibido en Alemania luego del ascenso de Hitler al poder, acusado de derrotismo, anti-germanismo y otras “falencias de carácter” a tono con el militarismo que estaba a punto de comenzar a reconstruirse. Sin novedad en el frente (2022) es la tercera adaptación de la novela y la pregunta es inevitable: ¿era necesario trasponer a la pantalla nuevamente la historia del soldado Paul Bäumer y su vida en el frente occidental durante la Gran Guerra?
Ninguna película es “necesaria” en un sentido estricto, pero el recordatorio de que toda contienda bélica es inherentemente destructiva, en miles de formas obvias y sutiles, nunca está de más. El realizador Edward Berger propone una versión a tono con estos tiempos, cruzando la espectacularidad audiovisual post Rescatando al soldado Ryan con la intimidad de la psicología quebrada de los personajes. Sin novedad… comienza con lo que parece un homenaje al Terrence Mallick de La delgada línea roja: la naturaleza sigue su curso mientras, a la distancia, se escuchan las explosiones de una escaramuza entre alemanes y franceses. Lejos de las trincheras, Bäumer (el casi debutante Felix Kammere) falsifica una firma para poder alistarse junto a sus compañeros de estudios. Acaba de cumplir dieciocho años y el deseo de formar parte de la batalla, de luchar por el Kaiser, Dios y la patria, es más fuerte que cualquier miedo. Desde luego, el primer contacto con las realidades de la guerra destruye por completo cualquier imagen idealista que podía haber albergado días antes.
La versión de Berger no muestra al protagonista de licencia ni una sola vez: las elipsis le dan forma a un continuo de la vida en uniforme que atraviesa el año 1917 y culmina durante el último día de la guerra antes del armisticio. En paralelo, el film registra los intentos del político opositor al conflicto Matthias Erzberger (Daniel Brühl), asesinado tres años después del final de la guerra, por detener la matanza. Son las escenas más esquemáticas de Sin novedad en el frente, transitando el camino del cine histórico más elemental e interrumpiendo la trama central sin aportar mucho más que obviedades, como si la posibilidad del fuera de campo no existiera. El carácter épico del relato se hace evidente en las imágenes del primer ataque del protagonista y sus colegas de armas, apoyado en la dirección de fotografía de James Friend, que elimina en las escenas de batalla los tonos saturados, con la excepción del rojo profundo de la sangre, construyendo una pintura del horror seca y potente.
El encuentro definitivo con la violencia homicida y el reconocimiento de la locura llega con una actualización de la inolvidable escena de la versión de Milestone: el antes y el después de una lucha mano a mano en un pozo de barro y sangre. Y la última carga, minutos antes del comienzo de la paz, que la película erige en ejemplo máximo de la distancia entre el soldado de a pie y el militar de rango, cómodamente sentado ante la mejor comida disponible y una buena botella de vino. Los que diseñan la guerra y aquellos que la sufren diariamente, los “reemplazables”. Emisaria alemana ante los premios Oscar, esta nueva Sin novedad en el frente no quedará en la historia grande del cine (anti)bélico, pero es un buen recordatorio –a más de cien años de distancia de la conflagración que no podía ni debía repetirse– de que la “política por otros medios” nunca es buena, para absolutamente nada.